Ya casi iba a ser mediodía cuando nos despertamos, a pesar de que anoche las cosas parecían haber terminado bien la realidad es que no era así, actuábamos como dos desconocidos que compartieron una cama y nada más, nos duchamos por separado, nos vestimos en diferentes espacios, hasta la forma de mirarnos había cambiado por completo. Ninguno recriminó o preguntó nada, solo era silencio o las palabras necesarias para dar aviso de algo. Salimos rumbo al restaurante para comer algo antes de continuar con el viaje, hicimos nuestro pedido y comimos en esa misma actitud. Al terminar tomé el recibo y fui a la caja para cancelar, entonces escuché a la cajera hablar con una de las camareras sobre un accidente con una mujer, al comienzo no me interesó la charla hasta que la cajera dijo unas palabra