Capitulo 2 — Un secreto.

1808 Words
Capítulo 2 – Un Secreto. Johann la había llamado, él no había dicho su nombre y ella tampoco el suyo, simplemente se quedaron ahí, prendados en la mirada del otro, Sara pensaba en su cita mientras que se quitaba el maquillaje, Ángela le había puesto un rojo mate en los labios, ese pintalabios era difícil de remover. Ella se preguntaba porque ese hombre había llamado su atención, podría ser esa aura magnética que poseía, era evidente que lo suyo era dominar, pero también era evidente que ella no estaba hecha para ser dominada, no sería sumisa de nadie, al menos no era algo que tuviera en mente, había decidido ir a aquel lugar por su depresión, acababa de salir de una relación toxica, su ex novio le había sido infiel y ahora se había convertido en la pareja de su amante, sí, lo sabía, sonaba absurdo, él que le suplico de rodillas una oportunidad más, que le dijo que la amaba, y que solamente ella era su felicidad, una semana le había bastado para que se olvidará de todo el amor que decía tenerle, lo cual llevo a Sara a una grave depresión, pidió vacaciones en su trabajo, y cuando acabaron simplemente siguió ahí, su despido le llegó por correo, puesto que ella no se atrevía de levantarse de su inmunda depresión, le era más fácil estar ahí y perderse en el alcohol y la comida chatarra. Claro, hasta que llegó Angela quien se había cansado de que su mejor amiga rechazara sus llamadas. ¡Ya estaba bueno! ¡Había que ponerle un fin a su depresión! Y después de que una muy enfadada Angela entrará a su departamento con un cerrajero como cómplice, evidentemente el pobre hombre había sido utilizado, había alegado que Angela decía que era su departamento y que había perdido las llaves. Era buena para salirse con la suya, por unos días se había instalado en la habitación de invitados de Angela y Sean, ellos eran el uno para el otro, aún recordaba claramente la primera vez que su mejor amiga lo conoció, no paraba de hablar de él, decía que por fin había encontrado a su media naranja, y es que compartían muchas cosas, no solamente sus gustos, Sean era un hombre un tanto reservado, pero por lo que podía escuchar cada vez que los veía compartir uno de sus no tan acalorados momentos, él amaba a Angela tanto como ella lo amaba a él, solo eso era suficiente para que ella fuera feliz por su mejor amiga, además, a pesar de ser su "Amo" él y ella compartían un vínculo que se podía visualizar con solo estar en presencia de ambos. Quizá a ella algún día le pasará lo mismo con alguien. En ese momento entro Angela a su habitación, interrumpiendo cada uno de sus pensamientos. — Entonces... ¿Ya has elegido que vas a ponerte? — pregunto Angela con curiosidad. Sara se lavó la cara y acto seguido se secó con pequeños toquecitos. — Fue la llamada más corta de la historia, sólo dijo: hola señorita, espero te encuentres excelente, te enviaré la dirección por mensaje. — respondió Sara confundida, provocando que su mejor amiga soltase una carcajada. — Ay cariño... — la miró con empatía, se acercó a ella y la rodeó con sus brazos. — si de por sí las relaciones vainilla te parecen complicadas, ¿Cómo crees que será una relación ligada específicamente al sexo? — pregunto separándose de su mejor amiga para verla a los ojos, pensando que encontraría una respuesta en ellos, todo lo contrario, los ojos de Sara lucían perdidos. — ¿Qué hago? ¿Lo cancelo? — pregunto Sara precipitándose hacia su teléfono móvil que se encontraba justo al lado del lavado. Angela la agarró nuevamente con un poco más de fuerza para que reaccionará. — ¡No vas a cancelar nada! — exclamó con determinación. Sonriendo de medio lado continuo. - nunca antes te había visto tan determinada, fue un acto impulsivo, sí... Pero era como si supieras lo que querías... — se encogió de hombros de manera divertida. — entonces... Pensé que quizá podrías intentarlo. — Sara negó con la cabeza. — ¡No! Ese hombre es un océano, un océano profundo que me gustaría descubrir. Pero, ¡¿Sabes qué?! ¡Los malditos océanos no solamente son profundos, no, ellos también son extensos! — grito Sara provocando una nueva carcajada en su mejor amiga. — No te equivocas demasiado... Creí que Johann no sería el indicado para ti precisamente por todo lo que lo define, pero puede ser que eso sea bueno para ti, lo pensé, y creo que está bien que lo intentes... Además. — coloco ambas manos en los hombros de su amiga para reafirmar sus palabras. — ¡Tú se lo pediste! Esa Sara que vi allí, déjala salir... Deja de controlar lo que te da miedo, deja que tus impulsos y deseos más oscuros salgan, nadie más que tú, y yo obviamente, puede juzgarte. — sonrió divertida. — así que ahora déjame ver ese mensaje, y moveremos tu culo directamente al armario, irás perfectamente a esa cita. — Sara suspiro rendida, como siempre Angela había dado en el clavo. Era su culpa, ella le había pedido específicamente a ese hombre que la instruyera, lo mínimo que podía hacer era ir y dar la cara, si sentía que no podría