4. MARCADA POR LOS ALFAS ✔

5000 Words
Peyton Aragón Me remuevo en una superficie blanda, un dolor infernal me recorre por el cuello me deja con ganas de estar llorando a la vez siento una pequeña fricción de placer, llevo mis manos hacia la zona afectada, con un pequeño toquecito doy un quejido pequeño, pero el dolor del cuello es tan grande que deja un pequeño el dolor de cabeza, me esfuerzo en abrir los ojos, me duele la parte trasera de los ojos cuando lo hago, pestañeo varias veces para saber que pasa ¿Porque me duele el cuello y como llegue a una cama? pero solo logró abrir los ojos los recuerdo llegan a mi cabeza cómo un pequeño trailer de película y llegan un motón de preguntas a mi mente haciéndome cerrar los ojos. ¿Porque se pusieron así de salvajes? ¿Que les hice? ¿Porque Tamara no se pudo quedarse callada con el tema de mi vida personal? ¿Porque los ojos de ellos se volvieron amarillos intenso? ¿Porque sus colmillos crecieron? ¿Que se supone que debo hacer? ¿huir? ¿escapar? La preguntas me abruman, siendo molestas porque siento soy la única tonta que no sabe porque paso todo esto, que soy la única ingenua que no se da cuenta de las cosas, de lo que está pasando. Escapar no parece una opción. Pero la pregunta más importante que hay en mi cabeza es. ¿Que son? Parecían poseídos. Creí me salvaría, creí que cuando preguntaron si era virgen y respondiera no dejaría de importar porque estúpidamente pensé les interesaba por ser virgen pero no es así, les interesó por una razón más profunda que desconozco. ― Gran error al dejar que te desvirgaran cariño. Las palabras de Andrew resuenan en mi cabeza estremeciendome. Con esfuerzo decido abrir los ojos, teniendo una gran jaqueca, en serio que hoy amanecí con ganas de llorar, me siento pésimo y ademas siento que apesto, no me he bañado desde que estos idiotas me capturaron, decido olvidar por un momento lo que ha pasado, no hay nadie en la habitación por lo que veo, me levanto con cuidado por el dolor en mi cuello. Estando fuera de la cama veo las tres puertas de madera y una de cristal, una definitivamente es un boleto fuera de la habitación, voy hacia la que ya conozco, que es en la que me entraron ayer y cuando intento abrirla tiene llave, esta es la puerta con un boleto fuera de ésta habitación lo malo no tengo el pasaje para el boleto, frunzo los labios y luego los aprieto conteniendo las lágrimas, no entiendo porque me duele la traición de Tamy, de los Coulter incluido Theo. Seco con enojo la lágrima que resbala por mi mejilla, estoy acostumbrada a la traición, esto no debería de doler, no debe de doler, no hay razón para lo que esto deba afectarme. Me abrazo a mi misma en un consuelo de no sentirme sola. Voy hacia la siguiente puerta y es un gran armario, veo que hay, son muchas cosas de hombres, pensar que luego se quejan que las mujeres compramos mucha ropa, decido agarrar la camisa más grande, no se si agarrar unos boxer pero mejor eso a nada, luego voy a la siguiente puerta que es los la del baño, entro, reviso todo, es muy bonito y elegante, una gran tina, un pequeño llacusi que está a tres metros de la tina con una puerta de cristal de por medio, una bañera y un retrete, hay un gran espejo, un estante lleno de objetos de higiene personal. Dejó de analizar el baño y voy hacia el espejo, me doy asco, mi maquillaje corrido, siento mi mal aliento, mi cabello es un nido de pájaros. Algo en especial llama mi atención, algo muy raro, algo que esta en la parte donde provoca el dolor en mi cuello, y es que estoy marcada, literalmente marcada, parece un muy bonito tatuaje, las letras me estremecen. A. B. A. C. A. D. A. E. M. W; K. P. I. Esta en horizontal, todas las letras van en una misma línea como una frase pero en horizontal, me estremezco observando las últimas letras, mis dedos acarician cada letra con delicadeza. No puede ser lo que estoy