CAPITULO 1

2772 Words
Happy Birthday to You, Happy Birthday to You Happy Birthday Dear Alex, Happy Birthday to You. Estas son las mañanitas que cantaba el Rey David a las niñas más bonitos se las cantamos así, despierta Alex despierta mira que ya amaneció y los pajarillos cantan la luna ya se metió. -Feliz Cumpleaños hijita -Gracias Mami -Pero miren quien se ha levantado, que cumpleañera más madrugadora – y la abrazo – te amo Alex y deseo que este sea el mejor de muchos cumpleaños que están por venir corazón -Gracias papá -Feliz cumpleaños enana -Adam, vinisteeee – y abrazo a su hermano con fuerza -No Alex soy virtual – dijo intentando parecer sarcástico ante la alegría de la chica -Hay que tonto eres - sonrió -Bueno y para nuestra princesa – hablo su padre mientras sacaba un pequeño estuche de panilla color negro – ábrelo. Alexandra abrió la cajita y vio el contenido, era una cadena de oro platinado con un Dije de Estrella que al abrirlo tenía una foto de los cuatro, los ojos se le llenaron de lágrimas y los abrazó a los tres, ese era su cumpleaños número 17 y ya se lo estaba pasando de maravilla.   Esa noche solo organizarían una cena, porque para el fin de semana tenía pensado invitar a todas sus amigas del colegio a que pasaran el fin de semana en la hacienda. Se puso en bañador y se dirigió a la piscina y de pronto el sueño cambio inesperadamente. -Corre Alex, corre más aprisa – sentía como el fuete mano de Adam se cerraba alrededor de la de ella -Eso hago - jadeo Llegaron a la cabaña y Adam la dejo ahí escondida, ella quiso regresar con él pero su hermano se lo impidió. Después de varios minutos donde no hizo más que comerse las uñas escucho un estruendo que la dejo perpleja -Noooo... – grito y salió corriendo sin pensarlo hacia el lugar donde hasta hace apenas unas horas fuera su hogar.   Seguía gritando cuando se despertó estaba sudorosa y respiraba agitadamente, temblaba de miedo y dolor, habían pasado casi 10 años de aquella tragedia y aun tenia pesadilla y era capaz de sentir toda la repulsión que había sentido aquella maldita noche. Esa noche el terror y el sufrimiento la había marcado para siempre, y esos sentimientos la perseguirían por el resto de su vida. En ese momento su abuela entro a la habitación, no era un secreto que ella tuviera pesadillas casi todos los días en los que el trabajo en la hacienda no la dejara tan cansada que ni siquiera tuviera fuerzas para cambiarse la ropa, la mujer llevaba una taza de té en una péquela charola -Anda bebe – le ordeno mientras le acercaba la taza a la boca - ¿pero, co….? – se interrumpió pues su abuela le estaba ya contestando la pregunta -Desde hace rato que te escuche maldecir y balbucear así que me imagine que pronto te despertarías y me puse a prepararte un té para los nervios -Gracias Nana – le sonrió -Alex, Alex… - los ojos de Doña Constanza Valladolid se llenaron de lágrimas la ver a su única nieta en aquel estado – hasta cuando te permitirás olvidar lo que paso y retomar tu vida -Nunca Nana, jamás mientras ese maldito respire – bufo llena de ira -Alex, eres lo único que me queda en este mundo, ya perdí una hija, a mi otro nieto y al bueno a tu padre al que quería también como a un hijo, no quiero perderte a ti también. -Pero abuela, no me perderás -Claro que sí, acaso no ves como tú misma te destruyes, ese hombre no logro matarte, pero al parecer tu sola te has sepultado en los límites de esta hacienda. Eres joven, hermosa, y con la vida por delante, pero cariño… - le acaricio la mejilla – ya no te niegues más a vivir. -Constanza por favor, - rogo – ya no me tortures más, - se levantó de la cama y comenzó a pasear de un lado a otro de la gran habitación, parecía león enjaulado mientras se