CAPITULO 33

1095 Words
—Cuñado. —dije al ver el hermano de Abel, —Que tengas un excelente día. sonrío pero su cara de cocodrilo no se le quita. —Tanta felicidad porque se fue mi hermano Odio la ironía al hablar y él siempre la usa —Bueno, solo estoy siendo amable, nunca te veo cuando sales de trabajar asi que ahora que estaré en casa mientras Abel regresa, lo haré todos días si no te molesta. —Haz lo que quieras mujer. Carter era uno de los mejores abogados, incluso tiene su propio bufet de abogado y que son los mas caros de la ciudad por cierto y no me conviene tenerlo de enemigo. No conozco al resto de los hermanos, pero si a Lorie pero ella se encuentra de viaje con su esposo, se supone que es de negocios y ambos dejaron a su hijo aquí por la escuela. Al entrar a la casa las dos arpías me han declarado la guerra con solo verme. —Parece que no pudieron dormir anoche. —ladeo una sonrisa. —Deberían ver al medico si se sienten enferma. —Ahora Abel no esta aquí para defenderte. —¿Crees que necesito que un hombre me defienda? —me burlo —No me comparen con ustedes. En su rostro aparece una sonrisa torcida para intimidarme, pero conmigo no podrá. Observo que sus ojos se encontraban a mis espaldas, miro de reojo y veo a una de las empleadas de la mansión, me despisté por solo un segundo y todo paso muy rápido porque ya me encontraba en el suelo con la bandeja de comida sobre mi. —Ay no! —ambas se rieron —Deberías preocuparte por tu salud, seguramente es porque estas gorda y por eso te mareaste. La empleada aterrorizada me intenta limpiar, pero le dije que estaba bien si disculpa mil veces y al ponerme de pie la encargada de todas las sirvientas se disculpa por la torpeza de la nueva. —No quise hacerlo. —dice ella —Pero cuando iba al comedor la señor me cayó encima. —Como te atreves a culpar a la esposa del amo. Trato de tranquilizar a las empleadas por este problema, me limpio mientras elevo ambas cejas porque no lo esperaba. Le hablo a la pelirroja y le digo que no me ayude haciendo la bruja de Isabel volteara, su descuido fue su error, así como lo tuve yo porque la tome del brazo haciéndole una llave y la empujo hacia afuera cayendo sobre el otra empleada que limpiaba la entrada —Perdón, creí que una cascabel iba a morderme. “Demonios, será difícil sobrevivir más de una semana” —Y ni se te ocurra meterte con mi hija porque te juro que te enviaré al hospital por un mes. —miro a la pelirroja —Es para ti también. Subí para bañarme, y para no tener ningún tipo de problemas con nadie, no saldría de la habitación hasta que mi hija regresara, mientras haría el trabajo pendiente que no pude terminar ayer. Estoy segura que ambas están esperando que salga para atacarme, como toda víbora ataca cuando menos lo esperas. Con el pasar de las horas había caído la tarde y el auto que traía a mi hija había llegado así que salí para recibirla, pero una de las empleadas dijo que la señor Vlarios me quería ver en su habitación pero los nervios de la chica me dieron indicios de que estaba mintiendo. —Ella te envió. —Lo siento mucho señora. —dijo la chica alterada —Dijo que me echaría si no lo hacia. Bajé de inmediato y al ver al chofer le pregunté por mi hija y me dijo que la señora Isabel se la había llevado. —¡Porque mierdas dejaste que se fuera con ella! —Señora yo… El hermano de Abel aparece y me recrimina mi vocabulario, pero yo cabreada le advertí que si su esposa llegaba a tocar un solo cabello de mi hija la mataría con mis propias manos. Sali furiosa después de saber que se fueron a la piscina. “Mi hija no sabe nadar” Corrí hacia la piscina y mi corazón se detuvo al ver que había alguien ahogándose, estaba por lanzarme a salvarla cuando alguien mas se me adelantó. El hermano de Abel salió con mi bebe en sus brazos, llorando la abracé con angustia. —¡Corran que se ahoga! Varias empleadas corrieron y me dieron toallas para mi hija. —Mamá… mamá… tuve miedo. Al ver a mi frágil y llorando no lo pude soportar. Me puse de pie y enfrenté a Isabel preguntándole porque trajo a mi hija a la alberca. —Solo quería conversar con ella, se resbaló no fue mi culpa. —No fue tu culpa. —me rio alterada —Claro. —me acerco mas a ella —Te dije que si te metas con mi hija, te enviaría al hospital. —Crees que… La abofeteé dos veces dejándola en shock y con las mejillas rojas. Ella gritaba por ayuda cuando la tomé del cabello, la lleve a la piscina y comencé a ahogarla para que sintiera el mismo terror de mi hija. Siempre me prometí a mi misma que mi hija siempre la protegería así tenga que matar a esta bruja, lo haría sin pensar. —Ya basta —escuché a la madre de Abel hablar —Carter, sepáralas. Senti unas manos me sacaron del agua y al ver los ojos del hermano de Abel solté a la bruja. Claro, el puede destruirme por lo que acabo de hacer. —Si te vuelves a acercar a mi hija, te juro por mi alma que no vivirás otro día para disfrutar de las riquezas de tu marido, perra. Tomé a mi hija y me fui con ella a mi habitación donde sé que estaría segura. La arrulle hasta que se quedó dormida, escucho un par de golpes pero les dije que se largaran pero al escuchar la voz de carter tuve que ceder porque fue quien la salvó. Nos observa y me pregunta por el estado de mi hija pero no le respondí. —Ya dilo, no me importa si me quieres demandar por querer ahogar a tu esposa. —No vine a eso. Solo quería saber si Violet estaba bien. —Conmigo siempre lo estará. —Me di cuenta de ello. —Lamento lo que hizo mi esposa, prometo que no volverá a acercarse a ustedes. —Eso espero, porque lo vuelve a intentar, la mataré.
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