27

2386 Words

Emanuel. Hoy es un día muy tranquilo en la oficina. Por suerte, porque después de la adrenalina que tuve hace un rato siento que me voy a quedar dormido como un bebé. Estoy intentando mantenerme despierto comiendo almendras, cantando música deprimente y con los pies sobre el escritorio. De repente, alguien toca la puerta y entra. Es mi hermano. —Necesito que beses a Merlina —suelta de golpe. Lo miro completamente confundido, pero con mi corazón latiendo a mil por hora. —Perdón, ¿qué? —Bueno, no la beses, pero dale lecciones de defensa personal —responde implorándome. —No entiendo nada, ¿qué hiciste? —interrogo con una mueca de disgusto. —Mmm, digamos que sin querer le contesté el mensaje que te mandó de modo coqueto y... quizás piense que la querés besar... —Se rasca la nuca con

Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD