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3452 Words
2 años después. Meses antes. BECCA 7:20 p.m. Domingo - agosto Ahí estaba, mi mejor amigo, Axel. El mirada de ángel, cuerpo de vikingo, labios de seductor, carácter de mierda, actitud de niño, inocencia del diablo. El rompecorazones del pueblo del lago Montana. El chico más codiciado de la ciudad, por ahora. ¿Realmente había un "al infinito y más allá"? Axel movió su cabello entre sus manos, sacudiendo la arena sobre mí. - ¡Oye! - Grite. - Becca, venir a la playa implica llenarte de arena hasta la cabeza, broncearse por completo y de preferencia nadar desnuda para sentir el agua en tu interior. - ¿Aquello había sido en doble sentido? - Creo que paso lo último. - Me mire el barniz rojo de las uñas de los pies y me alise el sombrero. - Solo un año Imedio. Un año Imedio y habremos terminado la universidad, podemos empezar a vivir independientemente - Axel se sentó a mi lado. Apoye mi cabeza en su hombro. Axel apoyo la suya sobre la mía. Un año seis meses más, un año para seguir a su lado. Un año antes de irme a la capital, un año para ver su estúpida y linda cara. - ¿Estas emocionada? - Preguntó. - ¿Por qué? - Pregunté. - ¿Lo has olvidado? Solo tenemos un año seis meses, antes de que te vayas a la capital, hacer tu posgrado. Conocerás nuevas personas, tendrás un trabajo increíble, saldrás con chicos, quienes seguramente serán unos idiotas. Y... ni creas que te vas a librar de mi - tallo mi cabeza con su mano -. Te iré a visitar más de lo que piensas. - Axel, no tienes que hacerlo. Tendrás prácticas, estarás ocupado con algunas chicas foráneas y muy seguramente, Karina no te dejará respirar. Se levantó de la manta. Ese cuerpo tan perfectamente esculpido, me aceleraba el pulso. La tinta retratada en su piel, las venas tan perfectamente marcadas y la zona V, el área perfecta que terminaba de conquistar a una mujer. - Tal vez deberíamos irnos, esta por oscurecer y tengo que irme. Mañana empezamos clases - me extendió su mano y la tomé. Lo hale hacia mí, su cuerpo quedando a pocos centímetros del mío. Sentí su respiración en mi frente, sus ojos fijos en los míos. - Esas pecas se están volviendo un peligroso problema. Un problema muy seductor, Becca. - Sonrió con picardía. 8:00 a.m. lunes - agosto Me enrolle nuevamente entre las sabanas, la poca luz que traspasaba las cortinas calentaba mi cama en un punto donde levantarte de ella se volvería pecado. - ¡Becca! ¡Despierta! Tienes cinco minutos para arreglarte - del otro lado de la puerta mi tía gritaba por tercera vez. Me senté al borde de la cama y frote mis ojos. Mire a la ventana, estaba nublado algo que amaba. Amaba sentir las gotas de lluvia en mi piel, sentir el aire fresco en mi rostro, escuchar los resplandecientes truenos abriéndose pasó en el cielo oscuro.  Quince minutos después me decidí a bajar. No me importaba llegar tarde a la universidad, todos los días eran iguales. Esperaba salir de este pueblo costero en cuanto antes, no tenía motivos para quedarme y hacer una vida aquí, yo nunca pertenecí a este sitio, este lugar era el de mis padres no el mío. Me dolía seguir en este lugar aun sabiendo que ellos lo amaban y ya no estaban para admirarlo. - Creí que nunca saldrías. - Se cruzo de brazos. - Lo siento, Clara. - No hay tiempo para desayunar toma una manzana, le he puesto gasolina a tu auto. Así que largo. - Palmeo mi trasero para que caminara. - ¿A dónde vas? - Pregunte con curiosidad. - Tengo que recoger algunos papeles para llevarlos a la oficina, antes del mediodía. Karina ha insistido en que salgamos de la ciudad lo antes posible, cree que así encontraremos un buen hospedaje. Yo creo que es ilusa en creer que