5. El accidente

723 Words
Cian Veloder Edgar mi mano derecha me sigue. — ¿Pero... — Ailén tuvo un accidente — respondo con el entrando al ascensor. — ¿Que fue lo que sucedió? — inquiere con una ligera angustia. Mi corazón se acelera más y más en cada segundo. — No se, no se, ella nos descubrió hace unas horas a Marisa y a mi, luego se fue sin dejarme hablar iba muy... — Alterada — finaliza el por mi — ¿Como diablos se te ocurre dejar ir a una mujer alterada? En especial a Ailén, ella quien es un ángel, te advertí que terminarás tu relación con Marisa desde hace tiempo ¿Porque no lo hiciste? Con honestidad te diré que solo un idiota podría engañar Ailén... — ¿Es que te gusta? ¿o que? — inquiero furioso viéndole con advertencia pero no se intimida, muy al contrario me devuelve la mirada. — Si, y yo no seria capaz de engañarla como tu lo has hecho, no mereces a alguien como Ailén — estoy por romperle la cara ante sus palabras pero las puertas se abren haciendo salgamos. — No se te olvide que es mi esposa y tu nunca la tendrás, eres mi amigo pero no te dejare preparar límites y menos con mi esposa — gruño entre dientes sin poder creer sus palabras. Se supone es mi mano derecha y ahora me sale con esto. — No te preocupes, de mi puedes estar tranquilo pero ten cuidado con como la tratas, además yo sería incapaz de meterme en su matrimonio, a menos que ella te pida el divorcio ya que bueno conociéndola... — Cuida tus palabras e ideas imbecil — aclaro con enojo tomándolo de la camisa — yo ni muerto le daré el divorcio, es mi mujer, mi esposa, mía — aclaro haciéndolo sonreír. — Claro — responde tranquilo soltandose — entras — señala el auto al cual ingreso acompañado de el. — Que sea la última vez que hablas así de mi esposa que te despido. • • • Al llegar camino directo hacia la enfermera en turno, mi cuerpo suda frío, en cada paso siento que todo el tiempo se ralentiza poniéndome peor. — Buenas noches. — Buenas noches. — Vengo por mi esposa, tuvo un accidente automovilístico. — ¿Nombre? — Ailén Vilha de Veloder — mi corazón taladra con preocupación. — En urgencias, su estado es crítico, el doctor Mendoza esta a cargo, de hecho ahí viene — señala aún hombre de lentes, tes pálida y canas. — Gracias — camino hacia el Doctor interfiriendo en su camino — Doctor — lo llamo — soy Cian Veloder, esposo de Ailén Veloder... — Se quien es, necesito firme unos papeles, su esposa se encuentra en un estado crítico, por ello necesitamos ingresarla a una cirugía algo complicada y necesitamos de su autorización como esposo — frunzo mi ceño ante sus palabras. — ¿Es necesaria esa cirugía? — inquiero preocupado. — Debido a su estado si, en este momento estamos conteniendo el sangrado pero el golpe en sus costillas perjudica a unos órganos vitales como el golpe en su cabeza lo hace riesgoso al momento de la operación por la baja función en el — frunzo mis labios. — Yo desearía llamar al doctor de mi... — Puede hacerlo — interrumpe — pero no creo que su esposa resista así que cualquier decisión tomela ahora ya que es su vida la que esta en riesgo — aprieto mis labios por mis bajas opciones — con la cirugía hay más probabilidades que sobreviva pero eso no quita lo riesgosa que es por su estado... — ¿Que es lo que debo firmar? — interrumpo. El doctor asiente deteniendo a una enferma a quien le pide los papeles para así ingresar a Ailén en cirugía. — En menos de cinco minutos le darán los papeles que debe firmar como encargado — asiento con la cabeza. — ¿Que fue lo que sucedió? — Su esposa callo en picada en una curva muy peligrosa en la carretera principal evitando el choque con un trailer, esa curva es doble vía y suponemos la señora Veloder estaba distraída por lo que giro al lado equivocado, ella es la única paciente herida de gravedad, el dueño del trailer está herido pero nada grave.
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