pensando, sólo estoy demasiado cohibida. Paso mis dedos sobre la marca de nuevo con un poco más de confianza y mis ojos comienzan a cristalizarse, al ver y sentir eso solo vienen recuerdos, tanto buenos como malos, muevo mi cabeza tratando de alejar esos pensamientos. Veo fijamente la marca o tatuaje ya no se ni que es, me doy cuenta que no se ve exactamente como un tatuaje, se ve como cuando te marcan con una de esas cosas que marcan a los animales pero a la vez cómo un tatuaje y como una mordida, en vez de líneas negra como el tatuaje son un café intenso, no es claro es muy oscuro... ¿Las otras iniciales de que son? Rezo porque las últimas iniciales no sea lo que creo. Olvido la marca y me dirijo a la bañera, me despojo de mi ropa y entro a la bañera presiono unos botones para que caiga el agua templada algo fría, nunca me a gustado mucho el agua tibia o caliente ya que con el tiempo afecta en la zona de los pechos y entre otras. Cuando siento el agua caer en mi cuerpo me relajo un poco, cojo una esponja para el cuerpo, jabón, lo paso por mi cuerpo hundiendome en mis pensamientos. ¿Que hago acá? ¿Que les hice para que no me dejen ir? Sólo preguntas se forman en mi mente y respuesta ninguna, es mucho decir que tengo una respuesta de veinte preguntas, luego de unos minutos término de bañarme, salgo hago lo debido y me pongo el boxer, me reconforta sean nuevos, luego uso la camisa, seco mi cabello con una secadora, busco un cepillo nuevo para mi higiene bucal, salgo del baño cuando terminó de cepillarme y arreglarme lo mejor posible, no me pongo los tacones la verdad estoy cansada y adolorida, esos tacones están arruinados, me dirijo a la puerta de cristal viendo hacia el bello paisaje del bosque e intento abrir la puerta de cristal pero esta no se abre lo intento unas veces más pero me detengo. ― Ni lo intentes, está vez no podrás escapar ― expresa la voz masculina a mi espalda. Maldigo esas voces, porque admito que me encantan, son graves, masculinas y atrayentes, apuesto que con eso hacen mucho... Con molestia y furia recorrer mi cuerpo doy la vuelta, encarando al dueño de la voz. Austin... ― ¿Como dormiste? ― pregunta Adam escaneandome. Decido no responder por un momento, ya que aun estoy un poco estresada. ― ¿te sientes bien? ― pregunta Axel con una imperceptible preocupación. Los miro de pies a cabeza, a los cuatro, tienen un porte intimidante, visten unos jeans negros sólo sus camisas son diferente, la de Axel celeste, la de Adam blanca, la de Austin azul y la de Andrew gris, todas de colores pálidos, se ven muy guapos y sexys, cabello algo despeinado, los cuatro me ven penetrantes, pero Andrew me ve algo más intenso que sus hermanos, puede ser que con diferentes emociones, enojo, molestia o disgusto. ― ¿No nos escuchas? ― pregunta Andrew tensionando en su mandíbula. Poco tolerante... Yo soy muy poco paciente pero deberé serlo está vez, puede que mi abogado no sea el único que se de cuenta de mi ausencia y si eso pasa debo hacer tiempo para que comiencen a buscarme. ― Los he oído y muy bien ― mi voz sale entre cortada ― sólo que su pregunta me parece estúpida ― digo en hilo de voz, me aclaro la garaganta ahogando ese nudo en mi pecho ― ¿Que es lo que me hicieron? ― pregunto señalando mi cuello. Sonríen peculiar, de forma posesiva o satisfecha, puede que sea de ambas formas. ― Cariño tenemos una pregunta que hacerte la cual tienes que responder con la verdad ― habla Adam con suavidad y persuasión, alzó una ceja confundida ― ¿Cual es tu nombre completo? Se honesta no me gusta respondan con mentiras ― advierte usando un tono de voz más drástico que me estremece. No me hicieron una cobarde, no soy miedosa y mucho menos una temerosa. Adam uso un tono de voz demasiado frío y advertible para mi gusto... prefiero no hacerlo molestar de momento ni molestarme. ― Peyton Aragón ― respondo segura. Ese es mi nombre, a pesar que la pregunta me descoloca instalando un trance en mi cabeza, logró responder automáticamente sin miedo o inseguridad, tantos años con ese nombre es obvio que lo respondería sin rechistar, es mi nombre, ese es mi nombre, él me dio ese nombre, pero hay algo que me tiene confundida. Siento cosas en mi cuerpo, oigo pensamientos lejanos esos pensamientos son ajenos a los míos, siento una presión en mi pecho. ― ¿Segura? ― pregunta Axel con las cejas fruncidas así que hago lo mismo. ― Si no me creen pueden preguntarle a Tamara, a la familia Coulter o incluso a la Doctora McGregor... ― expresó lo más clara que puedo tratando de mantener mi voz. ― Esta bien ― me interrumpe Axel escaneandome con la mirada. Mi reacción sigue siendo la misma y la aceptable para alguien que fue secuestrada, no hay inicio de que tal vez haya mentido, pero decido volver a preguntar. ― ¿Que son las iniciales en mi cuello? ― pregunta por segunda vez señalando la parte donde se encuentra la marca. ― Es algo que te tenemos que mostrarte mi luna ― responde Austin con una media sonrisa ― Nuestra Luna ― agrega. Lo veo con interés recordando la gran pregunta que me esta taladrando el cerebro. ― Ustedes... ustedes no son como todos ¿No? ¿Están poseídos? Adam sonríe gentil esperando no se vean como una amenaza para mi aún así hay algo más en esa sonrisa que me hace dudar de los presentes. Trago pasando las manos por mi nuca sintiendo mi cuerpo demasiado sensible. Rasco la parte de atrás de mi cabeza demasiado confundida, cruzó mis piernas de forma distraída estando de pie. ― Es buena pregunta, pero ¿tienes hambre? -- pregunta Adam con amabilidad. ― Dolor de cuello y de cabeza es lo que tengo ― digo tajante. ― Era demasiada docilidad de tu parte con la que te estabas comportando para ser real ― expresa acercándose. Decido retroceder, topando con el frío cristal de la puerta, dejándome acorralar contra el cristal, pone ambas manos a mis costados, una corriente sacude mi cuerpo por dentro logrando casi me arquee contra Adam, trago nuevamente manteniendo mis piernas firmes negando las peticiones de mi cuerpo hacia este... estos hombres, lo veo indiferente, ignorando su cercanía me pone nerviosa, al igual que la de Andrew, Axel y Austin, siento como se acerca a mi oído. ― Portate bien cariño... no... ― hace una pausa aspirando mi aroma, se tensa notablemente ― no queremos descubras tan rápido como nosostros nos controlamos cuando nuestra hembra no obedece ― sus palabras mandan mas corrientes por todo mi cuerpo dejándome vulnerable en mi lugar, con mis piernas flaqueando y los pezones duros ― no queremos asustarte, tampoco lastimarte ― dice en mi cuello, permitiendo me sentir su aliente, el parece olfatear esa parte de mi cuerpo para luego dar un beso, haciendo que mi piel queme al sentirlo, pero no de asco mi piel quema en excitación, al el retirar su cabeza un poco de mi cuello dejo salir un casi inaudible suspiro, pero creo que lo oyen ya que Adam, vuelve acercar sus labios pero al lado donde esta la marca dando un ligero beso y pasando sus dedos en dos letras en especial que no logró detectar, tal acto me provoca sensaciones adictivas que me roba un jadeo haciendo que sonría sobre mi cuello ― hueles exquisita mi luna ― susurra alejándose de mi. Abro los ojos mirandolo por unos muy cortos segundos frente a mi. No se en que momento cerré mis ojos, ahora ellos están sonriente. Malditos ― No, no hay porque usar esas palabras mi luna, no deberías referirte a nosostros de esa forma ― habla Axel sonriente. Frunso mis cejas, lo pensé, no lo dije o lo he dicho en voz alta ¿pensé en voz alta? ES probable. Los veo mal y Adam me extiende su mano, lo veo interrogante. ― Vamos a desayunar, no has comido nada desde ayer, también te daré una pastilla para el dolor ― dice agarrando mi mano, para luego tirar de ella. ― Yo no tengo hambre ― digo