2

1324 Words
Él llegó como un tornado, que arrasa todo. Al principio creía que podía estar engañándome, que fuera un demonio que iba a perjudicarme por saber de dónde provenía mi poder. Pero realmente no fue lo que pasó. Llegó en el momento más adecuado para que mi vida pudiera tomar un mejor rumbo o eso pensé. Ojos azules, piel tan radiantemente joven y atractivo, cabello rubio como el sol, y esos labios carnosos que insinuaban a besarlos con pecado, no hablar de su pequeña barba que se asemejaba por su barbilla. Era hermoso de una manera oscura y mi cuerpo se sentía caliente. Tenía las manos grandes y un cuerpo atlético fuerte, tan solo el verle como la camisa se entallaba a sus músculos, dos botones de la parte superior iban desabrochados mostrando una especie de collar en una forma extraña hecha de jade y unos pantalones que hacían resaltar sus piernas gruesas. Un culo buenazo. Se hacía llamar, Nesh. Y estaba enfrente de mí. ¿Cómo supe sobre su identidad? Es parte de mi don, puedo leer a las personas como si tuviera su biografía a un lado cuando la miro. Esa es la parte genial, de esa forma podría alejarme de las que no me convenian. Ojalá hubiera tenido este super poder antes cuando era humana. Eso me habría evitado tantas decepciones y un corazón roto. Solo que de este ser, no podía ver toda su información. —¿Qué quieres de mí, Nesh? Alza una ceja, lo he tomado desprevenido. —Veo que sabes mi nombre, y he de pensar que sabes quién soy. —su voz era como una melodía para mis oídos. —Aún no. —dije. Sonríe. —Mejor, porque quiero que realmente me conozcas —no pasé desapercibido su voz ronca y sensual. Interesante, sonreí. *** Estoy tomando una copa junto a un ser que no es humano y que parece que puede desaparecerte con un chasquido de dedos, es poderoso, más que yo. Sentía su magia oscura, me ponía algo ansiosa estar a su lado. Cuando entramos en este bar, me di cuenta de algo y era que las personas a nuestro alrededor cambiaban sus comportamientos por algo más erótico. Me refiero, a que había personas tocándose por todas partes, sé que era algo normal encontrar ese tipo de parejas en estos lugares, pero créanme que eran todos. Es como si se estuviera recreando uno de esos cuadros de la edad media erótico. —Estamos aquí por ti, —enciende un cigarrillo, y deja escapar el humo. Le queda bien. Tiene un aura oscura. —¿Por qué? Alza una ceja. —Creo que sabes por qué. —Ilumíname. Chasquea la lengua. —Tienes algo que no deberías tener. —Señala mis ojos. —Empezando por eso. No debería haberte dado eso, y mucho menos parte de su magia. —me doy cuenta que puede ver a través de mí, de todos modos, es un demonio. Los humanos no pueden ver mi verdadero yo, porque uso lentes de contacto de color. —¿Te refieres a ella? Sonríe. —Ella, como la llamas, obtuvo su castigo. Y me han enviado aquí para que tengas el tuyo. Tranquilamente tomo mi vaso de whiskey y lo bebo. Sabía que en algún momento iba a venir alguien por mí. Ellos no iban a dejar a una humana obtuviera esta clase de poder, eran arrogantes. No los subestimé, por ello tuve que armar mi plan de huida por si sucedía. —¿Qué castigo tienes en mente? —me mira a los ojos, después pasa a mis labios y su mirada me recorre todo el cuerpo, mantiene una sonrisa de lado. Es obvio que está coqueteando conmigo. —No te imaginas lo que estoy pensando en hacerte. Pongo los ojos en blanco al escuchar su voz seductora. —¿Va a doler? —me atrevo a preguntar. —En absoluto. Será placer —pasa su lengua por sus labios. Y siento un calor en todo mi cuerpo, asentándose en mi vientre. Mierda, contrólate Mia. —Entonces, me iré a preparar. —le di una leve sonrisa y me fui al baño. Dentro de este encontré una ventana por la cual fue algo difícil de pasar. Cuando estuve sobre mis pies, corrí hacia la salida y tomé un taxi. ¿creen que iba a dejar que me atrapase? No. En absoluto. Sé que no iba a tardar en encontrarme, pero iba a darme algo de ventaja en idear algún plan para ver que hacía con él. Algo estaba seguro. Esto se iba a poner más peligroso, y con Nesh siguiéndome. *** Mi culo estaba en peligro, de eso estaba segura. Un demonio había venido por mi desde el infierno para hacerme castigar. Joder. —¿Sucede algo? —mi compañera de trabajo, está mirándome escrutadoramente. Se llama, Lily. Había conseguido trabajo después de graduarme en una empresa de finanzas. Y trataba de equilibrarlo con escribir libros de ficción. Me iba bien. Aunque no tuviera ni tiempo para una cita (no estaba interesada). —No. Estaba pensando en los archivos que tenía que entregar mañana. El jefe se ha puesto algo demandante últimamente. Deja escapar un suspiro. —Dímelo a mí. Es un infierno. Sonrío nerviosamente. No estaba ni de cerca saber lo que era estar en el infierno. Eso me hace recordar la vez que fui sin saber en dónde estaba. Ella. Hay a veces que la sueño, pero despierto cada vez que intenta hablar. Ha estado sucediendo consecutivamente. Recuerdo que Nesh, el demonio me dijo que había sido castigada. ¿Le habrán hecho daño? —¿Mia? —salgo de mi estupor. —¿Disculpa? —Te has ido, estaba hablándote sobre nuestro jefe. Que es un asno. —Ah, sí. Disculpa. Tengo que ir al sanitario. Me levanto y corro al baño. Me hecho agua en el rostro. Cuando miro al espejo, él está allí. Retrocedo. —¿Qué demonios? ¿Cómo has entrado? —sonríe. Nesh está enfrente de mí, ahora mismo. —Los demonios no entramos por la puerta, no sé si lo sabes. —su voz es burlona. —No lo sabía, pero gracias por el dato. Muy informativo. —chasquee la lengua poniendo los ojos en blanco. —¿Por qué has escapado? —al menos está preguntando y no castigándome por ello. No dejo pasar desapercibido su tono humorístico. —No escapé, solo recibí una llamada. No pude avisarte, porque era urgente. —¿Escucho sarcasmo allí? —alza una ceja y me da una sonrisa ladeada. —No, para nada —sonrío. Sus pasos acortan nuestro espacio y su mano toca mi mechón de cabello que se ha salido de mi cola de caballo. —Bonito cabello. —es un mechón purpura que dejé en la parte trasera de mi cabeza oculto. Cuando ella cambió mi color de cabello a purpura por los cambios de vivir dentro de mí, yo lo teñí a negro cuando entré al trabajo, no aceptaban colores escandalosos por formalidad. Entonces decidí solo dejar un mechón con honor a ella. No sé qué decir. Así que quito el mechón de mi cabello de su mano. —No digas nada. —¿Qué? —La curvatura de sus labios, se levantan en una sonrisa. Sus ojos brillan con malicia. —Deja de hacer eso. —reprendo. —¿Hacer qué? —Coquetearme. Se encoge de hombros. —En fin, he venido para llevarte a un lugar. —¿Ahora? —Si. Sacudo la cabeza. —Estoy en el trabajo. —me mira de pies a cabeza. —No pareces ser una empleada de finanzas. No va contigo. —¿Qué? —Iré por ti en la noche. Antes de que pueda decir algo, desaparece enfrente de mí, así sin más. Hay un par de mujeres que entran al momento, me miran desdeñosa. Debo parecer un trapo andrajoso.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD