• 2. LO POSITIVO DE SER UNA DAGGER •

4171 Words
| Hazel Dagger | — ¿Dónde deseas vivir? — En el cielo. — ¿En el cielo? — Para ser el ángel que pueda cuidar de todos los que quiero. Trazó una línea recta en mi mapa mental hacia mi próxima víctima pensando en los objetivos que comienzan a acercarse y los problemas que debo alejar. Las palabras “Reformulando análisis” arde dentro de mi cuerpo apunto de hacerme explotar como un puto volcan, no recuerdo la última vez que estuve tan furiosa. Tomo una nota y la pego sobre mi trabajo, dejo todo como estaba girándome sobre mis talones salgo de la habitación, cerrando la puerta dejo todas las llaves bloqueadas. Reconocimiento fácil Reconocimiento táctil Reconocimiento de iris Reconocimiento físico Reconocimiento de indetidad emocional Y codigos. Camino por el pasillo oscuro oyendo las quejas de los débiles llamándome perra. Pobres imbéciles. Subo al elevador ingresando tres codigos guardados en mis recuerdos, agito mi muñeca dejando una pantalla al descubierto, la pulsera metálica y tecnológica incrustada en mi muñeca es lo que lo provoca, llevo mis dedos de la mano opuesta a las opciones de la imagen, observo mi horario, aún tengo una hora y media. Afuera tomo uno de los autos similares a los todo terreno del pasado pero mucho más actual. El volante y teclado se materializa, lo configuro a automático, me quitó toda la ropa a excepción de mi ropa interior, tomo un pantalón y blusa negra de manga larga, la tela se adhiere a mi cuerpo como una segunda piel de forma cómoda así por último tomando una textura firme que me mantiene a salvó de cualquier posible daño a mi cuerpo. Uso zapatillas cerradas con plataforma, peino mi cabello sin prisa haciendo una coleta alta que deja mi rostro expuesto. Ya casi está seco y no solo en el sentido de mojado, tengo que darle una mejor hidratación, esa misión casi me deja calva. — Problemas en su sistema — la voz de mi sistema me hace fijarme en lo dicho. Observo el resultado del examen hecho por mi sistema, la posible fractura se encuentra en una de mis costillas cerca del tórax. Hueso fracturado Después de la última misión y operación tuve unas complicaciones que están costando se vayan y eso esta acabando con mi paciencia lentamente, observo mi pequeño juguete de múltiples armas, tiene una cuchilla muy filosa pero lo veo innecesario de momento. Salgo del subterráneo y termino de arreglarme, marco la dirección a la que me derigia en mi GPS, las grandes puertas se abren ante mi, entro aún callejón metálico amplio y oscuro que analiza mi auto, las siguientes puertas metálicas se abren y entro a zona segura, bajo del auto encontrándome con compañeros y androides. — Señorita Hazel — me saluda un subalterno. Me da una mirada para que lo siga mostrando la piedra, lo sigo observando al mismo tiempo mi entorno, pasamos por unos protocolos de seguridad, subimos aún nuevo elevador que nos lleva a la sala de análisis. Las puertas se abren y encuentro a muy pocos en el lugar. Mi doctor es el primero en fijarse en mi, camina hacia mi formando una sonrisa en sus labios. — Hazel ¿Cómo te encuentras? — Defectuosa — respondo con honestidad — uno de mis huesos está lastimado. El veneno en mi cuerpo puede lastimarlo y eso dañaría a todos los huesos, en pocas palabras puede matarme. Todos somos sometidos a ese veneno de cuidado que así como puede cuidarme también puede matarme. No hace otra pregunta, comienza a caminar y me toca seguirlo, el subalterno se queda. Entramos a una zona silenciosa y solitaria. — Creí que fuimos claros la última vez. — Lo lamento señor, no estaba en mis planes ser herida... — No hablo de eso — me interrumpe mirándome por encima del hombro con seriedad. Frunzo las cejas. — Entonces no entiendo de qué habla — respondo entrando a la sala que nos lleva a su laboratorio. Las puertas se abren con su identificación. — Hazel sabes perfectamente de lo que hablo, los estás evitando. Tenso la mandíbula y mis manos rodando los ojos. — No tengo lo que desean, aún no, es demasiado pronto y… — Quedamos en qué no dejarías que tus sentimientos afectarán en la misión y estás haciendo lo contrario, seamos claros con eso — espeta cuando llegamos a su sala de consulta y operación — no estás controlandote y es necesario que lo hagas cuánto antes, solo así dejaras de anteponer las cosas equivocadas. Sonrío de lado sentándome en una de las sillas sin darle relevancia. — Por favor, yo sé lo que hago y nadie va a intervenir en mis planes, entiende eso tú ¿Puedes oírme acaso? No se hace solo lo que me ordenan porque no soy un empleado, sino un aliado ¿Acaso lo olvidas? A veces dejas que tú lengua fluya con la persona equivocada, no me hagas ser una perra contigo — sentencio poniéndome de pie. Su mirada es firme pero es inevitable que mis palabras no le afecten. — Sabes que lo que digo, lo hago por tu bien — se defiende. Me río llevando mis manos a mi cabeza que suben haciendo mi cabello hacia atrás. — No, lo que yo digo es por tu bien o sino… Dime algo en lo que hemos fallado por mi sentimentalismo — exijo dándole la espalda, me acerco al vitral — ¿Nada he? — pregunto con gracia encarandolo — no trates de manipularme porque no funcionará, estás acá por ser bueno en lo que haces no para darme concejos ¿Lo entiendes? — exijo saber y el suspira asintiendo con la cabeza — bien, entonces sigue con el proceso y cuida con lo que introduces en mi cuerpo. El asiente nuevamente y se levanta. — Desnúdate — señala el baño — te atraere una bata, debes pasar por un examen completo. Asiento con la cabeza dándole la razón, se lo que me espera, hago lo que me pide, la puerta se cierra y me veo en el espejo, mi cuerpo se tensa observando la herida en mis costillas. — Báñate — lo escucho ordenando por medio del comunicador. Observó del lado opuesto la regadera, el espejo le da un aspecto molesto, observó mi imagen cuando el agua me cae y es inevitable caer en malos recuerdos por culpa de este maldito. No estoy siendo impulsiva ni manipulada por mis sentimientos, se que no, lo estoy sabiendo controlar… No es que no los siga pero se cuando dejarme llevar por mi emociones y cuando no hacerlo. Imbécil. Me aseguro de bañarme correctamente, el higiene es muy importante actualmente, en cada revisión y examen. Cuando estoy lista el agua deja de caer y el aire fresco me pega comenzando a cercad mi cuerpo, incluso en mi cabello, siento mis pezones ponerse duros del frío que los golpea, la imagen que veo frente a mí logra disgustarme. El frío me trae malos recuerdos, siempre. Salgo poniéndome la bata, las puertas se abren y voy a la camilla, que me espera, mi doctor saca una jeringa con líquido transparente, me acuesto en la camilla sin esperar una orden más. — Esto va a dormir tu cuerpo — me hace saber puyando en mi cuello. — ¿Estaré consiente? — pregunto sintiendo como el líquido deja la jeringa. — Dudo que después de esto en algún momento llegues a estar consiente Hazel… — susurra con una molesta sonrisa. «Lo imagine» Trato de alejarme pero es demasiado tarde, el medicamento hace efecto más rápido de lo que esperaba, golpeó mi muñeca contra el bordel del filo intentando alejar su mano, mi vista se nubla, lo único que logro ver es a él con una expresión de triunfo. • • • Miro el techo gris girando mi cabeza hacia aún lado observó la puerta pero todo se ve borroso a la vez, el catre no es nada cómodo, la habitación es gris, es posible que sea una habitación suelta… lo que significa que es abandonada, la puerta se abre y lo veo ingresar seguido del