¿su hija? Creo escucharlo mal, pero al verlo abrazar a la pequeña mientras besa su cabeza me lo confirma. Al verlos juntos noto su gran parecido, Daina es una copia en miniatura y femenina de su padre, aunque los ojos de la niña son de un extraordinario e imponente color azul. - debo irme – digo saliendo de mi sorpresa justo cuando los señores Winter aparecen. - Quédate a comer – habla la señora Winter observándome de una forma que nunca en mi vida me han visto. La calidez y amabilidad sincera brillan en sus hermosos ojos azules. - No quiero incomodar – niego con la cabeza haciendo que ella venga hasta mi tomándome del brazo llevándome hasta un porche en el jardín donde ya hay una mesa dispuesta para nosotros. El olor a comida casera inunda mis fosas nasales