mordía las unas -Niña por favor, siéntate me estas mareando. -Me voy a duchar. -Pero Alexandra Grey – no continuo por que fue interrumpida por su nieta -Parker – Corrigió - Soy Alex Parker abuela por favor, nadie debe saber mi verdadero nombre. -Pero hija, a esta bendita hora todo el mundo está dormido en la hacienda, además todos te adoran y nadie nunca te delataría -Pero no quiero correr riesgos Constanza – sonrió -Estas más paranoica que de costumbre -Sera porque está próxima la fecha – el lúgubre sonido de tristeza acompaño esa frase y no dijo más -Qué pena que no quieras celebrar tu cumpleaños -Para mí no hay nada que celebrar nana sino todo lo contrario, ese fue el peor cumpleaños de mi vida y cada año los extraño más y más -Pero hija…. -Me voy a duchar quiero montar un rato -Alex apenas son – y se volvió a mirar el reloj – las 4:35 de la madrugada -Y para cuando me bañe y me cambie ya serán las 5 y el día de la hacienda estará comenzando, anda regresa a tu cama viejita – le bromeo.   Se ducho rápidamente y se cambió con lo mismo de siempre, unos vaqueros, una camisa de algodón manga larga, las cuales se dobló hasta dejarlas al codo, se calzo las botas y se recogió el cabello en una trenza para que el largo cabello negro no le molestara en la cara mientras cabalgaba. Como siempre no se maquillo y bajo corriendo las escaleras directo a la cocina, sabía que Matilde estaría ya despierta y con el café listo. Mientras se tomaba una humeante taza a la cual le ponía unos palitos de canela, mando a Paula la nieta de Matilde, a que le informaran a Rogelio que saldría a montar. El diablo era igual de brioso que su dueña y únicamente se dejaba montar por ella e igual únicamente se permitía ensillar por Rogelio, el Capataz de Las Ilusiones, el hombre conocía a Alex desde que llegara a la hacienda, la quería como a una hija y la conocía como a la palma de su mano, y conociéndola así sabía que antes de iniciar sus labores debía tenerle listo al diablo para que Alex saliera a montar, el único momento de distracción que se permitía en todo el día, así que Rogelio se dirigió como todos los días a prepararle el caballo.   Alex termino de beber el café y se salió rumbo a las cuadras a buscar al Diablo, de camino a ellas el ladrido de un perro llamo su atención, se giró y vio que corría hacia ella, otro en su lugar ya habría salido huyendo pues el imponente animal estaba para dar miedo. El Dóberman con su cuerpo musculoso, sus ojos pequeños y oscuros, y sus orejas alertas casi voló para llegar al lado de su ama. Alex se agacho para recibirlo con un abrazo grande y fuerte pero lleno de cariño, hacía apenas unos 4 años que tenía al animal al que bautizo con el nombre de Drako por su pelaje negro, lo adoraba y ella era igualmente correspondida, Drako era un macho de 43 kilos y 70 cm de altura. Valiente, cariñoso, vivaz, decidido y elegante. Siempre tenía una expresión inquietante y el carácter enérgico, orgulloso e impulsivo, pero debido a que recibió un buen adiestramiento por parte Alex, siempre se mostraba estable, asentado y hasta sociable. Alexandra era una dueña firme y tranquila que supo imponerse con paciencia y sobre todas las cosas, con afecto. Drako le era sumamente fiel y muy dependiente de Alex, por quien demostraba una devoción ciega. Ambos, animal y ama se dirigieron juntos a las caballerizas, el Diablo ya estaba ensillado y listo para salir de paseo. Los tres se dirigieron rumbo a la salida de la casa para dirigirse primero a los sembradíos de uva. El recorrido diario de los tres ya era habitual para los peones, solo unos cuantos se sentían intimidados por Drako, en especial Marco, el segundo hombre al mando de Las Ilusiones.   