Peyton Aragón
Soñé, soñe con algo pésimo, donde habían cuatro hombres que están cómo Dios quiere pero eran super intimidantes que he de admitir me dio un poco de miedo, mientras pienso en mi sueño, me empiezo a remover en una superficie blanda, muy cómoda, suelto un pequeño bostezo y con pereza abro los ojos y oh no, no, no, no es mi cuarto y tampoco donde me iba a quedar en la casa Coulter.
¡Mierda! Lo de ayer no fue un sueño, la habitación es muy grande y amplia, moderna, masculina, conforme más analizó la habitación más nervios me recorren como una plaga que amenaza con dejarme al borde del abismo, solo se que sin duda estoy en una casa elegante y lujosa, que tiene todo, hasta una pequeña sala en el cuarto y demás.
Es como mi departamento con la diferencia que está es una habitación y es mas grande que mi departamento.
Veo que ya es de día y que no hay ninguno de mis captores, si, captores, secuestradores se oye muy drástico y de solo pensar en secuestro me da algo de ¿nervios? O no se ¿miedo?.
Me bajo de la cama busco mis tacones, cuando los encuentro, me los pongo.
Me da ganas de llorar, pero yo nunca he sido así, veo que hay una gran puerta de cristal por donde entra el sol, me dirijo a ella y abro la puerta que gracias a Dios que me ama no tiene llave, veo que es un balcón lo que hay y me acerco, por la altura se que estoy a unos tres o cuatro niveles de estar en tierra a salvo, lo se soy una dramática, analizó si me puedo tirar de aquí a bajo pero me mato eso es seguro, me dedico a inspeccionar cada rincón un buen rato, me tenso cuando detalló lo tonta que me vuelvo por los nervios, es hasta ahora que noto la piscina, me agarro bien de las superficies sólidas para ponerme sobre el balcón, y me alejo un poco hacia la izquierda porque la piscina esta a la derecha, ya estando equilibrada y como la rebelde que he sido desde... ¿para que recordar malos tiempos? Corro con cuidado, equilibro y rapidez sobre el balón para no caerme y me tiro hacia la piscina impulsando mi cuerpo al frente.
El aire y frío me eriza la piel.
Lo único que hago mientras caigo es rezar para no caer en el pavimento muerta, pido caer en el césped pero menos en el pavimento, mi corazon taladra fuerte sabiendo que sólo mi abogado se preocuparía por mi desaparición y eso sería en dos o tres meses por que se a acostumbrado a que yo no responda sus mensajes o llamadas al momento, me lamento por eso porque el es tan cercano como Tamara o más y yo no e sido la más tolerante, pienso en cambiar eso sí salgo de esta, gracias a las fuerzas del universo me ahogo cayendo en la piscina, el ruido de algo cayendo en el agua me ensorda la audición, me pongo a patalear bajo el agua para no ahogarme, cuando necesito ser inteligente y estratégica parezco estúpida.
Me agarró de las escaleras de las piscina cuando llegó y por el diablo ¿que no podre escapar?
Lo primero que veo es a uno de mis captores, el me ve con la mandíbula apretada, tensa y unos ojos oscuros que solo pronuncian una palabra Furia.
Maldición.
Es lo único que pronuncia mi mente, veo que esta a unos cuatro metros de distancia y luego veo que los otros tres están detrás de él e igual que el, con una cara de pocos amigos y las mini Peyton sólo dicen corre.
Mientras mis ojos se llenan de lágrimas debo obedecer y correr.
Corro hacia dirección contraria a la de ellos y con cuidado de no resbalar por los tacones, el mundo está en mi contra, sólo hay árboles.
Ojala se jodan, siento como me agarran de la cintura cargandome, me han atrapado.
― ¡¡Déjame maldito, déjame!! ― es lo único que pronunció y creo que no a sido de su agrado porque me pone sobre su hombro como ayer me puso el otro ¡como un maldito saco de harina! ¿que acaso no peso? ― ¡¡¡bajame maldito cabrón!!! ¡Bastardo! ― pronunció con un nudo en la garganta.
Insultos son los que me sobra en esta vida.
Dios santo, creo que ya me dio ganas de llorar, decido dejar de gritar para no llorar y tranquilizarme, por lo que veo porque acabamos de atravesar una puerta de cristal, nos acaba de adentrar a la casa con los demás detrás de nosotros.
Pataleo con todas las ganas del mundo, para que me bajen pero no logro nada.
― Deja de moverte ― dice una voz muy fría, que veo provienen de quien me carga.
