Samara Habían pasado casi dos semanas, para ser precisos diez días desde mi bochorno publico, pero las personas no parecían superarlo, principalmente en la escuela. Cada vez que pasaba junto a alguien que estuvo presente, fingía ahogarse, tosiendo, para luego gritar “Detente Samara, me vas a matar”, era tan vergonzoso. Luego estaba Aryeh, a quien no había visto desde esa noche, pero no dejaba de enviar mensajes para saber como me encontraba, o para hablar de alguna tontería. Era extraño, ya que aunque solíamos pasar tiempo juntos, no éramos tan cercanos, como con Cedric por ejemplo. No iba a negar que este repentino acercamiento me agradaba, me hacía sentirme apoyada y aunque se iría en poco tiempo, me gustaba la idea de pasar más tiempo con él. Tampoco podía decir que olvide su pr