CAPÍTULO QUINCE En algún momento de la noche o de la madrugada, tomo la mochila casi vacía con la intención de meterla debajo de la cabeza para dormir unos minutos más. Sin embargo, me doy cuenta de que no está tan vacía cuando la agarro. Me levanto de un salto, temiendo por la criatura que se ha metido dentro en busca de migajas o refugio. Jenny murmura algo en sueños. En la oscuridad, paso los dedos con cuidado por la abultada mochila de lona. Cuando no se mueve, la pincho para asegurarme de que ninguna criatura se ha colado dentro para dormir. Sigue sin moverse. Le doy un golpe más para asegurarme. Luego aprieto en algunos sitios para intentar hacerme una idea de qué diablos puede haber dentro. Lo que siento es algo plano, de forma cuadrada. Se arruga cuando lo aprieto. Abro lenta