Shayra y el palacio de la luna creciente parte 1

1368 Words
Desde que había entrado en el desierto rojo Elia había sentido un creciente aumento en la temperatura, pero al estar en medio del rio y con el barco a vela surcando a buena velocidad ese calor era mucho menor que el que sintió cuando por fin paro en Shayra. Aun siendo menos calor ella buscaba agua cada nada para echárselo y refrescarse, lo que era complicado al inicio ya que el agua era un bien preciado en alta mar, la primera vez que lo hizo recibió un sermón y casi castigo, sino fuera porque si alguien la tocaba todos en el barco estarían en su contra lo hubiera recibido. Así que en medio del viaje pusieron un bidón de agua de mar solo para ella, con aviso de todos para no beberla por nada del mundo, ya luego en el rio pusieron agua dulce pero no mucha, y cada vez que Elia usaba esa agua muchos se le quedaban mirando incomodos por la acción, hasta que ella pregunto porque la reacción. —El agua es algo demasiado preciado en el desierto Elia, ha habido muchos conflictos por agua, aun los hay, hasta la cantidad que usas para que no tengas tanto calor podría fácilmente ser motivo para que alguien te asesine por tomarlo, así es el desierto, pero entendemos que no eres de aquí y que para ti el agua debe ser algo tan común como el aire, aun así no reaccionamos tan bien al ver como “desperdicias” el agua, aunque sabemos no lo haces —respondió uno de los tripulantes. Elia se quedó pensando esto y decidió no usar más ese bidón aguantándose el calor, lo cual fue un problema ya que al llegar a Shayra sintió el verdadero calor, transpirando de forma profusa, y haciendo que solo deseara bañarse quedándose en el agua para aplacar el intenso calor. Por suerte para ella el capitán se dio cuenta al instante de su estado, apartándola y dándole agua. —No te sientas mal por usar algo de agua, al menos en Shayra no es un problema, además del rio hay varios oasis cerca y también algunos pozos, pero sobre todo el motivo de que no sea un problema es que el primer príncipe ayudo a crear varios reservorios de agua, canales subterráneos, y desagües para el correcto uso del agua para el pueblo, así que toma y mójate un poco eventualmente te acostumbraras al calor —dijo el capitán con amabilidad, Elia le hizo caso y se mojó volviendo en si justo para su llegada a tierra. Al desembarcar en el muelle de Shayra, se alistaron para ir directo al oasis, zona residencial de la aristocracia de Shayra y donde estaba el palacio de la luna creciente, primero debían pasar por la zona urbana pública, luego podrían llegar a la zona residencial. Esto les tomo algo de tiempo ya que debían sacar muchas cosas lo que le dio tiempo a Elia para poder observar con mayor detenimiento el muelle y sus alrededores. No había barcos grandes cerca del muelle solo pequeños botes que estaban cerca llevando muchas mercancías, la gente llevaba mucha ropa además de los que estaban en los botes tenían grandes sombreros. Los barcos más grandes estaban a lo lejos o estaban partiendo hacia Dios sabe dónde, y además desde el lugar donde Elia podía ver el muelle tenía mucho movimiento, los animales y las plantas que vio la llenaron de entusiasmo, y no podía esperar ver las construcciones de la ciudad, en el muelle solo se veían casas simples, pero había leído que las más hermosas construcciones del mundo antiguo estaban en Shayra. En el muelle les estaba esperando la guardia del Sultaro con caballos, un carruaje para el Arim y unas carretas para llevar las cosas que traerían, la multitud también se había reunido alrededor de la guardia, al salir el Arim del barco todos aclamaron su nombre, Raneb solo levanto su mano para saludar a los pobladores y así se calmaron. —Bienvenido segundo Arim Raneb, ¿Cómo le fue en su viaje a Tersan? —dijo Majmet el consejero supremo al Arim Raneb, con sus manos juntas y con los hombros encorvados. —Me temo que no muy bien Majmet, el Rey de Tersan, y por sobre todo el sacerdote Samuel detestan a las demás naciones, no quieren hacer tratos con nadie a menos que se sometan a su religión, no hubo manera de convencer a Tersan de comerciar sin antes someternos, le propuse que podría predicar su creencia en una parte de la ciudad, pero no quisieron —respondio el Arim Raneb con amabilidad al consejero Majmet. —Bueno, es mejor que vayamos rápido al palacio, el Sultaro querrá saber esto… pero ¿quién es ella? —dijo Majmet al Arim que se había quedado embobado mirando a Elia. —Se llama Elia y es mi esclava, la compre en Felgar —dijo el Arim a Majmet con total tranquilidad. —Es muy hermosa su majestad, pensé por un momento que era una princesa que venía de embajadora —dijo Matmet admirado por la belleza de Elia, y quedándose viéndola por unos segundos. —No es tiempo para esto Majmet, debemos ir al palacio —dijo el Arim a Majmet con fuerza en sus palabras, esto fue lo que hizo que Majimet recobrara el sentido. —Si, si, aquí está el carruaje real, por favor suban —dijo Majmet al Arim, algo aturdido aún. El Arim entro al carruaje, los demás viajarían caminando o a caballo, Elia que estaba caminando cerca del sequito del príncipe pudo observar mejor la ciudad de a pie, las calles eran de tierra, con animales, y muchas personas, las casas pequeñas de adobe, eran de los ciudadanos. Los esclavos vivían juntos en grandes casas a extremos de la ciudad, en la zona urbana de los esclavos, eran esclavos del reino, los esclavos particulares vivían en casas de sus amos, y Elia pudo ver algunos. La multitud seguía el carruaje de lejos, apartados por la guardia, varias personas salieron a las ventanas de sus casa a ver pasar el carruaje del príncipe gritando su nombre con algarabía. Luego de caminar un buen tramo, el Arim Raneb invito a Elia al carruaje, esto extraño un poco a los que lo acompañaban, pero pensaron que no quería que una esclava de su calibre se lastime, Elia acepto el gesto y entro al carruaje, lo que no se esperaba era que no hablaran en todo el trayecto, el Arim solo se limitó a mirar al lado de su ventana. Así se quedaron todo el trayecto hasta la segunda muralla, que protegía la zona residencial y el palacio, al llegar allí la multitud se dispersó, abrieron las puertas y pasaron, era por completo diferente de la zona urbana pública, las calles estaban empedradas con rocas blancas, había árboles y plantas por todos lados no de forma esporádica como antes. Mientras Elia avanzaba pudo ver casas grandes, de hermosos acabados, y llegado el momento se pudo observar al fondo el lago del oasis, un amplio lago cristalino, en el extremo de este estaba el palacio, se veía pequeño desde donde estaba, Elia se extrañó por algo, a ese extremo del lago, donde estaba el palacio, había como un mini lago conectado al gran lago, tenía una forma circular casi perfecta. Esto fue causado por un meteorito, cuando cayó hizo un cráter y la fuerza del impacto causo que el agua subterránea saliera, además que el agua del lago entrara a ese espacio, creando la pequeña laguna continua a la más grande, además cuando el primer Sultaro de Shayra se alzó, mando a hacer que la pequeña laguna se pareciera más a la luna llena, y trabajaron para esto. Elia se quedó sorprendida por el palacio, estaba construida al canto de la pequeña laguna, y hacia una forma de luna creciente, las columnas iban de pequeño a grande hasta el medio y luego volvían a bajar hasta llegar al otro extremo, además estaban inclinadas, y el techo tenía una forma cilíndrica curvada y como las columnas, iba creciendo del borde hasta el medio y luego volvía a bajar, todo muy simétrico.
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