Su paseo iniciaba recorriendo los sembradíos, como a diario realizaba esta labor, poco a poco supervisaba la gran extensión de terreno que eran Las Ilusiones. La hacienda era grande, y una de las más importantes de la región, cierto que no había muchas que se dedicaran a la siembra de la Vid, pero aun así tenían unas cuantas hectáreas. El día era cálido, apenas empezaba la primavera, así que aún se podía pasear frescamente hasta llegar casi el medio día. Esta mañana no se encontraba de humor para su habitual trabajo, así que esta vez se saltó la inspección y se dirigió directo al riachuelo que pasaba cerca del sembradío. Quería estar sola pronto seria su cumpleaños número 27, pero como le dijo a su abuela, no tenía nada que celebrar sino todo lo contrario, pronto serian 10 años del asesinato de sus padres por aquel desgraciado que destruyo su vida. No sabía cómo ni cuándo, pero lograría vengarse, tarde o temprano. Se lo juro hacia años y aún no llevaba a cabo su promesa, pero la verdad es que no quería verlo nuevamente.   Desde la muerte de sus padres y después de pasar algún tiempo en el hospital y luego otro más internada recibiendo apoyo Psicológico, se encerró en Las Ilusiones, esa hacienda era su vida, su mundo y fuera de las paredes de ella no sabía si iba a poder sobrevivir, por esa razón se empeñó tanto en aprender la administración del lugar y más se empeñó en aprender todos los trabajos que en ella se realizaban, debía mantenerse ocupada para no pensar en ese día, ya bastante malo era con que  reviviera esa pesadilla casi todas la noches. Le gustaba ese lugar, la finca de sus padres en su tiempo era muy diferente, más industrializada, en cambio Las Ilusiones se parecía más a las Haciendas de antaño, su abuela se aseguró de que permaneciera así, solía decir que era como si su querido Anthony estuviese todavía allí, y cuando Alex asumió la administración de la finca, solo se encargó de poner al día ciertos aspectos que no podían evitarse, pero fuera de eso todo permaneció igual. La hacienda estaba pintada en su totalidad de color blanco en el exterior. Y las habitaciones cada una tenían su personalidad. A Alex le encantaba estar en la cocina, lo olores de las especias y condimentos siempre la habían tranquilizado, además Matilde era como su otra abuela. Ella y su nana Constanza fueron su gran apoyo los primeros días posteriores al abandonar la clínica de ayuda. Bruno también se había convertido en una parte esencial de su vida, él la encontró aquel día cuando ese maldito la dejo abandonada creyéndola al borde de la muerte y tal vez hubiera resultado así, de no ser por su amigo. -Estabas tan desnuda como al nacer cuando te encontré cerca de la finca que aún se incendiaba. – Le dijo un día que ella le pregunto por el resto de la historia que no recordaba – y al verte me saque el saco y te cubrí con él, después te cargue en mis brazos como se carga un muñeco sin vida, recuerdo que – hizo una pausa – al verte se detuvo mi corazón, tenías la mirada perdida como si estuvieras en otro mundo, en uno muy lejos de aquí, después te lleve al hospital y los doctores no me dieron muchas esperanzas, pero era más bien porque tu no tenías ganas de vivir, no reaccionabas a nada, no parecías captar nada, te digo la verdad no sé muy bien que o quien fue lo que te trajo de vuelta al mundo de los vivos – bromeo – pero me alegro. Cuando despertaste tu abuela y yo estábamos ahí, tu nos viste y de pronto te me lanzaste como si fueras un Zombi – Bruno trataba de hacer más ligera su explicación, pues estaba seguro que al escucharlo le causaba otra herida y él no deseaba eso – y yo la comida – sonrió – me abrazaste y tuve que usar las pinzas para poderme zafar de ti. -Esa parte ya la recuerdo – contesto Alex – pero no creo haberme lanzado a ti como un zombi más bien me defendía de uno – ella le siguió el juego - ¿Y porque me atacaste? -Como dice Nana, quien pega primero, pega dos veces – ambos soltaron la carcajada.   