Capítulo 3.-No eres digna.

1388 Words
Fue una noche llena de sexo*, Morgan perdió la cuenta de cuantas veces intimaron, estaba exhausta, tan débil que ni siquiera se dio cuenta de en que momento se quedó dormida. Y mientras que ella descansaba, Sirhan la veía con atención, ella había saciado en una noche, lo que cientos de mujeres no pudieron en una década, no entendía, ¿Por que su vínculo había sido con ella?, había mujeres mas bellas y de rangos muy altos dispuestas a estar con él, y ahora, él no deseaba nada mas que estar con esa chica de campo. No podía hacerla su reina, ella no era digna. No había otra opción que mantenerla alejada y a la vez cerca, no podía solo desecharla, y tampoco quería presentarla como su futura esposa. Ya lo solucionaría después. Cuando Morgan despertó, se encontró sola en aquella enorme habitación, miró ropa limpia sobre una mesa y una charola con fruta fresca y agua. Sonrió sintiéndose muy dichosa, su madre la había protegido de estos lobos, pero ella había sido elegida por el mismo rey, era tan gracioso. Se levantó de un salto y sintió un poco de dolor en el vientre, no hizo caso y fue hasta la charola, tomó una manzana roja y la mordió con entusiasmo, era deliciosa, dulce y crujiente, la saboreo en su boca y después tomó la ropa para ir al baño, al entrar se dio cuenta de que había una bañera enorme, no sabía si podía usarla. “Que tonterías pienso, soy la compañera del rey, claro que puedo”. La llenó de agua caliente y se dio un largo baño, se cambió y salió, estaba emocionada, siempre había vivido en una casa humilde, sin privilegios, siempre soñó con visitar el reino, o con poder vivir en una casa dentro de la comunidad y ahora aquí estaba, era emocionante. Podría invitar a Eloise, invitar a las niñas, comer cosas fabulosas, vestir ropas elegantes ella podría… —Ya despertaste. Se giró y miró a una mujer mayor, tenia el ceño fruncido y los labios contraídos, se veía malhumorada. —Si, ¿Donde esta Sirhan?—Preguntó Morgan con entusiasmo. —No seas igualada, para ti es su majestad, ¿Entendiste?. Morgan se encogió en hombros. —Soy su pareja, así que puedo llamarlo como quiera— dijo rápidamente defendiendo su puesto. —Ja, ¿Su pareja?, jamás estarás a la altura de nuestro rey, solo serás la puta* que le caliente la cama, y para que veas que no miento, él a ordenado que te llev a la comunidad, donde están las demás putas* como tú. —¿Qué?. —Oh, ¿Creíste que ibas a quedarte aquí dentro del castillo?, que ingenua eres, ustedes las aldeanas creen que serán dueñas de este lugar, pero a todo lo que pueden aspirar es a vender frutas y telas viejas, ahora muévete que tengo cosas que hacer. Morgan no entendía, ¿Ella no viviría en el reinó?. —Quiero hablar con él. —Hablarás con él, cuando él tenga ganas de hablar contigo. Y así, Morgan fue echada del castillo, la llevaron hasta la comunidad que rodeaba el reino, aun estaba dentro de aquel lugar, solo que las puertas al castillo quedaron cerradas para ella, había mas mujeres con pequeños puestos, algunas vendían carne, pescado, frutas, telas hermosas, había algunos niños y niñas corriendo por todos lados, las casas que estaban mas lejos del castillo eran mucho mas pequeñas, llegó hasta una de esas casas y fue dejada ahí sin ninguna explicación, ella por supuesto trató de regresar al castillo y hablar con ese lobo idiota, pero los tres guardias que estaban ahí no la dejaron entrar, así que tuvo que volver a esa casa donde fue dejada, estaba llena de polvo. Se sentía miserable, usada y tirada como basura. En aquella casa había un jardín descuidado, había sido tan tonta, si se hubiera resistido un poco más tal vez pudo haber negociado algo, estaba a punto de llorar cuando una mujer la saludó. —¿Acabas de llegar?. Ella se recompuso con rapidez y asintió. —Si—respondió. —Soy Ana Lucía, puedes decirme Ana. —Yo soy Morgan. —¿Y que te parece?