subordinado que me atendio cuando llegue, algo me dice que ya no estoy en la base. — Está consiente — la voz del hombre se oye rara pero es reconocible, tanto su voz como lo que dice. La luz blanca que golpea parte de mi rostro es artificial por lo que supongo es de noche. — No exactamente — responde mi médico — tiene los ojos abiertos pero no distingue entre la realidad, necesitare le saquen un poco más de sangre y le hagan un corte fino en la piel lastimada y manden hacerle una autopsia, yo estaré revisando el análisis de sus órganos. Me desespero al sentir mi cuerpo caliente, el subordinado asiente con la cabeza a cada orden que le da mi ex médico. Sabía que no se quedaría de manos cruzadas después de esos resultados, resultó que su hija no es tan buena como lo soy yo, lamo mis labios sedienta. Quiero agua, el subordinado espera a que el hombre se retire, no da pasos apresurados, se acerca dándome un poco de agua, es sutil. — Ellos ya están en camino — me hace saber — pero mientras lo distraigo debemos cortarle… Sonrío de lado negando, me aclaro la garganta como puedo. — Te prohibo cortarme la piel — aclaro sintiendo como el sudor baja por mis sienes. El me mira dudoso pero se aleja aceptando no cortarme, las puertas se abren y veo aún grupo de enfermeros entrar, el los observa con duda. — Aún no les he permitido ingresar — inquiere dudoso. Una mujer encabeza al equipo médico. — El doctor ya nos dió instrucciones para proceder — le aclara dándole una señal a su equipo para que se acerquen a mi. El mira hacía arriba en un rincón de la pared, mi mirada sigue la suya observando unas cámaras de seguridad, puntos negros con luz azul, es sutil, se apaga pocos segundos después y el sin esperar un aviso más agarra a la mujer del cabello estrellandola contra el otro médico, la mujer es bastante ágil porque se suelta y defiende dándole un golpe en la mano que provoca el crujir de su muñeca. Seguido de eso viene una patada cerca del rostro que el subalterno evita, lo desconozco por completo, solo lo supe diferenciar porque era nuevo en la base y sería quien me protegería, la cabeza me palpita, sea lo que me dió está afectando de manera profunda, la puerta suena de nuevo y me tenso esperando sea el doctor pero veo uno de mis agentes que toma a uno de los enfermeros que planeaba atacar por la espalda al subalterno, estoy distraída que no me veo venir cuando alzan una jeringa, con la poca conciencia que voy recuperando giro en el catre cayendo al suelo, el golpe apenas se siente, llamo la atención haciendo noqueen al cabron que pensaba atacarme, mi agente Elim llega hasta estar a mi lado sacando su arma le dispara a cada uno directo a la cabeza, el subalterno me mira. — Vivos son una amenaza — le hago saber perdiendo la poca conciencia que tenía. • • • — ¿Hazel? ¿Te sientes mejor? — pregunta el médico de mi escuadrón. Me pongo la chaqueta asintiendo con la cabeza. — Si, solo tengo mucha sed. — Es normal, la droga que te dieron es muy fuerte pero hemos capturado a la mayoría — me hace saber. Sonrío de lado dándole la cara, me acerco mirándolo decepcionada. — El cabron que me quería robar los órganos y dejarme muerta en el primer desecho que encontrará escapó, no capturaron ni una mayoría, solo a los inferiores de esa amenaza, y no pudieron manejar el plan que teníamos, se les fue de las manos, esto es una mediocridad, en nuestros planes no estaba que me drogaran, quiero soluciones, no misiones a medias — le hago saber alejándome de él. — Lo estaremos solucionando Teniente. — ¿Solucionaste mi problema? — señalo mi cuerpo. — Si, pero necesita reposo — dice con suavidad. — Me dijieron pero tengo una cena en seis horas ¿Sabes a cuánto tiempo estoy de esa cita? — inquiero con molestia. — No señora — responde