así será. - Karina parece estar algo... distraída últimamente, ¿todo bien en casa? - Esta emocionada. Lleva tiempo sin salir de casa, es evidente que esto la distrae y más con el hijo que tiene cualquiera enloquecería. ¿Fuiste ayer a la playa con Axel? - Frunció el ceño. Sí y debiste apreciar la vista. Ver a Axel sin camisa no es algo que se pueda ver todos los días. Ella cree que Axel es un inmaduro, arrogante, e irresponsable y con poco carisma por el arte. La realidad es que es arrogante, inmaduro, irresponsable y sexy. - Sí, queríamos tomar el sol en nuestra preciosa playa, antes de que todo el lugar se llené de universitarios sudorosos y mal vestidos. - Becca ... - Me dio la mirada cínica.  - ¿Qué? - La mire por el rabillo del ojo. - Cariño, no todos los adolescentes son así, aunque debiste tomar un poco de sol. Estas algo pálida. - Hay sonrisa maliciosa en sus labios -. ¿Acaso no te emociona conocer chicos nuevos? - Sonreí falsamente -. ¿No me dirás que no te interesa un chico? Aparte de él. No, no me puede interesar nadie más que ese hombre. Ese hombre con nombre y apellido, Axel González. Mi tía quería que saliera más con mis amigos. En mi intimo grupo de amigos solo había dos personas, Axel y Amelia. Amelia había estado conmigo desde que tenía uso de razón y aunque no podía decir que nuestra relación era perfecta. Estuvo conmigo cuando perdí a mis padres, cuando entramos a la universidad. Siempre fuimos muy unidas, pero había secretos, verdades ocultas que son tan oscuras que nadie se imagina. No era que no confiara en Amelia, o tal vez si. Había visto infinidad de veces amistades rompiéndose por la falta de confianza, pero también por revelar secretos entre ellas. Era algo duro pensar que terminarían juzgándote personas que amas. Contaba con conocidos con quienes a veces compartíamos favores y cosas en común, pero no podía considerarlos amigos íntimos. En otro caso se encontraba Axel. El chico más vilmente extravagante. Siempre podía sorprenderte, no importará lo ingenuo o listo que actuará tenía un as bajo la manga. - Vale. Me voy, se me hace tarde. - Me dio un beso en la mejilla. - Becca, no vendré por la noche, tendrás que irte sola a casa. Y por favor ten en consideración lo que hemos hablado. Te quiero, cariño. - Lo tomaré en cuenta, Clara. Te veo después, cuídate - mi trasero ardió, después de sentir su mano palmearlo de nuevo. Esta mujer tiene un fetiche con las nalgadas. Mi auto tenía ese olor a nuevo, con los asientos tapizados de cuero. Demasiado ostentoso para mí. Clara se lo compro a un vecino que recién había terminado una relación, ahora me hacía que este era el auto de un hombre que estaba en un colapso emocional. Aparque frente a los edificios de cristal. Su cabellera negra, rizada, con ese cuerpo estructural que volvía loco a todos. Me esperaba de pie cerca del estelar de anuncios de la universidad. - ¡Hola! Amelia - La pelinegra sonrío al verme. - Hola, Becca - me miro y volvió a posar sus ojos en la pizarra de corcho -. ¿Ya viste la extensa lista de chicos nuevos en el curso? La mire por encima de su hombro, salteando cada uno de los nombres hasta llegar al total. - Cuarenta y cinco personas, mejor que el curso pasado. - Bromeas, mucho mejor que los dos últimos años, tenemos más de un vacante para encontrar pareja para la fiesta de primavera. Ya tengo planeado donde comprar mi vestido, en la nueva tienda que está frente a Salmon's, deberías acompañarme. - No pensaba ir - murmure. - ¿Hablas enserio? ¿No iras a la fiesta de primavera? - Llevo su bolso al otro lado del hombro. Caminamos por el extenso pasillo hacía nuestros salones -. Te perderás lo mejor, es lo único bueno en primavera y en este lugar. ¿No