—Tina… —Un susurro leve se escucha desde un pasillo que lleva al jardín trasero de la mansión. —Tina, estoy aquí… Martina camina de manera sigilosa hacia esa parte y su miedo se acrecienta cuando Blas aparece de la nada y la jala hacia un pequeño depósito y cierra la puerta con ellos adentro. —¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste? ¿Te volviste loco? Si alguien te ve, Enzo va a mandar matarte. Martina empieza a temblar solo de imaginar todos los escenarios posibles. Conoce muy bien a Enzo y sabe que esto lo sacará de quicio. —Vine a llevarte conmigo, Tina. Tengo la forma de que salgamos de aquí sin que los guardias de ese infeliz nos vean. Vamos —Blas la toma de la mano, pero Martina no se mueve. —Debe ser ahora mismo. Tengo un auto esperando por nosotros. Nos llevaremos a tu madre tambié