No fue mucho el tiempo que nos tomó regresar a casa, ya que mi abuela sofia mantenía guardias al rededor del castillo, guardias que por alguna razón parecían boxeadores profesionales. Tuvimos que esperar a Sofía y explicarle todo, una de las empleadas les había indicado a los nuevos inquilinos donde serían sus habitaciones pero la pequeña Maddie decidió quedarse conmigo y no me quejaba por ello, Nick y Nadia ya sabían dónde quedaban sus respectivas habitaciones. Yo simplemente no tenia sueño. Maddie descansaba a mi lado, lo que se me hizo muy raro viendo que ella también había sido mordida. No me preocupe mucho por eso, me levante de la cama y salí de mi habitación sin notar la ridícula piyama azul que me había puesto tenía ositos por todos lados pero no me preocupe, los mellizos estarían