Capítulo 2. La realeza.

1360 Words
Cuando los ojos de Morgan se abrieron, ella sintió un ligero mareo, se sentía cansada y confundida, aturdida hasta el último hueso, se levantó con rapidez y respiró con fuerza. Ya no estaba en casa, ahora estaba… estaba en una enorme y lujosa habitación, sobre una suave cama de colchas rojas, todo estaba bien iluminado, era tan diferente a su hogar, se puso de pie y se acercó a un balcón por donde entraba una fresca corriente de aire, cuando salió afuera se tapó la boca para evitar gritar. Estaba en el castillo del rey, en lo mas alto de aquel lugar, donde podía ver todo a su alrededor, el inmenso y espeso bosque y muy a lo lejos unas luces que provenían de su aldea y las aldeas contiguas. —¿Te gusta la vista?. Ella se giró de un solo movimiento y se repegó al barandal de piedra, ahí estaba el rey comiendo una manzana roja despreocupadamente, era guapo, masculino, enorme, debía de medir unos dos metros y con esos músculos podría destrozar a cualquier humano, Morgan casi había olvidado lo deslumbrantes que eran. —¿Por qué me trajo aquí?— Preguntó ella con voz débil y agitada. —Míralo como un regalo—Respondió él mientras daba un paso al frente. —Usted no es mi rey, yo no soy un lobo. —Mira— dijo él y apuntó hacia dónde estaba su aldea. —Tu aldea esta dentro de mi reino, así que si, si soy tu rey, y desde hoy, tu dueño. —¿Mi dueño?, no soy un objeto, así que exijo que me deje ir ahora, o no respondo. Sirhan sonrió y le dio otra mordida a la manzana que tenia en su mano izquierda, la chica era respondona, sin una pizca de educación, no le sorprendía, que se podía esperar de una aldeana. —Eres imprudente. —Y usted es arrogante. Él suspiró y se acercó a ella, Morgan tragó saliva y sintió un escalofrió en la nuca, de pronto se sentía muy ansiosa e indefensa, pero a la vez se sentía desesperada por tocarlo, por estar cerca de él, por besarlo, jamás había besado a alguien, pero ahora tenia muchas ganas de hacerlo. —¿Lo sientes?—Preguntó él mientras le daba otra mordida a su manzana. —¿El deseo que hay entre nosotros?. Morgan tragó saliva y sintió un escalofrío. —No se de que habla—Mintió ella con el corazón vuelto loco y el estómago revuelto. Sirhan tiró el corazón de aquella fruta y respiró hondo. Se acercó aún más a Morgan y la miró directo a los ojos, ella miraba hacia arriba, se sentía tan pequeña e insignificante a lado de él. —Si lo sabes— Afirmó él. Se acercó a su cuello, la acorraló contra aquel barandal y le dio un beso en la mejilla, algo inocente, pero poderoso. Morgan estaba estática, rehusándose a sentir placer por aquel tacto. Mientras que Sirhan se moría de ganas de arrancarle la ropa de un solo tirón. Ella se rehusaba a ser el objeto sexual que complaciera a ese lobo. Ahora se arrepentía de no haber ido a refugiarse a la zona blanca. Pero ya era muy tarde para pensar en eso. Cerró los ojos y sintió la calidez que emanaba de aquel lobo, parecía que ardía, se escabulló como pudo y negó. —Quiero que me deje ir—Exigió ella mientras mantenía la distancia. Sirhan tenia una erección* que dolía, sabía que la atracción sería grande, pero no imaginó que tanto, miró al horizonte en busca de un poco de calma y luego se giró hacia esa chica. —¿Cómo te llamas?. Ella guardó silencio un momento y luego respondió. —Morgan. —¿Sabes que es un vinculó?. —Lo se, y no hay ninguno entre usted y yo. —No te preocupes, no te quiero para que seas mi reina, mírate, eres una aldeana, no hay nada de especial en ti, pero eres lo que me tocó, así que…hagámoslo de una vez. “¿Hagámoslo de una vez?”, ¿A que se refería él?. Morgan estaba por