continuar con eso simplemente se lo diría, eso era mucho más respetable que huir de él, además aún seguía con un deseo curioso por descubrirlo, aunque sabía que se estaba metiendo en la boca del lobo. Volteo la vista hacia Angela, ya había tomado su teléfono móvil, y revisaba con energía su teléfono, suspiro pesadamente y se acercó a ella. — ¡Conozco este lugar! — exclamó Angela. — no me sorprende, principalmente Johann es un caballero, no te llevará a su calabozo a la primera, no sé en qué estaba pensando. — dijo aliviada en lo que Sara la miraba confundida. — ¿De qué lugar se trata? — pregunto Sara con curiosidad. — Ah, es una cafetería, supongo que querrá hablar contigo, conocerte en público y esas cosas... — hizo un ademán restándole importancia en lo que se dirigía al armario donde Sara había acomodado de manera categórica toda su ropa. Sara la siguió. — ¿Conocerme? — pregunto confundida mirando como Angela sacaba algunas prendas de su armario y las aventaba a la cama. — ¿Sabes que pongo absoluto cuidado con el orden de cada prenda que estás desordenando? — pregunto fastidiada, Angela y ella no se parecían en nada, a veces se preguntaba cómo era que se llevaban tan bien. — Ajá. — fue lo único que Angela fue lo único que respondió Angela, concentrada en su tarea. — ¡Este es perfecto, a Johann le encantara! — grito eufórica, encontrando el vestido indicado. Sara levanto una ceja interrogante, Angela la miró con gesto preocupado, claramente la conocía y sabía que Sara estaba esperando respuestas, pero dejaría que las hiciera. — ¿Qué tienes que decirme de él? ¿Cómo es que lo conoces tanto? — pregunto al fin Sara, sentándose en la cama justo frente a su amiga que sostenía el vestido elegido entre sus manos. Angela dejo el vestido a un lado, y se sentó a un lado de la cama justo delante de Sara, la miró con gesto serio, después de un fuerte suspiro, respondió. — Bueno, esto es algo incomodo. Bueno de hecho esto no debería afectarte... ya que en nuestro mundo es totalmente normal. — titubeó, pensando en sus siguientes palabras. extendió sus manos y agarro las de su amiga entre las suyas, quizá temía que se lo tomara a mal, la miró fijamente, soltando un profundo suspiro, y continuó. — ya sabes que en mi inicio pase por algunos Doms, ¿Recuerdas? — pregunto incomoda. Sara soltó una leve risita. — Claro... algunos. — respondió con aire divertido tratando de ignorar lo tenso que se encontraba el ambiente. Angela se rio con ella, — El caso es que fui su sumisa... no es que haya durado mucho, pero espero que no sea algo que te moleste... — se apresuró a decir. Sara se quedó pensándolo un segundo. — La pregunta sería: ¿A ti te molesta? — respondió sorprendiendo a su mejor amiga. Angela negó rápidamente con la cabeza. — ¡No! ¿De qué hablas? ¿Por qué me molestaría? — pregunto levantando un poco la voz... Sara la miro con un gesto de evidente preocupación en el rostro. — escúchame bien Sara. — puso un gesto serio. — estoy casada, pero tengo un pasado, al igual que mi esposo, ninguno de los dos se juzga por lo que paso en su vida en el pasado. — suspiro. — Johann ha sido Dom por mucho tiempo y créeme, encontraras parte de su pasado en muchas caras que lo quieren de vuelta. — Sara la miro intrigada, solo había una pregunta que quería hacerle. — ¿Por qué se terminó? — pregunto al fin. — No éramos lo que el otro buscaba, eso es todo, sin embargo, puedo decirte que Johann podría instruirte bien, Te escuchará, estará al pendiente de lo que necesitas, lo sabrá incluso si tú no lo sabes... — Sara se removió incomoda en su lugar. — bueno, fin del tema... debo ir a dormir o ya sabes... — Sara rodó los ojos ante tal insinuación, la cual acompaño con una imitación de su amo azotándola. Esta vez Sara no pudo evitar soltar una carcajada. — buenas noches amiga, espero que tu cita de mañana salga bien. — le hizo un gesto con ambos dedos, deseándole suerte. Sara susurro un: — “Buenas noches, te quiero amiga” — antes de acostarse en su cama. La cita con él la ponía realmente ansiosa, Sara solía planear e idealizar las cosas, sacaba pros y contras, antes de hacer cualquier cosa pensaba siempre en como afectaría eso a su futuro, pero al pensar en Johann no podía imaginar demasiado, la confundía, era un hombre impredecible, claramente él también pensaba en cada uno de sus actos. — ¿Y si suelto una estupidez? Él parece ser un hombre muy serio... También reservado... — se dijo a si misma mientras jugaba con sus manos, visiblemente ansiosa. — siempre digo tonterías cuando estoy nerviosa o incómoda, estoy trabajando en ello. Debería confiar más en mí. — se animó ella misma rápidamente. — si, nada saldrá mal, tengo el atuendo adecuado, yo elegí el lugar y nada saldrá mal porque de no agradarle siempre puedo buscar ayuda en otra persona... ¿Verdad? — se levantó quedando sentada en su cama. — ¡Qué diablos! Cualquiera que me escuche juraría que estoy loca... hablo sola. — dijo soltando una risa nerviosa.
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