nervioso. — Ocho, sin contar el tiempo que me llevará estar presentable para eso — cierro mi maleta y la tomo saliendo de la habitación — no quiero que el error de hoy se repita ¿Lo comprendes? Se lo haces saber a nuestro capitán, lo quiero vivo porque no te imaginas lo que te costará si muere. — Si teniente coronel. El me acompaña hasta la pista de despegue de las naves, me subo a la mía, pongo mi maleta en la parte de atrás y desciendo hacia arriba, miro a los pocos soldados de esta misión. Sabía que me atacaría en cualquier momento pero no imaginé que fuera tan cabron para hacerlo en una base, una base donde hay otros malditos traidores. No me pudo sacar tan fácilmente de algo tan complicado. Mi viaje es los suficiente largo que en la primera parada decido tomar un treen, mi nave entra a una pista de aterrizaje aéreo, paso por una minusiosa revisión, mando un mensaje a uno de mis hombres para que venga por la nave, entro al tren que está listo para salir, me voy en un asiento aislado, el tiempo que me queda lo uso para ponerme al día, en el proceso mi mente se pierde en el recuerdo de Aran… Suspiro llevando mi cuerpo hacia atrás en el asiento girando a ver por la ventanilla. Lo veré de nuevo… después de tres jodidos años de esa desgracia lo volveré a ver, junto a Asier. El odio y resentimiento que siento por ambos renace más duro e intenso en cada recuerdo, desde muy joven… Desde que llegue a la vida de los Dagger he aprendido a estar lejos de los Daven. Pero caí en la maldita maldición del deseo que ellos provocan. Deseo y Lujuria. Una vez lo dijo Vinisha, ella si los ha visto en persona, aunque nunca los ha tenido de forma cercana ella dijo que eran una tentación andante y que algunas mujeres quieran o no iban a caer… Lo malo de este hechizo es que no todas las mujeres que caen son de su atención. Me preguntó cómo hubiera sido si yo nunca hubiera sido de la atención de Aran. A pesar de los años aún duele… No lo he podido superar del todo y la imagen de esa mujer besando sus labios como si fuera de ella me quema. Arán es mío, me pertenece… Así sea para sufrir, es mío. Su actual soledad me satisface, soy feliz sabiendo que no me ha superado porque yo no he podido superar esa madrugada, las marcas están vivas en mi piel. Miro la imagen en mi laptop abierta enfrente de mi, la mesa que hace enfrente de mi está en medio de dos asientos para dos personas que hace un total de cuatro, es raro que se llene está parte algunas veces. Aunque intento distraerme con los diseños del vagón termino distraída en la imagen de Aran, llevo años investigando sobre ellos, creí que Aran era diferente… Aunque llevo años investigando a los Daven, no se todo de ellos, saben ocultar su mierda. Aunque tampoco es que les dedique la mayoría de mi tiempo, mi principal objetivo no son ellos… Al menos aún no… Paso por paso. Están en segundo lugar. Oh Aran… Vas a desear nunca haberme conocido. Conecto los audífonos y pongo música clásica, especialmente de Johann Sebastian Bach mirando por la ventana, no puedo creer que Vaden pretenda que una Dagger sea la esposa de los Daven… Para ser exactos, Vinisha Dagger. Lo increíble de todo esto es que Vinisha haya aceptado, si nos dejamos llevar por el plan, ellos eligiran a Vinisha, las mujeres Daven no son conocidas por la milicia sino por su increíble feminidad, belleza y sumisión. Vinisha es belleza y femenidad activa pero sin duda no es sumisa pero puede aparentarlo muy bien. Siento un sabor amargo en mi paladar al imaginar a Vinisha con ellos, no tengo nada contra ella pero desde que los ví… La increíble sensación de la posesión vibra en mis venas y luego de tener un poco de Aran se intensifico… Si tan solo nunca me hubiera dejado dominar por la personalidad de ese personaje que me