La mujer deambuló detrás de su hija por toda una semana, buscando el momento perfecto de abordarla. La siguió en las mañana cuando se iba al trabajo, y la veía caminar por la zona más lujosa de la ciudad, preguntándose si en algún momento tendría ella una casa así. Por las tardes, la esperaba escondida tras los árboles de las aceras y notaba como su hija siempre iba feliz, saltando o caminando, y tarareando con emoción una cancioncilla que no le sonaba en absoluto. Y cuando pensaba que estaba lista, y se aferraba a su bolsa de tela para darse valor, este la abandonaba como sí el mismo sol lo derritiera. Se acobardaba, se daba la vuelta y se escondía tras un bote de basura, un tronco, un coche, lo que fuera que encontrará primero y se le antojara lo suficientemente grande para cubrir su fi