Capítulo 5 — Plan de aceptación.

1654 Words
La reunión había sido un total fiasco, la enfrente con ahínco, estudie lo que diría, pero aún así no me aceptaron, hablaron de mi género y me juzgaron por venir del campo, y aunque alegue que había estudiado contabilidad y tenía el mismo conocimiento de alguien con un título en administración de empresas e incluso más, nadie me creyó o al menos no quisieron tan siquiera prestarme un poco de atención, pude ver al prepotente Steven Simons con un rostro apacible, sabía que internamente estaba disfrutando del desastre que había sido esta reunión, pero estaba decidida no me iba a rendir, aunque aliarme con un imbécil fuese mi única opción, se lo prometí a mi madre, me ganaría un lugar y el respeto de todas las personas de esta empresa, socios, empleados y demás... Mi padre propuso darme un periodo de prueba, se decidiría quién sería mi guía de cierto modo... Cuando la reunión termino fui la segunda en salir ya que Simons había dejado su puesto mucho antes de que cualquiera se levantará de su asiento. — Señorita Moreno, puedo enseñarle su oficina. — me dijo la asistente de mi padre sacándome de mis pensamientos, suspire y asentí, la seguí hasta la dichosa oficina. — no se preocupe, su padre hará lo posible porque confíen en usted y darle el lugar que se merece en esta empresa. — dijo la chica amablemente, tratando de animarme, levante la vista confundida. ¿Por qué mi padre tenía que hacerlo? era inadmisible. — No, seré yo quien los convenza, me ganaré el puesto que merezco y el respeto de todos. — dije con seguridad, ella me miró y sonrió para luego asentir con la cabeza y retirarse, dejándome ahí, justo en frente de la puerta de mi oficina. Abrí la puerta algo desanimada, al abrir la puerta comprobé que alguien me esperaba ya en mi oficina, su espalda ancha en aquel traje hecho a medida me permitió saber de quien se trataba, Steven Simons se encontraba sentado allí, cerré la puerta y él se giró para mirarme, al verme me dio una sonrisa arrogante, bufe molesta y me apresure a sentarme en mi asiento, justo en frente de él, mientras tanto él me siguió con la mirada al tiempo que giraba la silla nuevamente, quedando frente a mí. Lo miré, mi gesto era de evidente molestia, él sonrió al tiempo que se inclinaba hacía adelante y posaba sus codos sobre mi escritorio, junto sus dedos y me miró expectante. — ¿Qué quieres? — le pregunte con voz cansada. — ¿No es evidente? — respondió con una actitud arrogante. — ¿Acaso crees que te fue bien en esa reunión? — dijo desatando sus manos y señalando con el pulgar hacía atrás. — Se que no. — espeté. — fue un completo desastre, ustedes los de ciudad se creen con el derecho de sentirse mucho más que alguien que viene del campo. — esta vez fui yo quien se inclino hacía adelante con aire amenazante. Él me miro con una sonrisa torcida en los labios. — pero soy capaz de acallarlos a todos. — dije con gesto serio. En ese momento la puerta se abrió dejando ver a mi padre, me miro a mí y luego a Steven Simons, por un momento mi padre se quedo ahí parado, pensativo hasta que reaccionó y aplaudió como si se hubiera ganado el baloto, lo mire desconcertada. — ¡Esto es perfecto! Justamente venía a verte para proponer a alguien como tu guía, y que mejor que Steven Simons... — dijo mi padre mirándome, se giró hacía Steven con gesto interrogante. — ¿Tienes tiempo, verdad, Simons? — pregunto mi padre con autoridad. Steven parecía estar igual de consternado que yo, su gesto era de evidente confusión, mi padre se sentó despreocupadamente en el sillón y se quedó mirando a Simons como esperando una respuesta. — ¡No, padre! — exclamé adelantándome, mi padre me miro confundido. — es que el señor Simons, ya se iba. ¿Verdad, señor Simons? — Simons me miró de reojo pero no respondió. — Si señor, tengo tiempo... De hecho estaba por proponerle lo mismo a la señorita Moreno. — lo mire con los ojos abiertos como platos, pero antes de que pudiera refutar mi padre sonrió victorioso. — Es maravilloso, por lo que se, podrás ayudarle a mi hija y de paso recuperar tu puesto en la sociedad. — dijo mi padre al mismo tiempo que se ponía de pie, dispuesto a marcharse. — entonces los dejo para que puedan ponerse de acuerdo. — mi padre extendió su mano hacía él, Simons la tomó encantado con una sonrisa en los labios. — No se preocupe, señor. Se que nos seremos útiles mutuamente, de eso no me cabe duda. — mi padre sonrió complacido antes de marcharse de mi oficina. Antes de que pudiera soltar toda mi irá hacía él, Steven Simons estiró su brazo y me detuvo. — Espera un segundo, señorita Moreno, no aceptaré si usted no esta de acuerdo, aunque ambos sabemos que esa reunión fue un desastre y que esto será beneficioso para ambos. — lo mire desconfiada. — Bien, en parte tienes razón, fue un desastre y supongo que no me aceptarán tan fácilmente, pero lo que me llena de curiosidad es saber... ¿Qué ha pasado con su prestigio? — dije dejándolo sin palabras. Simons carraspeo su garganta y me miró con seriedad, me quedé mirándolo expectante. — Pensé que alguien ya te había contado mi historia. Supongo que para que esto funcione debo decirte la verdad, y proponerte lo que quiero hacer. — asentí expectante. — Yo era un hombre muy atractivo físicamente, no me faltaban las mujeres ni el dinero, para mí era fácil generar ingresos, muchas empresas me respaldaban, pero ocurrió un accidente, viajaba con mi familia cuando sucedió, era la primera vez que aceptaba salir con ellos, y todo iba bien hasta que el auto se quedó sin frenos, fuí el último en salir y el que más herido quedó. — pase saliva escuchándolo contarme su historia, era algo personal y se veía que le afectaba. — mi rostro quedó desfigurado, así que enloquecí, gaste una gran suma en recuperar un poco de mí, está persona que ves aquí no es el antiguo Steven Simons, la gente dice que debo estar agradecido de estar con vida, pero... ¿Cómo hacerlo? Cada vez que me miró al espejo veo a un desconocido, las fotos que tenía en casa de mis recuerdos las tire a la basura, era mucho más doloroso verme a como era antes... — suspiro, su voz se había convertido en un débil susurro. — Entiendo lo que sientes, pero no creo que no seas atractivo. Realmente me pareciste impresionante cuando te vi en el baño. — lo escuché bufar, al escucharme, sonreí. — ahora quiero saber tus planes, aceptaré si me beneficia. — Steven levantó el rostro y me miró ansioso. — Claro que te beneficia. Necesitas un guía, pero yo necesito una esposa, al menos por un tiempo mientras que me recupero... — lo mire estupefacta. — evidentemente firmaremos un arreglo, un contrato que estipule todos nuestros intereses, en lo que estamos de acuerdo y en lo que no. — asentí entendiendo a que se refería. — Bueno, si me ayudas a ganarme un puesto y el respeto de todos ellos, aceptaré encantada. No soy alguien que se rinde fácilmente. — dije decidida. Steven sonrió por primera vez de forma sincera. — Bien. Entonces asumo que estás dispuesta a todo, casarse está incluido entre las cosas que harías para obtener el respeto y tu puesto aquí. — asentí segura. — entonces este es mi plan, te enseñaré lo que se sobre manejar una empresa, pero adicionalmente saldremos juntos, necesitamos que la prensa nos vea, nos tome fotos y hablé de nosotros, ambos somos mala hierba para los altos directivos, pero juntos podremos ser mucho más, formaremos un imperio, tu actitud decidida y mi carácter, juntado con mi experiencia nos harán ver mucho más serios, la gente empezará hablar, especialmente porque nunca quise casarme, además de eso eres la única hija de Samuel, esto llamará mucho más la atención, la gente hablara y será difícil no prestarnos atención. — se inclinó hacía mi con una sonrisa en los labios. — Aceptó. — dije con gesto serio, demostrando la seguridad que tenía, al parecer él no se lo esperaba. — pero solo fingire delante de las cámaras, realmente no me agradas, eres irritante y demasiado prepotente para mi gusto. — dije volteando los ojos. Él sonrió con aire arrogante. — Te puedo apostar lo que quieras que en menos de un año estarás rendida a mis pies, puedo no ser tan atractivo como antes pero te aseguro que puedo hacer que te enamores de mi con muy poco. ¿Las campesinas no tienen un tipo de hombre ideal, no? — preguntó al tiempo que se levantaba. Me levanté justo después de él, inclinandome hacía adelante y mirándolo seductoramente, agarre su corbata en mi mano y lo mire mientras que lamía mi labio superior, el experto en conquistar mujeres no pudo evitar seguir este movimiento con su mirada, sonreí victoriosa al tiempo que él reaccionaba. — Tú sabrás... Eres el experto en conquistas, seguramente sabrás conquistar a una campesina. — respondí haciendo que cerrará la boca y pasará saliva. Solté su corbata y me aparte volviendo a mi lugar. Simons carraspeo su garganta y se arregló el traje, sonrió mientras terminaba de acomodar su ropa, al levantar la vista vi un destello de picardía en su mirada, lo había tomado como un desafío. — Bien. Nos vemos campesina. — dijo dándose la vuelta en dirección a la puerta. Apreté los dientes molesta, me había ganado el mote. — ¡Adiós, idiota! — grite antes de que cerrará la puerta detrás de él.
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