Realmente es abrumador sentir como las chicas nos observan al caminar, a mí con odio y a él con deseo. André es uno de los chicos más guapos y populares de la facultad, de castaño cabello revuelto, gruesas cejas, nariz normal y ojos verdes. Su cuerpo delineado con abdominales perfectos, alto, con una actitud encantadora y el capitán del equipo de futbol.
Para que negarlo, es demasiado guapo y es mi mejor amigo… tal como lo dije: esa clase de chicos no son lo mío. Por lo tanto, entre nosotros solo hay una gran amistad y muchos secretos compartidos.
André empieza a reírse tan fuerte al ver mi rostro sonrojado. Claro, a pesar de todo soy un poco tímida para soportar esas miradas tan abrumadoras del castaño, pero no para escuchar como André conquista a sus chicas.
— ¡Tarado! No necesito a nadie para ser feliz –me zafo de su agarre y avanzo hasta la puerta del salón de clase
André jala mi mano y besa mi mejilla con su sonrisa seductora. “Soy el centro de atención de todo el salón"
Avergonzada y sin más opción, retomo el camino hasta mi asiento junto a la ventana; y el castaño detrás de mí como de costumbre.
— Hablando de felicidad, Wendy pasó por mi casa ayer - susurra cerca de mi oreja. Volteo rápidamente con una cara incrédula
— ¿La loca de tu ex? Te encantan las tóxicas -niego con la cabeza al recordar el escándalo de la tipa al encontrarlo abrazándome en los pasillos de la facultad.
— Esa tóxica tiene sus encantos -muerde sus labios de forma tan sensual que me estremece, pero no porque él me atraiga sino por darme a entender lo intenso del momento-. ¡Es una maestra! deberías pedirle unas clases privadas –se ríe mostrando aquellos hoyuelos formándose a los lados de su boca.
— Y ella encantada me ilustrará -exclamo sarcástica- con tanta descripción de tus encuentros ya no soy tan ignorante en la materia –intento justificarme encogiéndome de hombros.
— ¿Eso crees? - se ríe sarcásticamente acercando su rostro hacia adelante-, lo más lógico será conseguirte un novio para poner en práctica mis consejos
— Haz cola, Melissa intenta meterme por los ojos a Jared -hago una mueca de mala gana, negando con la cabeza
— Abi te falta disfrutar ese placer de la vida –resopla con decepción–. Darle sentido a tu aburrida vida –mis ojos se ponen en blanco al mirarlo aparentar ser un joven tan responsable, consciente y serio – lástima, me encantaría ayudarte, pero no podría manejar a una Abi enamorada perdidamente de mí
— ¿Tú? ¡Por dios! No me hagas reír ¡Como si no existieran hombres en el mundo para fijarme en ti –exclamé ofendida
— ¡Auch! Eso dolió –toca su corazón en una mueca de dolor, apoyándose sobre el respaldar de su silla– ya llegará alguien por quien estarás dispuesta a borrar ese pudor de niña buena y no te reconocerás. Ya lo verás... - resopla con seguridad
— Cuando llegue el indicado te diré para que me aconsejes como siempre- me río volteando ante la llegada del profesor.
Encontrar el amor no está en mis planes, solo necesito terminar mis estudios trabajar y ser una mujer exitosa, necesito ayudar a mi madre con los gastos de la casa y dejar de ser una carga para ella. Y principalmente, necesito ser la mejor hermana para Lucas.
Las clases transcurren con una sola novedad, se realizará un seminario con algunos notables, exitosos y renombrados empresarios, al resto de la información no le presté atención por culpa de André y sus exasperantes toques en mi hombro para darme una opción sobre posibles candidatos.
— ¿Almorzamos? -pregunta André recogiendo sus cosas al finalizar las clases y solo deseo tirarle un libro por ser tan fastidioso.
— ¿Tengo de otra? –pregunto cansada, mirando el negar de su rostro- Bien, Meli está esperando en el comedor –le informo caminando hasta la puerta
— ¿Cómo le va con su nueva conquista? ¿Ya te contó de quién se trata? –me da el alcance.
— No, sigue siendo secreto –
— Mi instinto de hombre me insinúa sobre caminos profundos y turbios para tu amiga. Melissa no es ninguna santa, es demasiado buena para…
— ¡André! de ella no –le interrumpo con una mirada de advertencia notando como rueda sus ojos ante mi defensa
Y es que cuando los presenté, la rubia se interesó de inmediato en el popular capitán del equipo de futbol con el que no se tuvo que esforzar tanto para conquistarlo. Empezando así, una relación de solo tres semanas con el casanova de André.
Semanas intensas de puro sexo en cada lugar donde se encontraban, en mi casa, en el carro, en las discotecas, incluso en la misma universidad.
— Okey, no diré más - levanta las manos rindiéndose- vamos a comer –nuevamente me abraza mientras caminamos hasta la cafetería donde encontramos a Meli sentada revisando su celular.
