—No es necesario que hagas esto—aludí deteniéndome en la entrada. Mientras él hablaba por teléfono se había dado cuenta de que estaba demasiado callada y pensativa, era extraño que fuese demasiado observador, no era propio de un hombre.
Termino su llamada abruptamente solo para interrogarme, uso métodos muy convincentes para hacerme hablar. Unos cuantos besos y por supuesto unas caricias que lograron calentarme. Tuve que decirle lo de aquel mensaje porque todo indicaba que tendríamos sexo con el auto en movimiento. Aquella era una experiencia la cual no estaba preparada para afrontar, aunque los vidrios estaban polarizados y había una pequeña ventanilla que nos dividía de Mario.
Julio escucho con atención mi problema, una consecuencia que se derivaba de haber mentido respecto a lo de la