—preguntó Ana mientras miraba el lugar. —Prefiero mi aldea. —¿Qué?, debes estar bromeando , aquí nos dan todo, en mi aldea me moría de hambre, aquí mi lobo me da lo que necesito, y mis hijos tienen mas oportunidades de salir adelante, ¿Por quien fuiste elegida?. —Por…un lobo cualquiera. Ana sonrió. —Es la primera vez que veo a una chica tan enojada por venir aquí. “No estoy enojada, estoy furiosa”.—¿Cómo salgo de este lugar?. —No lo hagas, hay cosas peligrosas rodeando el bosque, tienes que solicitar un permiso con el rey. “No le pediré nada a ese idiota”. Morgan miró a su alrededor. —¿Por qué las casas de por allá son mas grandes?—Preguntó mientras señalaba las casas que estaban más cercanas al reino. —Es para saber quienes son las mujeres de altos rangos, no te metas con ellas, sus lobos son generales y allegados al rey. —¿Y tu lobo?—preguntó Morgan con curiosidad. —Es un Omega, supongo que el tuyo también. Morgan tenia ganas de reírse por aquel mal chiste. —Si, también es un omega. —Pues bienvenida, ¿Quieres que te ayude a limpiar?. —No gracias, no creo quedarme mucho por aquí— dijo ella mientras miraba a su alrededor, si era necesario ella treparía los muros, pero no se quedaría en aquel lugar, ser la puta* de un lobo, ella no iba aceptar eso. “Prefiero ser comida de osos”. —Bueno, ya veo. —Muchas gracias Ana. Ana asintió. Mientras tanto Sirhan estaba en una junta con los Alfas de su reino, todos discutían los problemas de la semana, Sirhan trataba de concentrarse, pero sus pensamientos estaban en una sola cosa, esa chica, en su piel, sus labios, sus gemidos, el modo en que cabalgaba sobre él, sus pechos, empezó a tener una erección* y a sentirse desesperado. —Muy bien, refuercen la vigilancia del lado norte— dijo Sarlok. Todos asintieron y el rey se quedó ahí hundido en sus pensamientos. —¿Esta todo bien?—preguntó Sarlok al verlo tan pensativo. —Si. —Escuché que trajiste a una chica al reino, ¿Es tu chica?. —Si, así es. —Eso es bueno, por fin encontraste a tú reina. —Solo es una campesina, ni siquiera se si puede darme un heredero. —¿Es una humana?. —Si, eso parece, no hay ningún rastro de algún lobo, así que supongo que sus padres eran humanos. —Entonces la llevarás de vuelta a la aldea. —No por ahora, mis necesidades son mas grandes que mi razonamiento. Sarlok sonrió, él comprendía eso, se sentía así con Elois, estar cerca de ella lo embriagaba de un modo único, también dolía separarse de ella y no verla, pero no podía traerla al reino, ella no le había dado a ningún varón, eso solo era deshonroso, no para ella, si no para él. —Ya veo, la dejarás quedarse en el castillo. —Ya la he mandado a la comunidad, no quiero rumores innecesarios. —Como digas, recuerda que el sábado viene el Alfa Morat. —¿Cómo van los preparativos?. —Todo va bien. Sirhan asintió y se puso de pie. —Muy bien. Salió de aquel lugar y caminó hasta su habitación, al entrar una dulce fragancia lo golpeó descontrolándolo por completo, aquel lugar olía a ella, su aroma tan dulce y agradable, él se sentía calmado, pero necesitaba más, le pidió a uno de sus hombres que fuera por ella y se recostó en la cama, al poco rato alguien tocó. —Adelante. Un lobo entró y agachó la cabeza. —Lo siento majestad, ella no está. Sirhan apretó la mandíbula y se puso de pie. —Búsquenla y tráiganla, no la lastimen. —Si mi señor. Eso lo hizo enojar mucho, “¿Cómo se atreve a huir de mi?”, era una burla, ella estaba jugando con fuego e iba a ser castigada.
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