Aysel No se que diablos me había poseído para invitar a salir a Cedric. No podía seguirme resistiendo, las ganas de verlo y hablar con él eran demasiadas, cuando quise acordar el mensaje ya había sido enviado. Me avergoncé un poco cuando los minutos pasaron y su respuesta no llegaba. En mi cabeza rebotaba, sin parar, el pensamiento de que él en verdad podría no estar interesado en mi. Le había pedido encontrarnos a dos calles de la casa de Faith, desde ahí solo caminaríamos diez minutos y llegaríamos a la heladería cerca del campus. Y ahora mientras lo esperaba, cuestionaba todo, mi forma de vestir, el haber dejado mi cabello suelto e incluso el maldito perfume que me puse. Esto era una locura y no dejaba de arrepentirme de haber asistido a esa fiesta de bienvenida, aunque sabía q