— Meli que sorpresa encontrarte por aquí- dice con ironía André
— Habló el tarado que se cae en un buzón en plena calle por mirar un par de faldas –se burla Melissa.
Sinceramente no sé porque terminaron de esta forma, odiándose. Esos dos tenían una química, física y matemáticas impregnada en su relación. Discutían por todo y por nada y todo lo resolvían con sexo. La pasión entre ellos era envidiable, por ello fue extraño ese alejamiento tan brusco.
Y hasta ahora puedo sentir la tensión entre ellos, como un aura s****l atrayéndose mutuamente. Ambos son insaciables en ese sentido, ambos son tan jodidos e irónicos, ambos tienen el ego por las nubes y ambos son demasiado orgullosos como para aceptarlo.
— Ustedes se aman, definitivamente –los miro sonriendo
— ¡Cállate! - exclaman los dos con una cara de pocos amigos
— Bien, iré a ver mi almuerzo –quito el brazo de André con tranquilidad y me voy en busca de mi comida.
Al regresar encuentro a Melissa y Andre sentados con sus bandejas sobre la mesa y comen en completo silencio, ignorándose mutuamente.
— Cambiaron el lugar de la fiesta, pasas por mí a las ocho –informa Melissa pinchando su ensalada de mala gana sin perder de vista su celular ni por un segundo, como si algo se fuese a perder en su vida si lo hiciera.
— ¿Fiesta? Genial, ya era hora de relajarnos –expresa André dejando de lado la montaña de comida sobre su bandeja.
— Tú no idiota, solo ella -agrega Meli mirándolo con cara de pocos amigos
— Abi no irá sin mí –asegura, enarcando una ceja al colocar su brazo alrededor de mis hombros–, querida Meli, de seguro tú estarás ocupada con tu nueva conquista y la pobre de Abi estará a mi lado. Yo seré tu cita –me lanza un guiño
— ¿Tú? –salta la rubia con sarcasmo- tengo tantos amigos que ella no necesitara de ti, tú solo estorbas –el semblante amenazante de la rubia es escalofriante.
— ¿Ahora estorbo? –André mira directamente a Meli y se ríe con descaro– solo por interferir en tus planes…
— Basta, sus problemas resuélvanlos solos, yo no sé si iré –me levanto de la mesa con la bandeja en mis manos, siento pena por dejar mi comida casi entera pero es mejor escapar de esos incomodos momentos.
Avanzo sin mirar atrás, recorriendo el pasadizo hasta salir del lugar y seguida de un constante taconeo.
— Abi ¿Por qué me dejas sola con ese idiota? -se queja Melissa dándome alcance sin perder su estilo
— No te quejabas de eso hace poco –me detengo para prestarle mi atención
— En ese entonces no, ahora todo terminó entre nosotros, se acabó -su seriedad me sorprende
— Ya lo cambiaste por ese tipo misterioso ¿no es así? –la confronto
— No seas tan mojigata Abi –rueda los ojos- Ya te lo presentaré no es nada malo, puedes quedarte tranquila. Es más, si vas a la fiesta te lo presento –me asegura convenciéndome de ir con su pose de niña buena.
— Muy bien, te creeré –cedo ante ella
— Esa es mi chica –enarca una ceja y me lanza un beso alejándose por el pasadizo.
Para mi suerte los dos últimos cursos del día transcurren sin los tormentosos comentarios de André. A quien tendré en mi casa el fin de semana para ponerse al día en los cursos.
Tres y treinta en punto llego a la academia de baile, un lugar que se ha convertido en mi favorito a pesar del poco tiempo dedicado. Maya, la coreógrafa y dueña del estudio, me acogió como su aprendiz al ver en mí algo que ni yo misma sabía que tenía: gracia y ritmo para bailar
Ensayo junto a Maya para una importante presentación en uno de los más exclusivos, elegantes y costosos bares de la ciudad: El Black Rabbit, a la cual solo asistiré como su ayudante. Dos horas de ensayo constante para mí son suficientes y me retiro a recoger a mi hermano.
Al llegar a casa, como de costumbre, ayudo a Lucas a bañarse y bajo a preparar la cena. El pequeño come todo sin protestar y completamente exhausto por el viaje lo llevo a su habitación a descansar.
Rápidamente me doy una ducha y busco algo en mi clóset apto para una fiesta. Encuentro un lindo vestido verde, sencillo y cómodo para sobrellevar a los amigos de Melissa. Cepillo mi cabello, intento hacer el mejor delineado posible en mis ojos y aplico un labial rosa en mis labios.
Mi celular suena cada tres segundos y ruedo los ojos ante la insistencia de la rubia. Tomo mi bolso y guardo mi celular para salir, encontrándome con mi madre con los brazos cruzados mirándome impaciente- ¿A dónde crees que vas?