molesta. ― No es una pregunta ― aclara Andrew con esa mirada que me hace sentir pequeña ― vas a comer ― afirma. ¿Pero que carajo me pasa? ¿desde cuando alguien me intimidad? Porque sin duda ellos me logran intimidar un poco. ― Te queda muy bien mi camisa ― halaga Adam sonriente sacándome de mis pensamientos. Su comentario me hace recordar que tengo puesto, haciendo que casi me sonroje, pero me contengo, aprieto mis labios pero no digo nada. Ignoro su comentario, a pesar que casi me hace sonrojar. Salimos de la habitación con ellos cuatro a mi alrededor, Adam me lleva agarrada de la mano y Austin de la cintura, guiandome, siendo una sensación extraña la que me produce, no se como llegó ahí solo se que es él y que esta agarrando mi cintura. Me siento diferente, como un choque de sesiones donde hay muchos cortocircuitos, pero a la vez me siento rara estando en medio de cuatro hombres. Siento que están atentos a mis movimientos, asegurándose que no esté planeando en escapar. ― ¿Saben que no puedo huir con una camisa de hombre y descalza? ¿no? ― pregunto con confusión hacía sus actitudes. ― Contigo conviene prevenir a lamentar ― habla Axel neutral erizandome la piel. Una parte de mi está llena de miedo, es una muy pequeña parte que se está expandiendo, no se quienes son, no se porque me intimidan y causan sensaciones en mi cuerpo y mi sistema, no se que les hice y lo mas importante, no se que son, porque en definitiva humanos, no son. ¿Estoy siendo paranoica? Tal vez si pero... ¿Como es posible que sus ojos cambiaron de color y se hicieron más grandes sus colmillos? Llegamos a la cocina, me quedo unos segundos desconcertada porque no sentí el camino, no por donde caminamos, estoy tan sumida en mis pensamientos que ignoro mi alrededor. ― Toma asiento por favor ― me pide Austin señalando el taburete. ― ¿Me dirán que me hicieron en el cuello? Y ¿que significa las iniciales? Y ¿porque tan cerca de mi yugular? ― interrogó sin tener la sutileza de preguntar de forma gentil. Me pude haber muerto imbéciles. ― Muchas preguntas mi luna ― dice axel detrás de mí dejando un casto beso donde tengo la marca. Andrew se acerca dándome una pastilla y un vaso con agua, me da una mirada intensa haciendo tome la pastilla. Que me mate sería la mejor opción para mi que estoy sola en esto. Un escalofrío me recorre, decido ignorarlo, veo que Adam hace algo en la estufa y Austin se coloca a un lado de él, con su cuerpo y mirada dirigida hacía mi, Andrew se sienta a mi lado izquierdo y Axel el derecho. ― Mi nombre es Peyton, no luna y tampoco soy tuya ― aclaró con firmeza hacía Axel, lo que hace que los cuatro me gruñan. ¿Desde cuándo las personas tienen actitudes animales? ― Eres nuestra ― suelta Axel desafiante molestandome más. Sonríe ladino, sus ojos brillan en diversión al ver mi molestia. ― Vamos a desayunar primero y luego hablaremos, no has comido nada así que comes ― interfiere Austin con autoridad. Si quiero salir de aquí debo estar bien alimentada. Adam cocina, los ignoro y me distraigo viendo a la nada pregunto cómo estará ¿Qué tal le estará yendo en su recuperación? A pesar de estar acá, pienso en él... Adam nos sirve unos huevos revueltos, tocino, pan, ensalada de frutas y jugó de naranja. Comemos en silencio, un silencio incómodo para mi, luego de unos minutos haber terminado de comer nos dirigimos a la sala donde esta la familia Coulter y los señores McGregor, con el primero que hago contacto visual es Theo, se mira mal pero no evita que le de una mirada de completa indiferencia, el me da una mirada arrepentida, culpable y resignada, no me afecta porque no les afectó lo que yo he sentido las últimas cuarenta y ocho horas, veo Tamara se encuentra acá también pero sin el hombre de ayer. Martín ― La familia Coulter se encuentra aquí porque creemos que si estan ellos acá será más fácil de explicar ― expresa Austin cerca de mi