decir algo cuando fue jalada por él hasta la cama, fue tan rápido que a ella apenas le dio tiempo de respirar. Sirhan la aventó y se quitó la camisa dejando ver su fuerte cuerpo, mientras que Morgan mas que asustada se sentía deseosa, ese deseo que crecía dentro de ella solo era por una cosa, un vínculo. “Imposible” pensó ella. Sirhan mentía, ella no le desagradaba en lo absoluto, de echo se sentía afortunado, ella era bonita, usaba un vestido hermoso y esas flores en su cabello la hacían parecer una hermosa hada, lo había deslumbrado desde el primer momento que la vio, su olor, sus movimientos, su carácter, todo era atractivo, ella era una diosa ante sus ojos y la necesitaba, la necesitaba mucho, pero él era arrogante, tosco y un poco bruto, era un lobo, jamás tuvo que rogarle a una mujer por sexo*, ellas caían solas como abejas a la miel. —No se atreva— advirtió ella mientras respiraba con fuerza. Sirhan se acercó, y de un tirón arrancó su hermoso vestido, dejando al descubierto su piel blanca y perfecta. Ella se sorprendió, aquel vestido parecía de buena calidad, ¿Cómo lo había roto tan fácilmente?. —No puedo parar— dijo él con la mirada oscurecida. La chica sintió su piel cuando él se acostó sobre ella y empezó a besar sus pechos, quería rehusarse, huir, pedir Auxilio, pero todo lo que hizo fue sujetarse de sus fuertes hombros. Eso hizo que Sirhan se excitara aun más, incluso él estaba sorprendido, gruñó y se incorporó un poco, Morgan lo miraba mientras que sus mejillas se sonrojaban por el calor y sus labios estaban entre abiertos listos para la batalla. Lo miró quitarse el pantalón y fue ahí que ella sintió miedo, al ver su masculinidad sin filtros, había escuchado en su aldea hablar a las mujeres sobre la virilidad que los lobos poseían, que todos estaban bien dotados y que en la cama eran salvajes e implacables, unas bestias, pero cuando Morgan miró a Sirhan muchas preguntas se vinieron a su mente, ella era virgen, y sabía que iba a doler, aun más con ese tamaño. —No me lastimes—pidió ella mientras sus ojos estaban clavados en su mimbro*. Él sonrió y entendió la preocupación de la chica, la anatomía de un humano era muy diferente a la de un hombre lobo, había mujeres que no soportaban intimar con los lobos y terminaban desmayadas, por eso se había puesto una ley, donde se prohibía tocar a mujeres menores de 17 años. —No lo haré. Morgan miró sus ojos tan azules y se recostó en la cama, ya no pensaba en escapar, lo quería, ella lo quería, no había mujer capaz de rechazar el vínculo, así que todo lo que podía hacer, era aceptarlo. Sirhan abrió las piernas de la chica y le quitó la ropa interior de seda que ella usaba, miró su sexo y su boca se hizo agua, sus músculos estaban tensos y su mandíbula apretada, sus venas parecían querer estallar y su mente estaba enfocada en una sola cosa, ella. Tocó su vientre plano y la miró retorcerse un poco, ella era tan sensual. No podía esperar más, sentía la desesperación y el deseo ir en aumento, así que solo la tomó. Morgan sentía dolor con cada envestida dada por el rey lobo, pero al mismo tiempo aquella desesperación dentro de ella se calmaba, sentir su piel, sus grandes manos sujetando su cintura, los besos que de vez en cuando él dejaba en sus labios, no lo conocía y aun así ya sentía que lo amaba y que inclusive estaba dispuesta a dar la vida por él, la unión se había completado y nada ni nadie podría cambiar eso. Ahora, ella era del rey, lo que no sabía, es que él también se volvió de ella y eso le daba ciertas ventajas, al igual que muchos problemas.
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