Y al día siguiente él partió, desgraciadamente no pude acompañarlo al aeropuerto, lo de nuestra relación seguía siendo un chisme que los reporteros no pensaban perderse por ningún motivo, así que lo seguían a donde quiera que fuese. Por ese motivo yo no podía salir y mucho menos a su lado, Julio había decidido que lo mejor para nuestra relación era evitar las cámaras y disfrutar de nuestra privacidad, ya que tarde o temprano alguien lo sabría y los fotógrafos no tardarían en llegar a las puertas de nuestro hogar. Mientras él atendía sus negocios, yo debia hacerme cargo de los últimos arreglos del departamento, por supuesto, no sabia nada al respecto, después de todo había vivido los últimos meses en un cuchitril. Pero no era nada del otro mundo, lleve mis cosas, las cuales no eran muc