notando la duda en mi rostro. Asiento con la cabeza sin hacer muchas preguntas, hoy me siento muy débil, tanto mentalmente, sentimentalmente y físicamente como para dar guerra. ― Buenos días cariño ― saluda la Dra. McGregor. Le regaló una hipócrita sonrisa, he sido secuestrada y todos actúan con si esto no fuera la gran cosa o todo estuviera bien cuando no lo está. ― Buenos días Pey ― me saluda Mildre con una sonrisa y esa dulzura que la caracteriza. Esto me está comenzando a frustrar. ― ¿Porque no vamos al punto principal? ¿porque estoy aquí? ― me salto las formalidades mirando a todos los presentes con seriedad. Todos se mantienen en silencio unos minutos, Tamara es quien da el primer paso. ― Verás ¿Recuerdas la historia de cómo encontramos nosotros a nuestra pareja? ― me pregunta Tamara un poco nerviosa. ― Lo hago ― afirmó ― muy ilógico para ser creíble ― expresó entre dientes para mi. ― Sin duda lo es ― dice Theo con ironía. Le dedico una sonrisa ladeada y sarcástica, mis captores gruñen de forma posesiva. ― Se que es ilógico para un humano ― habla la Dra. McGregor cautela. Para un humano. Tal vez no estoy tan paranoica como creí. ― ¿Humano? Y ¿Ustedes son una especies aliens? ― pregunto al punto del colapso alejandome de ellos. Me midieron y eso es una prueba del tipo de daño que pueden provocar en alguien. ― ¿Te gustan los cuentos? ¿Las leyendas o mitos? Donde se habla mucho sobre lo sobrenatural ― comenta Andrew. Arqueo una ceja confundida por la boba pregunta pero alguien complementa el comentario de Andrew. ― Somos hombres lobos ― expresa Austin con naturalidad. Quedó aún más confundida que hace cinco segundos, me cuesta procesar está información pero mi cabeza sólo puede hacer conclusiones de cuán locos están todos la o presentes. Me estremezco por completo notando como todos miran mal a Austin. ― Y yo soy un puro unirconio ― digo con la voz temblorosa tratando de ignorar como mis ojos se han llenado de lágrimas por el miedo que me provocan estás personas, me río nerviosa, muy temerosa negando con la cabeza ― ¡Jodan a otro loco que este igual a ustedes y si les crea! ― sentenció casi tropezando en el intento de poner distancia con ellos. ― No te queremos intimidar o dar miedo con esto Pey... No es ni una broma si es lo que estás pensando ― habla Tamara con lentitud como si yo fuera estúpida. ― No soy una lenta para que me hables de esa forma Tamara ― expresó entre dientes. ― Es normal que creas que no existimos, porque todo ser sobrenatural ante los humanos no podemos ser vistos, por lo tanto sólo somos mitos, cuentos o leyendas para los humanos y así las personas crean que no existimos ― me explica la Dra. McGregor ― pero la verdad es que si existimos. Los miro confundida, ella se está incluyendo a esta bola de locos. ― ¿Existimos? Se incluye ― digo incrédula. Esta mal, todo esto está mal. ― Nos incluimos, todos en esta sala somos licantropos, hombres lobos y tu eres la única humana acá ― responde Andrew con neutralidad muy diferente a lo que expresan sus ojos. Preocupación «Por mi» Yo soy la que está proecupada por todas estas personas, mi corazon y mente se debate en muchas cosas, me hace pensar en cómo sus ojos cambiaron aún dorado intenso ¿Cómo es posible eso? Tal vez son hombres lobos pero nada de eso tiene lógica. Llevo mis manos a mi cabello tirando de el con algo de fuerza tratando de sacarme de este mal sueño. ― Bien... ― llevarles la corriente es lo mejor ― estoy acá porque invadi su territorio ¿Es eso? ― pregunto con un deje de sarcasmo, es que aunque intente evitarlo no puedo, esto es algo estupido ― porque si es así, solo déjenme ir, prometo no volver a pisar sus territorios. ― Eso no es posible, no te irás de acá, esto no es porque hayas pisado nuestros territorios ― habla Austin con seriedad. ¿Porque otra cosa podría ser sino? ¡Están locos! Todos acá están mal de la cabeza. ― No