Capitulo 3 — Entrevista con el jefe.

1290 Words
Había sido seleccionada, ella entre tantas postulantes, se preguntaba si se debía quizá a sus estudios, con su anterior trabajo no había recibido tan siquiera una carta de recomendación y lo entendía, había metido la pata en grande.      Recursos humanos le había hecho saber que su última entrevista y la decisiva sería con el gran Johann Davidson, Sara temblaba de nervios, sabía que había firmado de confidencialidad, no podía divulgar nada sobre él, no podía usar su teléfono personal, si era contratada, la empresa le asignaría uno, que evidentemente traería todos los accesos bloqueados, al menos los que estaban prohibidos. Se preguntaba porque ese hombre no había mostrado su rostro jamás, ¿Acaso era feo? ¿Tenía alguna enfermedad degenerativa o algo por el estilo?     — Señorita Brown, el señor Davidson la espera en su oficina. — Sara se levantó de la muy cómoda silla de espera y espero a que la mujer continuase. — sígame, por favor. — hizo un ademan, Sara asintió y se dispuso a seguirla. Se había vestido elegantemente, Angela le había prestado una de sus mejores prendas, así que se sentía con toda seguridad para ver a ese hombre que causaba tanto terror entre sus empleados.    La mujer toco la puerta y se retiró así mismo como vino, Sara la miro irse y pasando saliva escucho la voz de aquel hombre.    — Adelante. — fue lo único que lo escucho decir. Abrió la puerta de manera calculada, ni muy rápido, ni muy suave, quería que el señor Davidson se diera cuenta de su seguridad, la misma que cayó al suelo cuando la puerta estuvo totalmente abierta. El señor Davidson no tenía una enfermedad degenerativa, ni era muy feo... Al contrario, gozaba de buena salud y era realmente atractivo como para hacer que una mujer mojase sus bragas con solo rozar su piel suavemente, él levanto el rostro al ver que nadie entraba en la oficina, quedándose también pasmado con la inesperada aparición de Sara, carraspeo su garganta y la miro con el ceño levemente fruncido. Le había dado un apellido falso, para su suerte le había dado una carpeta con lo básico, y tal vez la había tenido desnuda una que otra noche y se moría de ganas por penetrarla, pero Sara era difícil y eso a él lo enloquecía.    — He de suponer que es usted la señorita Sara Brown. — afirmo. Sara simplemente asintió incomoda. — pase y siéntese, señorita Brown. — prácticamente le ordeno en lo que señalaba el asiento frente a él. Ella resistió el fuerte impulso de discutir, no podía darse ese lujo, necesitaba el trabajo, y aunque en aquel departamento no tan ostentoso había perdido toda vergüenza y actuó con total desfachatez. Hoy no sería así. Resignada se sentó en la silla.    — Es un gusto conocerlo, señor Davidson. — dijo ella sin saber que más decir. Él sonrió de costado, sin levantar la vista.    — Para mí en cambio es una sorpresa, señorita Brown. — dijo recalcando su apellido, apellido que ella había cambiado por uno falso.    — Discúlpeme que tenga el descaro de... — Johann levanto una mano obligándola a detenerse, Sara callo de inmediato.    — Yo no te dije más que mi nombre, así que estamos a mano... Ahora habiendo aclarado el tema, volveré a las formalidades. — ella asintió en acuerdo. Agarrando el currículum de Sara. — así que... ¿Estudio administración de empresas, señorita Brown? — pregunto Johann levantando una ceja, expectante. Al mismo tiempo que sostenía el currículum de Sara entre sus manos.    — Si, así es señor Davidson... — respondió ella flanqueando un poco ante su imponente presencia, era la primera vez que lo veía de traje, y no sabía cómo actuar frente a él, ahora que sabía que era su nuevo jefe.    — ¿Y por qué postularse para secretaria? ¿No le parece mejor administrar una empresa? — pregunto en lo que se inclinaba hacia adelante y dejaba el currículum de Sara sobre el escritorio, entrelazando sus dedos la miró interrogante. Ella sonrió ligeramente antes de responder, pensando en una respuesta a la altura de su ahora jefe.    — No hace mucho termine la universidad... He conseguido pocos empleos y han sido por temporada, reemplazando a alguien que está de vacaciones o simplemente porque alguien renunció a último momento y necesitaban un reemplazo con urgencia. — hizo un ademán conteniendo el impulso por encogerse de hombros. No quería parecer una altanera. — ¿Dejaría usted su empresa en manos de alguien que no hace mucho salió de la universidad? — se atrevió a preguntar Sara, Johann la miró con el ceño fruncido, inclinándose nuevamente hacia atrás, carraspeo su garganta y la miró firmemente.    — No dejaría mi empresa ni siquiera en manos del más experimentado. — dijo dándole una mirada significativa. Ella había entendido el doble sentido. — soy un hombre que prefiere tener el control de lo que le pertenece... — dijo sin dejar de verla, Sara se tragó un suspiro, era su entrevista, no dejaría que este hombre la desequilibrará ni por un segundo, aunque haya decidido entrar en su mundo, aún era nueva en ello, no permitía que sus impulsos y deseos la manejarán.     — Ya ve, señor... — dijo inconscientemente, automáticamente su mirada se dirigió al rostro tensó de Johann, ella era su aprendiz y él su tutor, llamarlo “Mi señor” se había convertido en su más dura enseñanza, Sara se rehusaba a dejar su espíritu indomable, pero está vez la palabra se había escapado de sus labios naturalmente, aunque no fuese en ese sentido, Johann así lo anhelaba.    Él carraspeo su garganta y se removió en su asiento, la miró con semblante serio.      — Ya veo, señorita Brown. — se ajustó la corbata, Sara paso saliva viendo tal movimiento. — entiendo perfectamente, tampoco es que haya tantas vacantes muy seguido para administrar una empresa. — se puso recto en su silla y la miro fijamente. — usted ha pasado la mayoría de filtros en esta empresa, pero me gustaría hacerle una última pregunta para concluir con esta entrevista. — Sara asintió expectativa. — ¿Está dispuesta cumplir con el acuerdo de privacidad? —Sara sonrió inevitablemente.    — Ese acuerdo ya lo firme, señor Davidson. — dijo ella cambiando de semblante. Esta vez fue Johann quien sonrió.      — Ese acuerdo... — dijo con un tono un tanto divertido. — es tan solo una fracción de este. — saco un gran folder lleno de documentos. — puede tomarse su tiempo si decide firmar. — Sara se levantó lentamente y tomo el folder, cuidadosamente lo abrió, lo detallo, agarro un bolígrafo y empezó a firmar cada espacio visible donde pedía su firma, provocando que Johann sonriera orgulloso.    — Puede usted darlo por hecho, firmare todo... — dijo ella, Johann levantó una ceja, divertido.    — La veo entusiasmada señorita Brown. — dijo serio, al tiempo que ponía su mano sobre el espacio que Sara se disponía a firmar. — pero... ¿No prefiere leerlo primero? Sabe que eso no habla muy bien de usted. — Sara sonrió e inclino la cabeza hacía atrás para mirarlo fijamente con un aire coqueto, su integridad era importante, así que se valdría de esto para no disminuir su profesionalidad.    — Confió en usted... — acomodo un cabello detrás de su oreja, Johann paso saliva. — y en su empresa, usted tiene una de las mejores empresas del mercado, así que sí, confiare en usted, y en su empresa. — sonrió con seguridad dejando a Johann sin palabras, retrocedió y volvió a sentarse en su asiento con un nudo en la garganta.    Aquello que no había logrado en un tiempo, ahora lo había logrado de la nada, obtener la confianza de Sara. 
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