La tensión que hay en el coche se puede incluso tocar. Dymitri no ha dicho una palabra y nosotros tampoco. Ella va a mí lado con sus piernas juntas y su mirada al frente. Se siente humillada, puedo verlo y sentirlo, pero me da igual. Dymitri aparca frente a casa y ella no tarda en bajarse. La imito, deseándole buenas noches a mí chófer y la sigo por las escaleras que dan a la puerta. Tiene que esperar a que yo llegue porque no tiene llaves y sé que tengo que darle unas. Saco las llaves del bolsillo de mi pantalón y abro la puerta. Ella me empuja y entra, enfadada. — ¿Te enfadas porque no te he follado? —Cierro la puerta y meto las manos en los bolsillos de mis pantalones— ¿Pensabas que iba a hacerlo? Ella se queda frente a las escaleras, de espaldas. No me mira y veo como sus puño