estamos locos ― aclara Adam frustrado. ¿Cómo diablos sabe lo que pensé? Esto es terrorífico para mi. ― ¿Entonces porque estoy acá? ¿que tiene que ver que ustedes sean hombres lobos con que yo esté acá? ― pregunto con mis ojos algo cristalizados y la voz algo ahogada. Puede que si tenga algo de miedo, estoy con unos completos desconocidos porque tampoco puedo confiar en los Coulter. Quiero creer que hoy amanecí muy sensible y eso empeora mi situación poniendome de peor humor. Siento como alguien me rodea con sus brazos, sentandonos en un sillón, conmigo sobre su regazo de forma muy suave y cariñosa, logrando que su toque sea calido y me haga sentir mejor, a la vez protegida y a gustó, miro sobre mi hombro para saber de quien trata y veo a Andrew, al verlo intento alejarme, no es normal para mi hacer esto con un hombre que recién conozco, no de esta forma, él aumenta la firmeza de su agarre dejándome aquí, en su regazo, la escena me avergüenza, hay más personas que les parece muy normal esto pero a mi no. Esto está mal, están mal. ― Estoy seguro que crees que estamos locos ― asegura Andrew, Austin se pone en cuclillas junto a mi con una mano sobre mi rodilla desnuda, su toque provoque la misma reacción en mi como cuando me toco Adam, Axel y Andrew ― No estamos locos ― asegura muy cerca de mi cuello, donde esta esa marca. Su aliento chocando contra ella me distrae y envía corrientes por todo mi cuerpo, sólo me sentido así... «No pienses eso, no ahora» ― ¿Existe alguna forma de que me comprueben dicen la verdad? ― pregunto con poca credibilidad de que eso sea posible. Me concentro en los cuatro hombres frente a mi notando los demás no se encuentran en la sala. ― Tienes que prometer no gritar ― advierte Axel con una sonrisa en los labios, una sonrisa peculiar que me estremece, asiento con la cabeza ― Prometelo. Los cuatro me miran con intensidad esperando lo primera y no hay una salida en esto, debo prometerlo. ― Lo prometo. Ellos despejan el centro de la sala, haciendo un gran espacio los minutos en que lo hacen son lentos y a la vez largos para mi, el sonrojo en mis mejillas se hacen intenso y se despliega por mi cuerpo cuando Austin empieza a desnudarse. No me debo sonroja por Dios, no es la primera vez que veo aún hombre desnudarse «No hay razón para sonrojos» Desvió la morada y Austin se ríe por lo bajo estremeciendome una vez más. ― ¿De qué te ríes? ― De nada pero ¿Me puedes ver a mi? ― pregunta burlesco con un toque dominante. ― Estas casi desnudo, así que no. ― Es necesario para que nos creas ― dice Andrew contra mi cuello. Pero un pequeño brinco de sopresa, olvidaba que aun sigo en su regazo, veo a Austin dedicarme una sonrisa ladina, esta sólo en boxers permitiendome admirar su muy bien trabajado cuerpo, musculoso, grande y con uno que otro tatuaje que se miran envidiables en el, mi respiración se hace pesada, intento de ignorar los pensamientos impuros que se están creando en mi cabeza. ― Una cosa más mi ángel ― expresa Austin saboreando el mi ángel con una sonrisa oscura ― no pienses en huir porque no irás muy lejos no te haremos ningún daño. Hay advertencia y sinceridad en su tono de voz. Creo que su advertencia es realmente banal y dudo en creerle pero mi corazon lo hace, me distraigo tanto en sus palabras que no soy consiente de clavarle las uñas a Andrew cuando lo veo... pelaje crece de su cuerpo, su boca convirtiéndose un gran hocico, sus dientes más grandes, sus manos y brazos se vuelve patas, saliendo de ellas unas grandes garras, convirtiéndose un lobo... Todo pasa tan rápido que me cuesta procesar en que segundo dejó de ser un humano, intento fundirme en el cuerpo de Andrew que me abraza de forma reconfortante, mis ojos se encuentran cargados de lágrimas por el terror y mi garganta ahoga un grito desgarrador. No es un simple lobo, este lobo es el doble de uno, quiero alejarme de ellos