6. Hospital

696 Words
Cian Veloder Mis dedos golpean contra mi pierna de forma seguida, ya hace dos horas que la ingresaron a cirugía y no salen a decirme nada ni el como esta, Mauricio mi mejor amigo viene en camino como apoyo pero solo necesito saber de Ailén, que este bien. Esto es mi culpa, no se en que estaba pensado al hacerlo con Marisa en el departamento donde vivo con mi esposa. Suspiro llevando mis manos a la cabeza, no puedo con esto la necesito, no podría con su pérdida. • • • — Respira Cian, todo estará bien, Ailén es fuerte — me anima Mauricio pero yo niego. — Esta ahí por mi culpa — respondo sintiéndome frustrado — yo la amo, no la puedo perder. — Lo sé amigo, verás que no, Ailén no se dejará derrotar tan fácil — observó mi anillo de matrimonio con ella. No me puedes dejar princesa, estamos casados. — ¿Que horas son? — pregunto aceptado el café que me ofrece. — Las dos con diecinueve minutos de la mañana — suelto un sonido de frustración. — Llevan cuatro putas horas ¡Y nadie se digna a decirme como esta! — espeto con furia. — Su accidente fue de gravedad hermano, no es una simple operación — me recuerda tenso. Suspiro con cansancio, eso lo se. — ¿Ya les has avisado a sus padres? — inquiero. — Si, de hecho ya vienen en camino, apuesto que a los ocho estarán aca — responde. Asiento con la cabeza ya que se comprende, sus padres estaban en España. • • • Estoy por quejarme nuevamente cuando veo al doctor venir hacia nosotros. — ¿Familiares de la Señora Ailén de... — Soy yo, su esposo — interrumpo haciendo me vea y reconozca. — Señor Veloder — expresa de forma pausante. Su postura, expresión y mirada tensa cada parte de mi cuerpo. — ¿Como esta mi esposa? — pregunto ansioso. — Su esposa se encuentra estable, la operación fue un éxito, tuvimos unos contratiempos pero ella lo logro — no puedo evitar sentir un gran alivio al oír eso — debe estar en observación por un período de veinticuatro horas por cualquier cosa — asiento con la cabeza. — ¿Puedo verla? — Deberá ser dentro de una hora, la están estabilizando en la habitación, se le está haciendo otras revisiones por los demás golpes pero todo bien, por supuesto que estas próximas horas son importantes para una pronta recuperación de la paciente — asiento con la cabeza sin poder evitarlo abrazando a Mauricio con emoción quien me recibe dando palmadas en mi espalda. — ¡Esta bien! — festejo. La gran roca que reposaba en mi pecho se va devaneciendo haciéndome sentir más aliviado y tranquilo, mi princesa está sana y salva. — Te lo dije — expresa separándose — Ailén es fuerte. — Lo es — comenta el doctor — yo los dejo — asiento con la cabeza. — Gracias Doctor — siento el alivio recorrerme. Luego de minutos en silencio Mauricio habla. — No quiero arruinar tu momento de paz pero ahora solo debes pensar en cómo arreglar las cosas, su estado lo complica todo — recuerdo el como Ailén descubrió mi infidelidad preocupandome. Ella lo vio, ella vio una gran escena que no será fácil de dejar atras, esa zorra a arruinado mi matrimonio. — Ella no me dejaría ¿no? — expreso con preocupación. — No lo se Cian, créeme que no lo se, Ailén es una mujer de muchas sorpresas, no es tan predecible así que el porcentaje que te perdone o rechace son el mismo — llevo mis manos a la cabeza tirando de mi cabello con fuerza. Ella es el amor de mi vida. — Lo importante es que esta bien — expreso cerrando los ojos. No la dejaré ir, Ailén es mía, esos tres años de matrimonio no se irán a la borda por una infidelidad, solo debo hacer que me perdone y alejarla de ese infeliz. Sino fuera por él, probablemente ahora ella y yo estaríamos durmiendo juntos, con ella en mis brazos. No te dejare ir Ailén, eres mis esposa.
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