Llegamos a un restaurante al aire libre muy cerca de la playa.
—Chloe —escucho a mis espaldas cuando estamos por entrar.
—¿Evan? —digo sorprendida al darme la vuelta.
—Sí —responde y se acerca para abrazarme con fuerza. Su efusividad me sorprende un poco, pero respondo a su abrazo.
Evan fue mi primer novio en la adolescencia, tuvimos una bonita relación hasta que nos separamos porque teníamos diferentes caminos para continuar con nuestras carreras.
—¿Qué haces aquí? —me interroga—. Pensé que vivías en Miami.
—Allá vivo, estoy aquí de paso.
—Por favor, permíteme invitarte a comer —me ruega. Miro a Theo y asiente indicándome que no hay ningún problema.
—Está bien, vamos —acepto.
Entramos y tomamos asiento. Theo se queda de pie a mi lado.
—¿Es tu guardaespaldas? —me pregunta Evan.