te interesa en absoluto ir? Al menos se mi acompañante, nos divertiremos mucho, bailaremos, usaremos vestidos elegantes, pareceremos princesas - su tímida sonrisa seguía marcada en su rostro. - Amelia, eres muy linda - nos detuvimos en el pasillo, pasé mis manos sobre sus hombros. Ella apretó los labios -. Seguro tendrás una lista de pretendientes, ¿para que desperdiciar esa oportunidad conmigo? Sabes que no se bailar y no me arriesgare a cometer una humillación pública, vivimos en un pueblo pequeño ¿lo olvidas?, todos nos recordaran por eso -.Quite mis manos de sus hombros y seguimos caminando. - Por favor, no es lo mismo si no esta mi mejor amiga en él, ni el chico más lindo podría superar eso. Tienes que venir - escuche la suplica en su voz - sé que quieres venir. Da igual si pasamos humillación por eso, no todos sabemos bailar - nos reímos mutuamente. - Amelia, sabes lo horrible que será ver a mis dos mejores amigos siendo ligando, yo voy de chaperona para tomar sus abrigos. No es nada agradable. Tengo suficiente con ver a Axel comiéndose a medio pueblo - y yo no era parte de esa lista. - Becca, no puedo hablar por Axel, porque las dos sabemos que ese día estará más entrando y saliendo que quieto. Pero puedo hablar por mi y decirte que no será así. - Me hizo sus ojitos de cachorro irresistibles.  Termine rodando los ojos e inhale. Espero no arrepentirme de esto después. - Bien iré, tendré que encontrar alguien que sea igual de patético para bailar y no sea un pervertido, psicópata, obsesivo, en caso de que me dejes. Tendrás que ayudarme con ello. - Da por hecho que lo haré. - Me guiño un ojo -. Nos vemos, Becca - chocamos las manos, mire como su sinuosa silueta se dispersaba poco a poco. Odio cuando hace eso, terminar por convencerme de algo, no se detiene hasta lograr su objetivo, así sea dejar a un lado sus intereses amorosos por terminar ayudándome. 1:23 p.m.  - ¡Hola! ¿Cómo está mi castaña pecosa favorita? - Sonreí al sentir unas manos en mi cintura. Apoyo su cabeza en la puerta de lámina de mi casillero. - Supongo que no podría estar mejor. - Nótese el sarcasmo. - ¿Hablas enserio? ¿Qué pasa, Becca? - Puso su mano en mi hombro dejando una huella de calor en mi piel. - Además, de que Amelia quiere que vaya al baile de primavera con algún idiota, o que mi tía se le han ido las cabras. Creo que todo bien, ¿por qué nadie puede notar que soy feliz? - ¿Amelia quiere encontrarte pareja para el baile de primavera? ¿Tu tía se ha vuelto chiflada? Eso no parece nuevo. Lo que sí es novedad es lo feliz que dices estar cuando sabes que no es así. - Rodé los ojos, ¿por qué me tiene que conocer tan bien? - Axel, a veces la gente no necesita una opinión cuando no la solicitan. - Alcé las manos -. Simplemente quieren que alguien los escuche sin ser juzgados. - Me hieres mucho, Becca, ¿lo sabes? Pensé que yo era a quien más querías. - Solté una risilla y pasó su brazo por encima de mis hombros -. Realmente te estas volviendo peligrosa, pecosa. - Claro, nos veremos más tarde, Axel. Cuando dejes de sentirte herido. 5:30 p.m. Camino sobre los charcos de agua, con la tenue brisa fría rozando en mis piernas desnudas y el rostro. Llegaba antes de lo normal al trabajo, me distraía ocuparme preparando café, sirviendo sándwiches, bagels con mermelada. Todo aquello que venden en una cafetería. - Hola, pecas. - Di un pequeño brinco al escuchar su voz grave por detrás de mi. Me gire sobre mis talones, unos grandes ojos zafiro me miraban por completo. - Hola, Axel - lo mire a los ojos y sentí mi corazón acelerarse con fuerza -. ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar con alguna de tus chicas? - Se río con fuerza haciéndome ruborizar. - No, aunque quisiera, tu tía me dijo que estabas en el trabajo. ¿Por qué lo es? ¿Verdad? - Sí. - Me lleve la mano con indignación al pecho -. Me duele que tres años de amistad y nunca recuerdes en donde trabajo. - Lo haría. Sino cambiaras de trabajo cada dos meses. - Grandioso pretexto que tienes, Axel. Grandioso pretexto. - ¿Qué necesitas? - Metí la llave en la chapa y la giré con delicadeza. Se quedo mirándome sin responder. Su nariz estaba roja como una cereza. Llevaba unos vaqueros oscuros y una camiseta blanca ceñida. Tenía las manos en los bolsillos de su pantalón, dirigidos a la zona especial. Sentí un escalofrío cuando sus ojos se clavaron en los míos. Me puse de puntillas y le toque la nariz, él me sonrío en respuesta. - Sí, Axel. ¿En qué puedo ayudarte? - Se ruborizo. Haciéndome sentir vergüenza por lo que hice. - Necesito trabajo y pensé que tal vez exista una posibilidad de que lo halle aquí.  - ¿Aquí? ¿En este lugar? - Me reí al imaginarlo despachando bagels y no chicas -. No creía que este fuera tu tipo de lugar. - En realidad no lo es, fui a buscar trabajo en Salmon's y no me lo han dado. Al parecer no es muy bien visto tener demasiados tatuajes de símbolos y animales por aquí, creyeron que pertenezco a una secta, es irónico porque es un bar - no podía dejar de reír al pensar que lo rechazo un barman -. ¿Qué están gracioso, Becca? - Me miro enrojecido. - Tú, tú lo eres Axel - gire sobre mis talones nuevamente y empuje la puerta, entre y rápidamente sentí el calor del lugar y el denso olor a café -. Ven entra, veré que puedo hacer por ti. Le pedí a Axel que no tocara nada. Hice una llamada a mi jefe, quien estaba de buen humor, así que lo fue tan difícil acceder con esas majestuosas palabras, "será tu asistente estará a prueba por dos semanas, estará a tu cargo". Quien lo diría yo haciéndome cargo de Axel, sino tuviera dignidad tal vez le diría, tu trabajo será follarme. Que me haga todo lo que hace Christian Gray. La puerta crujió al abrirse y un aire fresco y húmedo lleno el lugar. Levante la vista. Un chico con una mirada especial, esos tan llamativos, uno verde y otro azul me miraba, sostenía una sonrisa contagiosa en sus rosados labios. - Hola. - Dijo de manera tímida. - ¡Hola! ¿Qué te puedo ofrecer? - Le sonreí de manera contagiosa. - Café cargado, por favor. - Tomé la plumilla para anotar su pedido. La campanilla volvió a sonar, esta vez fue una pelirroja la que entró. Con la espalda recta, los labios fruncidos en una sonrisa, tomó asiento cerca de la entrada. Como era de esperarse, Axel no pudo contener las hormonas y dejo que su pene mandara. - Oye - la tímida voz del chico, separó mi vista de ellos -. ¿Te conozco? Vas en la universidad Montana, tu tía es dueña de inversiones astras, mi padre trabaja ahí. Soy Tabo, estoy en el taller de fotografía - me extendió su mano sobre la barra. Axel se acerco a nosotros con una grata sonrisa, la pelirroja se había ido sin saber en que momento. Me miro irradiante, levanto su mano y en ella sostenía un pedazo de papel con un número de teléfono, "tengo su número, nos veremos este viernes", susurro. El chico lo miró como si acabara de ver una escultura abstracta, con la boca abierta. Si yo también lo miraba así. Le di la bebida al chico y le hice un ademán con la cabeza de desaprobación a Axel. El chico me sonrío. - Tienes una linda sonrisa ¿puedo tomarte una foto? Axel y Tabo me miraron, esperaban mi respuesta. Me sentiría cruel si lo rechazaba, pero por otra parte Axel sabría que no tenía intenciones con él y pensaría que estaba interesada en alguien más. Eso era lo opuesto que quería que pensara. - Lo siento, Tabo. Estoy muy ocupada, tal vez en otra ocasión. - El