CAPITULO 32

1319 Words
La cena es incomoda, no podía siquiera levantar mi cabeza de la vergüenza aunque no debería de ser asi, pero no puedo evitarlo y Abel se da cuenta de ello porque toma mi mano y deja un beso sobre mis nudillos para tranqulizarme. —Escuché que mañana te vas de viaje, hermano. Abel no hizo ningún comentario. —Es bueno que sea así porque eso mantiene a todos los trabajadores de nuestra compañía activos. —¿Qué pasa? —pregunta su hermano con burla —Pareces preocupado de que no te salga bien el dichoso contrato. —Tengo la certeza de que saldrá como yo quiero. Mi única preocupación es dejar a mis chicas con personas que no son de fiar. Todos se enfadaron por la forma en que refirió a ellos. —Papá, no te preocupes. Yo puedo defenderme sola ya lo he demostrado y si alguien molesta a mamá, le daré una paliza. —la señora Vlarios reprende a mi hija por su vocabulario —No te enfades abuela, pero lo digo enserio, si alguien lastima a mi mamá, me convertiré en el diablo de la familia. —Cari… Abel. —dijo la pelirroja —Es algo impropio que una niña de un alto prestigio diga ese tipo de cosas. Parece que le faltó educación, si fuera mi hija, ya tendría la mejor institutriz de modales. Entrecierro mis ojos y empuño mis manos conteniendo las ganas de mandarla a comer mierda. —Mi hija puede hablar como ella quiera —dijo Abel con frialdad —Con la educación de su madre es mas que suficiente porque ella la educó para que sea una niña transparente, Violet es una niña que no tiene dos caras como la mayoría de las niñas de la alta sociedad. —Eso no es cierto. —replica —Se nota que le falta modales. —Mi hija no necesita modales, prefiero que sea así a que sea como las mujeres que recibieron una educación con los mejores institutrices desde que tienen uso de razonamiento para que al final solo sirviera para demostrar que siempre tendrán dos caras como una moneda, un ejemplo tú. Tu padre cree que eres una mujer respetada y virgen que no cualquiera puede tener, pero la realidad es otra y varios de aquí lo sabemos. Por eso, sé que la educación de mi hija que recibe de su madre en el futuro será perfecta porque ningún hombre podrá acercarse a ella sin que antes le de una paliza si intenta pasarse de lista con ella. Me quedé con la boca abierta sin creer que sus palabras fueran tan perfectas, sin darme cuenta al verlo sonreír sentí que mi corazón enloqueció. —No me digas —dijo su hermano con un tono burlesco que mi hijo salir de mi hipnotismo de enamorada —Y porque no nos cuentan cómo se conocieron, cuñada. —parpadeo cuando escucho como me llamó —Vamos, dinos como se conocieron. —La verdad. —ladea una sonrisa —Lo conocí en el trabajo, pero desde que lo vi, me cayó gordo. —todos se ahogaron con el vino y la comida. —Si, me caía tan mal que cuando llegaba a casa lo maldecía una y otra vez porque siempre que llegaba, cuando lo veía, quería molerlo a golpes, me hacia la vida de cuadritos y nunca entendí porque si ni siquiera le había hecho algo, pero cuando alguien tuvo interés en mi… él actuó como si fuéramos algo, me acorraló en un lugar oscuro y me dijo que no permitiría que fuera de otro porque seria solo suya, que amaba mi sonrisa y que no soportaba cuando era amable con otros y con él era como ver al diablo. Después de eso comencé a verlo de una forma diferente ya no me parecía tan odioso. Inclina su cabeza riéndose al ver que no mentí en nada. —Porque no les dices la vez que me diste una patada. Se rie —Fue tu culpa, me hiciste explotar. —ahora me sentía apenada —Me empujaste primero lo olvidas. —Si. —acaricia mi mejilla —Pero valió la pena, ¿no crees? La señora Vlarios carraspea su garganta y nos pregunta si todo lo que dijimos era cierto y ambos respondemos con un si. —Iconico. —ella también sonríe —Es la primera vez que escucho algo como eso. Definitivamente una pareja extraordinaria, Abel. Hiciste una buena elección, a pesar de no ser de una familia prestigiosa, lograste domar a uno de los demonios que parí. —Señora… no diga eso. —¿Acaso miento? —observa a sus hijos en la meza —Abel siempre fue hostil, tosco, soberbio, ni siquiera le importaba su propia madre, Carter, el problemático, obsesivo y manipulador que solo piensa en competir con el tosco de su hermano mayor, y Vicente —suspira con decepción —Un don nadie sin futuro que cree que podrá vivir toda su vida de la fama, pero hay excepciones mi adorable hija Lorie, y mi bebé Ezequiel—mira de reojo al hermano de Abel. —Dios quiera que mi pequeño Ezequiel si se salve de convertirse en sus hermanos mayores. Aunque tengo que admitir que has hecho menos hostil a Abel. “No tenia idea de que aun tuviera un hijo menor” —Yo… me siento indispuesta La pelirroja se levantó y se fue seguido del hermano de Abel con su hijo y esposa. Pero parece que a nadie le tomo importancia. La señora felicita a Abel y el se veía feliz y esperaba que tuviera éxito en Australia. Nuevamente las nauseas no me dejaron dormir así que me levanté por algo de agua ya que olvidé traer uno antes de subir a dormir. Según el medico me dijo que podría deberse a mi gastritis pero que con los medicamentos que me dio se me quitarían. “¡Fresas!” Emocionada tome unas varias para comer, hacia mucho que no comía fresas, chillo emocionada al sentir su dulzura en mi paladar. Definitivamente las amo. —No lo soporto. —al conocer la voz de esa bruja de mi concuñada Sali disparada a esconderme —Los odio. Pero en especial a esas dos. —me asomo detrás de la cortina y veo que esta hablando por teléfono —Se creen las mejore, maldita zorra, alardea a los cuatro vientos que pudo domar al hostil de los Vlarios y esa mocosa… se cree mejor que nuestros hijos solo por creerse la hija perfecta de Abel. Que porque lo digo, tiene su propio chofer, tiene tercera y mejor habitación de esta casa y recibe clases particulares en casa, imagínate que incluso la señora Vlarios ha elogiado a Abel y a esa mocosa algo que jamás hizo con nadie de esta casa, al contrario siempre los comparaba con la peor plaga de este mundo —“Ahora entiendo porque él estaba feliz —Pero te juro que para cuando él regrese, esas dos se habrán largado de aquí. Al largarse, yo subí corriendo a mi habitación, observo a Abel dormir y cuando me siento al borde de la cama siento que habla dormido. “Ni crea esa bruja que la tendrá fácil” —Me preocupa dejarlas solas. —Lo beso para dejarle en claro que se puede ir tranquilo —Volveré lo mas pronto posible. —Oye… —lo tomo de su mano —No te vayas a enfadar si te enteras de ciertas cosas. —¿Qué cosas? —Problemitas que posiblemente haya en tu ausencia. Eleva una ceja cuestionando lo que digo pero le hago olvidar eso al decirle que es tarde y que perderá su vuelo. Al estar sola después de que el auto desapareciera de mi vista volteé y vi a la pelirroja y la bruja verme desde sus habitaciones. —Muy bien, si guerra quieren, eso tendrán.
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