tocó como infiltrada, todo estaría bien. Aylete… Ella fue quien se enamoro, no yo, pero quiero ver a Aran suplicar mi perdón de manera dolorosa, que lo sufra en carne viva lo que yo sufrí ese día y me llevo meses de superar, junto Asier… Oh Asier, tendrás la peor parte de esto, no me dejaré embaucar por ellos. El viaje es largo como corto, una sensación difícil de explicar, bajo del tren y uno de mis servidores ya que me está esperando, el carga con mi maleta, el viaje a mi departamento es corto. Cuando entro a mi departamento encuentro a tres mujeres de servicio esperándome. — ¿Llego mi vestido? — les pregunto caminando a mi habitación. — Si señorita — responde una de ellas — Está en su habitación. Cuando hablo lo compruebo, mi hermoso vestido rojo espera en un maniquí, tan rojo e intenso como mi cabello. — Comuniquen a mis padres que llegaré un poco tarde debido aun accidente pero que no hay nada de que preocuparse, que ya me estoy terminando de preparar, iré a bañarme. • • • Observó mi imagen a través del espejo, el maquillista sigue dando los toques suaves con la brocha perfeccionando cosas leves. — Sin duda es usted una Diosa, cualquier color le queda perfecto — halaga sacándome una sonrisa egocéntrica. — Eso me han dicho — admito. El sonríe asintiendo con la cabeza. — He terminado señorita. — Gracias, llama a Silvina para que me ayude con mi vestido — pido. El asiente de nuevo con la cabeza saliendo de mi habitación, me levanto observando mi cabello, está suelto como me gusta pero tiene ciertos agarres que lo hacen ver delicado pero elegante. — Tiene una belleza admirable señorita — habla Silvina llamando mi atención — como una mirada profunda — agrega. Me acerco a ella dejando caer la bata que me deja en ropa interior de lencería roja. — Ayudame a ponerme el vestido — pido señalando el vestido en la cama. Su mirada se desvia a mi cuerpo pero hace lo que le pido. Me ayuda llevándolo hasta abajo, trata de mantener la mirada en el vestido pero también se desvia a mis piernas, meto una de mis piernas primero y luego la otra, ella lo sube con suma delicadeza, Silvina es la única que me ayuda a vestirme. De todas las mujeres que me han ayudado ella es la única que me trata con sumo cuidado y delicadeza, como si en cualquier roce me fuera a romper, termina poniendo el vestido y observó mi sujetador que se mira por el escote del vestido. — Podemos cambiarlo… — Iré sin el — prefiero — desabrochalo — ordeno mirándola a través del espejo, me mira breves segundos a los ojos a través del espejo. No es la primera vez que lo hace así que es ágil quitándolo y bajando mi vestido dejando mis pechos desnudos. Me ayuda a subir el vestido, yo arreglo la parte de enfrente. Ella me sonríe de forma encantadora. — A usted todo se le ve precioso pero el rojo es sin duda mucho más seductor y destacante con usted señorita. Asiento con la cabeza. — ¿Puedes traer mi abrigo? Ella asiente con la cabeza, mi vestido es de una textura visualmente similar a ramas las cuales son rojas, en la parte del medio las ramas salen en six sac dónde se puede ver un poco de mis pechos, es de manga larga, todo es forma de ramas rojas, la falda es desplegada con una abertura en la pierna, Silvina trae mis tacones dorados junto mi abrigo n***o, pone el abrigo en mi cama y se arrodilla para ponerme los tacones, se levanta y va a mí joyero trayendo en la caja la garganta de serpiente y los aretes del mismo, ambos dorados, igual que los accesorios de mi cabello, es un dorado sutil. Suelo preferir el oro blanco según la ocasión, en este caso el dorado queda perfecto, es un dorado oscuro, ella regresa con mi abrigo. Me ayuda a ponérmelo y doy por terminado esto saliendo de la habitación. — No se si regrese hoy — aviso tomando mi cartera. — El