pero estar en los brazos de Andrew se siente tan bien, me siento protegida hasta cierto punto. ― Creo que les creo ― digo con la voz en un hilo. El se intenta acerca a mi pero el miedo es más grande que hago retroceder a Andrew conmigo en sus brazos. Su pelaje es n***o, unos ojos azules con siluetas doradas entre el azul, al verlo a los ojos mi corazon se acelera. Hay una mirada comprensiva en el, trataré transmitirle la confianza de acercarme a él. ― ¿Lo puedo tocar? ― pregunto a lo tres hombres que están a mi lado. Ellos asienten con la cabeza al mismo tiempo que el lobo deja caer su cabeza de forma dócil, mi corazon late más rápido por segundo. Con cuido alzó mi mano para poder tocarlo, el se acerca a mi, la emoción me recorre de forma irracional cuando mi mano hace contacto con su pelaje ¡Es suave! Como el algodón, siento su pelaje mejor cuidado que mi cabello. Sonrió por mi pensamiento tan estúpido, me alejo de Andrew para poder ticar mejor al gran lobo que mueve la cola feliz de mis caricias, nunca había visto aún lobo tan de cerca y esto se siente algo irreal. Austin se aleja de mi después de un buen tiempo donde lo mimo como lobo de la emoción. ― ¡Dios! ― chillo avergonzada al ver como se transforma en humano de nuevo. ¡Sin boxers! Desnudo, ellos se ríen de mi mientras yo estoy roja de la vergüenza. No es la primera vez que veo aún hombre completamente desnudo pero sin duda Austin entra entre esos hombres que logran intimidarme y sonrojarme con su belleza masculina. ― ¿Ahora nos crees? ― pregunta Axel. ― Eso creo... una parte de mi dice que sólo es un sueño ¿Donde están los demás? Puede que sea un sueño, estoy dividida, entre la incredulidad y la parálisis de la sorpresa que esto sea real. Ellos me escuchan y son atentos con mis reacciones de forma comprensiva conmigo. ― En un momento estarán acá, solo nos dieron un momento para demostrar lo que te hemos dicho ― responde Adam. ― ¿Todos son hombres lobos acá? incluidos ¿Tamara, Theo y los señores Coulter? ― pregunto sin poder creerlo. ― Todos Peyton, todos acá son licantropos ― responde Andrew. Que estúpida he sido. Axel les abre la puerta de la sala para que ingresen. ― ¿Cuál es la razón por la que me cuentan todo esto y me retienen acá? ― pregunto mirando a todos. ― Nosotros, encontramos de una forma peculiar y diferente a los humanos a nuestra pareja ― habla Andrew ― y no es exactamente como te contó la historia la familia Coulter. ― ¿Que tiene que ver conmigo? ― Tenemos una Diosa, la Diosa Luna ― comenta Adam. ― Eso no responde mis dudas ― me quejo. ― No interrumpas ― advierte Andrew apretando mi muslo. Muerdo mi labio inferior sonrojada. ― La Diosa Luna, es nuestra creadora, de todos los hombres lobos, ella es una figura de amor, bondad, piedad y generosidad para nosostros, es quien nos da nuestra pareja,las persona indicada para compartir nuestra vida, ella sabe quien es nuestra otra mitad, esa mitad es nuestra alma gemela, los hombres lobos tenemos el olfato más agudizado, una mejor audición, más fuerza y velocidad que los humanos, entre otras cosas, a nuestra pareja se le llama Mate, que es con quien pasaremos toda la vida, y la encontramos por medio de un olor en especial que detectamos con nuestro olfato agudizado ― explica Adam. ― Se ahorran el que se equivoquen en el amor y les rompa el corazón ― expresó. ― Peyton... Tu eres nuestra mate... ― finaliza Axel por Adam. Mi corazón se detiene al mismo tiempo que me alejo de Andrew y Austin. Uno... dos... tres... mi corazon comienza a latir con furia, niego rápidamente con la cabeza, es imposible. ― Estoy segura de ser humana. ― Humanos y lobos, pasa raras veces y nosotros somos una de esas raras veces. ― ¿Y de quien soy mate? ― pregunto a punto de morir de tantas impresiones. ― De los cuatro ― dicen mis captores al unísono. Esto es karma.
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