Liesl asintió, "sí. Puedo perdonarte."
"Está bien. Ahora," tomó una respiración, "esto es difícil para mí porque nunca he hecho nada como esto en mi vida, especialmente después de un período tan corto, pero tengo algo que necesito decirte y necesito que me escuches. Por favor, escúchame."
No puedo apartar la vista de él. Era intenso y serio mientras la observaba. "Estoy escuchando."
"Está bien. Me molestó el viernes por la mañana cuando me dijiste cómo te sentías."
"Lo sabía," murmuró.
Él se rió, "no por lo que dijiste, sino por el momento y la forma en que lo dijiste". Se levantó de la silla y se arrodilló frente a ella, alcanzando sus manos. "Liesl, tienes un rostro muy expresivo. Tus acciones y modales delatan lo que tu rostro no hace. ¿Realmente creías que lo estabas o