Regreso al presente, y decidió que en cuanto regresara llamaría a Bruno. Tenía meses que no lo veía, solo se comunicaban por teléfono o por correo, pero no era lo mismo. Ella lo quería como a un hermano… como al hermano que perdió. Maldito el día en que Federico Santoro se cruzó en su camino. Drako sintió temblar a su ama y ladro nervioso. -Tranquilo… tranquilo, anda caminemos un poco hasta despejarme. Caballo y perro la flanquearon de modo protector y siguieron el paso que Alex les marco. Cuando se sintió más tranquila, checo la hora y vio que faltaban solo unos minutos para las 09:00 am, se había quedado más tiempo del habitual y Conny, como solía decirle a su abuela de cariño, estaría preocupada. De un salto monto al Diablo y comenzó a cabalgar, Drako los seguía muy de cerca. Llego a la casa y se dirigió a la biblioteca, nada más entrar marco el número de la oficina de Bruno. -Bufete de De la Vega y Asociados – Contestaron -Con el Sr. Bruno de la Vega, por favor - Pidió -¿Quién lo busca? – Solicito la gentil secretaria -Alexandra Parker -Permítame un momento para comunicarla señorita Parker, encantada de saludarla. -igualmente y gracias – contesto antes de esperar en la línea mientras la comunicaban con Bruno - ¿A qué se debe el honor? – pregunto la varonil voz al otro lado del teléfono -A que te extraño – contesto sin más -Yo también te extraño -Entonces por qué demonios no has venido a visitarnos -Trabajo – respondió cansado - ¿Es eso verdad? O verdadero motivo son mujeres - ¿Esta celosa?  - bromeo -De cualquiera que me robe tu tiempo, sí. Incluido el Bufete -Mira si serás posesiva – rio - ¿Por qué no te apareces por la ciudad? -Mmm – dudo – perfecto sabes que no salgo de la hacienda. - ¡Alex! ¿Y no crees que ya va siendo hora de que lo hagas? -No. Aun no estoy lista -Eso no lo sabes -Sí que lo se - ¿Y cómo? si desde hace años estas encerrada en esa finca -Pues solo lo sé y ya -Mira, -respiro para tranquilizarse - sé que lo que ocurrió hace años fue terrible pero, ¿dejaras que ese maldito siga teniendo poder sobre ti y gobierne tu presente? -Bruno yo… -Nada – la interrumpió – Voy a ir a Las Ilusiones en un par de semanas y cuando me regrese a la ciudad tu vendrás conmigo, así que prepara las cosas y deja todo listo no quiero que después me pongas peros y te salgas con la tuya quedándote y permitiendo que me regrese solo, esta vez te juro que te traigo conmigo, aunque sea a la fuerza. Y no intentes sabotearme Alex, te conozco así que le hablare a la abuela para ponerla sobre aviso, nos vemos en dos semanas. – Colgó.   Alex se quedó viendo el teléfono sin poder creerlo, Bruno le había colgado y la estaba obligando a presentarse en la ciudad, no ella no podía hacer aquello. Qué pasaría si Federico la viese, no podría controlarse y terminaría arrancándole los ojos ahí mismo como mínimo, o si ella tuviera una nueva crisis como la de hacía años. -No – dijo en voz alta – no iré – dijo y salió de la biblioteca rumbo a la cocina. Ahí se encontró con su abuela. -Acabo de hablar con Bruno y me dice que vendrá por ti en un par de semanas para ir a la ciudad. -Bueno si será chismoso, acabamos de colgar, además no le asegure nada -Aun así, creo que debes de ir -Ya veremos, Conny -Alex -Abuela, por favor no me presiones quieres. Mira te prometo que para cuando llegue Bruno tendré todo listo pero, aun así no sé. Déjame digerirlo, dame tiempo tu sabes que me es muy difícil nana, por favor. -Está bien, hija.  
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