Y mientras Katlyn se quedaba sentada junto a la alberca, una voz que arrastraba las palabras la hizo levantar el rostro. Era Juliet.
— Niña…— Le dijo y se sentó a su lado con una copa de Martini. “¡No!” se asustó. “¡Ya está tomando otra cosa!”
— ¿Qué más ha tomado? — Katlyn intentó no sonar agresiva, pero le preocupaba sobremanera que tipo de reacción tenía Juliet si tomaba de más.
La mujer miró la copa en su mano y parpadeó con lentitud, su cabeza se movía de un lado a otro con movimientos dudosos. — La verdad…Ya no me acuerdo. — Se carcajeó y le pasó un brazo por los hombros a Katlyn. — ¡Ah! — Gritó. — ¡Como te detesto!
— Lo sé…— La chica intentó zafar su agarre pero Juliet la pegó a su pecho e hizo un “shhhh” para callarla.
— ¿Sabes? — Tragó un sorbo de su bebida. — La madre de mi
