— ¿Así que es verdad? — En la barra de la cocina Malena miraba con suma atención a Katlyn, quien iba de un lado a otro limpiando, pero con una sonrisa anchísima en el rostro. La joven Bianchi había hablado con su pequeño hermano, ellos eran lo bastante unidos como para que el chiquillo le contará su suposición. “Creo que a Katlyn le gusta Sam. No, no creo. Le gusta.” Afirmó, despertando en su hermana un interés bastante fuerte. — Sí te gusta. — Reafirmó haciendo que la joven frente a ella se detuviera y la mirara. — ¿Qué? — Sonrió con nerviosismo y se llevó las manos a ambas piernas para restregarlas con visible pánico. Malena se carcajeó. — ¡Te gusta Sam! — Gritó y aplaudió en su sitio, haciendo que las pulseras que llevaba en ambas manos, tintinearan. — ¡Shh! — Le chistó y corrió