Un amigo, un compañero y un amante. Un cónyuge debía cumplir esos tres requisitos porque la declaración de los votos y el beso frente al altar era apenas el comienzo y la vida después de ese día podía tornarse muy larga o muy corta. El matrimonio era el final del egoísmo y el comienzo de la monogamia, y como tal, se decía que atentaba contra dos de las necesidades humanas más básicas. Ser egoísta era una prioridad, mirar por los intereses propios era parte de la vida y perseguir las satisfacciones personales sin limitaciones era parte de la enseñanza atribuida a la sociedad. Entre esas costumbres el matrimonio se volvía un compromiso, un papel y un estatuto. Los hombres se casaban por la necesidad de procrear un heredero legítimo y las mujeres lo hacían para garantizar su bienestar soc