Lili
Conduje de nuevo al centro de la ciudad tomando mucho tiempo al estar el tráfico congestionado, de reojo observé el hombre a mi lado, se estaba durmiendo y de mala gana tomé su brazo agitándolo y obligándolo a que se mantuviera consciente hasta dejarlo en su casa.
—No jodas —se molestó apartándome su brazo mirándome de mala manera. Solté un bufido abre su actitud.
—¿Que no joda? Eres tú el que no dejas de j***r mi vida, me llamas queriendo ir a mi casa a irrumpir mi paz y me estás diciendo que no joda.
—Y sino querías que jodiera tu maldita paz, ¿por qué ha venido, Lili?
—¡No lo sé! —le di un manotazo al volante y me llevé la otra a mi cabello desesperada por no poder contenerme —No sé porque mierda sigo viniendo a ti, ¿estás contento con esa respuesta?
Me miró por unos la
