Adrián pone un pedazo de tarta en el plato de Olivia y ella nota en ese momento el morado de su brazo que aún no ha desaparecido del todo; sin embargo, no dice nada. Si él no desea hablar de nada con ella, pues bien, así será.
—¿A qué se debe que hayas pedido una tarta de coco y cajeta? —Pregunta ella mirando con el ceño fruncido el plato que él puso en su frente. —Creí que estas cosas estaban prohibidas en nuestras dietas. Cuando te lo pedí una vez casi me saltaste encima y me dijiste hasta de lo que iba a morir.
—Un poquito de vez en cuando no nos hará daño, ¿Verdad? —Adrián evita mirarla ahora. La mención de la muerte definitivamente lo dejó tristón. Lo cierto es que pidió la tarta para complacerla un poco, por supuesto que recuerda esa vez que a ella se le antojaba y él se la negó y