chico no lo merecía, pero mi pobre corazón tampoco. - Esta bien, te veré por ahí. Gracias de todos modos - una sonrisa desconsolada inundo su rostro. Tomo su café y se marcho. Volvamos a lo otro. Axel será mi asistente, no la clase de asistente que quiero, pero será mío. - Sorpresa tienes el trabajo. - Segunda cosa importante, chicas -. Eso no significa que debas ligar con cada chica linda que se atraviese. - Suena más divertido pensarlo que decirlo -. Estarás aprueba por dos semanas, empezaras el lunes en la tarde. - Me gire hacía la máquina de expresos -. Los viernes solemos salir más tarde - ignoro mi comentario. - Vaya que sí, si este trabajo es así de entretenido no me importara cancelar mis citas con alguna chica. - ¿Qué quieres decir con entretenido? - Lo mire sobre mi hombro ¿estaba burlándose de mí?  - Me parece divertido ver como alguien está tratando de ligarte y la forma en que los rechazas. Eso es entretenido, Becca. - Apoyo los brazos en el mostrador .Y yo que pensé que no cogías porque no tenías con quien, pero es porque no quieres. Abrí mi boca en una grande "O". ¡Maldito idiota me las vas a pagar! Miro su teléfono y sonrió. - Me tengo que ir nos vemos después, jefa - me guiño un ojo y antes de que saliera grite "Eres un cretino, Axel".  10:48 p.m.  El lugar estaba vacío, moría por llegar a casa y recostarme en mi cama, termine de limpiar las mesas. Mi teléfono vibro un par de veces, había una llamada perdida de Clara, algunos mensajes. De: Tía Clara  - Cariño, estoy fuera de la ciudad, ¿puedes avisarme cuando salgas? - Becca, Karina me acompaña, confío en ti y se que podrás cuidarte. - Axel estará contigo, él pasara por ti. - Te quiero. Un frío aliento resoplo en mi nuca, siento una silueta imponente por detrás. Unos grandes brazos me rodean por el cuello. Siento el miedo irradiando por todo mi cuerpo. Con una mano tomo toda mi fuerza y le pego en la entrepierna. Él me suelta, lo escucho jadear de dolor me doy la vuelta para verlo, esta gruñendo. - ¡Diablos, Becca! Eso dolió. - Sigue recostado sobre el suelo gimiendo de dolor. - ¡Axel! ¿Qué coño haces aquí? ¿Tienes alguna idea del horror que me hiciste pasar? - Lo veo en el suelo recostado mirándome divertido. Supongo que no la tenía -. Lo tenías muy bien ganado. - Sí, lamento eso, eso me gano por acerté pasar un susto - se levanta con dificultad, le doy mi mano para ayudarlo -. Debo admitir que sabes golpear. Tu tía te enseño bien. - Corrección mi padre lo hizo y nuevamente. ¿Qué haces tú aquí? - Me río al ver que sigue sollozando. - ¿Tú tía no te dijo que vendría por ti? - Se llevó la mano a la entrepierna y lo miré curiosa. - Dijo exactamente "Axel estará contigo, él pasara por ti" pero no imagine que eso sería esta noche - entré en la cocina seguida de Axel. Abrí la nevera y puse hielos en una bolsa para cubrirla con un trapo. Me llevé una mano al cuello de pensar en el contacto que establecimos antes, ruborizándome. Le di la bolsa de hielos, él me mira extrañado. - ¿Para que es? - Lo miré de arriba abajo, me quedo mirando su entrepierna. Le hago un ademán con la mano y se ríe - Gracias Becca por preocuparte más que yo de mi propio ... - No lo dejo terminar, me doy la vuelta y salgo de la cocina. - Es enserio, acabas de matar a mis hijos. Moría por ser papá, muy cruel de tu parte. Ahora quien se apiadara de mí... - Dejo el trapo en la encimera. Me cogió de la cintura, su aliento cayó en mi cuello. El cuerpo me tembló conforme sus manos acariciaban mi cintura, trate de zafarme de su agarré, pero él me apretó mucho más a él. Solté un chillido al sentir el bulto de sus pantalones en mi trasero. - ¿Tú lo harás?
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