auto está listo señorita — me avisa otra de las servidoras. Silvina se pone delante de mi. — Por favor trate de no alterarse y llevar las cosas con calma — pide mirándome con cierto miedo. La ignoro pasando a su lado, cuando las puertas se abren veo a Elim esperándome afuera. — El auto nos espera. Trago grueso asintiendo con la cabeza, hoy haré que te arrepientas de haberme tratado como una mierda Aran Daven. De Hazel Dagger nadie se burla. El viaje es casi eterno, mi celular comienza a timbrar al igual mi muñeca por lo que pongo en silencio ambos aparatos, Elim es inteligente al no abrir la boca, observó los auto nave sobre nosotros, nos tocó un carril terrestre, recuerdo cómo fue la primera vez que estuve en la ciudad de Debacle, sentía mucho miedo pero mis padres venían conmigo, me aseguraron que todo iba a estar bien. Pero no los quería cerca… Yo solo quería a mi mamá. Cierro los ojos tratando de no llorar, no puedo dejar que ese sentimiento me domine. Odio llorar… Mi madre me hizo la niña más dulce, emocional y valiente mientras la vida me hizo… — Señorita hemos llegado — me habla Elim. Asiento con la cabeza abriendo los ojos, mi corazón se detiene, la puerta se abre y veo al otro lado tres autos más que desconozco pero por el peculiar modelo exclusivo se de quienes son, salgo del auto y camino hacia la mansión, sus colores son los más claros de Debacle, dorados, beige, café claro o pastel y blanco, mi habitación de niña era rosada y ahora es café y rojo, camino a paso seguro y sensual sin llegar a ser exagerada, no se en que momento llegue al living, el servicio me señala el punto de encuentro, camino sin miedo dispuesta a enfrentarme a uno de mis primeros amores, el más fuerte y el que peor me daño… Respiro profundo, conforme más me acerco más escucho las voces, cada vez más claras, ellos parecen oír mis pasos, son voces varoniles que arden bajo la piel con su masculinidad, sesan en cada uno de mis pasos, observó que están en la mesa apunto de cenar lo puedo ver ya que todos me están dando la espalda. Respiro profundo y relajo mi cuerpo, no tengo razones para estar tensa porque yo... Ya no te amo Aran Daven. Puedo ver el reflejo de sus grandes y bien formados cuerpos, tienen trajes hechos a la medida que les da un toque mucho más sensual, atractivo y varonil. — Llegando tarde como siempre — la recriminación de Vinisha no me sorprende. Sonrío de forma natural y radiante como el diamante que soy acercándome a la cabecera donde se encuentra el mayor de mis padres. — Buenas noches y compermiso — digo inclinandome frente a mi padre para darle un beso en la mejilla. En el proceso veo por el rabillo del ojo a tres Daven que aún no había tenido en persona, Cassian, Adriel y Hans… son intimidantes. Mi padre me mira con ojos de adoración permitiendome que lo haga, se aleja un poco de la mesa poniéndose de pie, no he visto a ninguno de los demás Daven en persona y ahora lo hago. — Mi preciosa hija, me alegra que estés aquí y con salud — besa mis manos y me da un pequeño empujoncito para que les de la cara a los demás — Es un gusto para mí presentarles a mi hija mayor Hazel Dagger, nuestra primogénita. Siento la mirada de mis otros dos padres y la de Vinisha pero al encararlos yo solo veo a Aran y Asier Daven que me miran atónitos, creo que procesan mi imagen. — No hace falta que me presentes a todos padre — aclaro con falsa modestia que me sale perfectamente natural — ya conozco a Asier y Aran Daven — aclaro sin perderme como aún no procesan — sin embargo no a los otros tres caballeros — me fijo en los otros tres apuestos hombres que no solo se fijan en mi sino en la reacción de sus hermanos — lamento la demora — agrego con culpa. — ¿Aylete?
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