Decido obedecerle por el momento porque si logro soltarme estoy segura que caigo de su hombro dándome un buen golpe.
Luego de unos segundo me baja quedando frente a ellos con los brazos cruzados y me pregunta uno de ellos.
― ¿Que parte de que eres nuestra no has comprendido? ― pronuncia poniendo énfasis en cada palabra y una voz tan serena que da miedo.
Le sonrió con falsedad, fingiendo una risa sin gracia.
― El hecho de que ya no estamos en la época en que los hombres pueden venir y reclamar a una mujer, fuera de eso, tampoco lo hacían de esta forma ¿Y como tengo que explicarte de forma más clara que no pueden ir por el camino diciendo quien es de ustedes y quienes no? ― ellos me ven fulminante como yo a ellos ― ni sus nombres sé ― susurro para mi al darme cuenta de ese detalle.
― Axel ― pronuncia uno de ellos y lo veo con confusión ― mi nombre es Axel.
Oh...
Miro a Axel con el ceño fruncido, él es alto, al igual que los otros tres, ojos azul eléctrico, cabello n***o, tes clara, pero no palida, facciones marcadas y maduras, cuerpo musculoso, labios carnosos y largas pestañas.
Todo un dios griego. No se pero el se me...
― Adam ― dice el otro hombre que no se ve tan duro como los que considero sus hermanos.
Es igual de guapo que Axel, sus facciones son relajadas, ojos azul acua, cabello n***o, cuerpo musculoso, labios menos carnosos, pestañas espesas pero no tan largas, cejas pobladas, tes un poco menos clara, pero muy parecido a Axel.
Trato de mantener mi respiración uniforme.
― Austin ― dice algo molesto.
El igual de guapo y dios griego que Axel y Adam, pero sus ojos son grises entre azules, cejas pronunciadas no tan gruesas o delgadas, facciones muy marcadas, masculinas y maduras, podría ser modelo, cuerpo musculoso, labios rosas y humedos que...
No se que estoy pensando y no entiendo la reacción de mi cuerpo tratando de reparar más de lo debido.
Veo al que falta que no a dicho su nombre, era quien me traía cargada, el se ve molesto y el más serio de los cuatro, cabello n***o, cejas espesas, ojos grises con azul, nariz recta, algo exóticos sus ojos, labios rojos y carnosos, pestañas largas y espesas, facciones maduras y definidas, mis pezones se tensan aún más en definirlos fácilmente y cuerpo musculoso.
Los 4 unos dioses griegos, no entiendo como puede existir está belleza de otro mundo.
― Andrew ― dice con voz grave y masculina.
Pero ahora que los veo bien y me dediqué a escanearlos sin poder evitar sentir, me doy cuenta que ya los e visto en otro lugar y estoy segura, además de que sus nombres se me hacen conocidos.
― ¿Tu nombre? ― pregunta Austin.
― No lo recuerdo ― digo haciéndome la desentendida.
Eso aveces se me da muy bien.
― Nosotros te dijimos nuestros nombres ahora tu danos el tuyo ― me ordena Andrew.
― Yo no fui quien pidió ser secuestrada ― digo molesta.
― Por favor ― dice Axel interviniendo.
Ruedo los ojos respondiendo.
― Peyton ― digo a regañadientes.
― Yo se que... ― Austin es interrumpido por una voz que conozco muy bien.
― Buenos días Alfas.
Todos volteamos a la hermosa voz de mi amiga.
Le doy una mirada fulminante que solo se puede entender como "traaidora" otra voz habla detrás de ella.
― Buenos días Alfas ― dice el mismo de ayer.
¿Porque les dicen Alfas?
En ese momento llega una mujer de la servidumbre, supongo, por su uniforme, con sus cosas de trabajo,un trapiador, una cubeta con agua, cloro y asistin, lleva también un limpador entre otras cosas.
― Alfas ― saluda haciendo una reverencia.
Esto es extraño, pero por razones raras me apego a los desconocidos, con algo de no se hacía los que le dicen Alfas, me alejo, siento como Austin rodea mi cintura entonces decido separarme pero me agarra con fuerza.
Tocan el timbre de la casa.
― Buenos días Peyton ― dice Tamara algo tímida.
Ella sabe lo que hizo, le doy una mirada de desaprobación y la ignoro.
― ¿Estas enojada? ― pregunta mientras yo intento salir del agarre de Austin.
― No, estoy muy feliz ¿sabes como se llama lo que hiciste ayer? ― pregunto con una sonrisa y amabilidad fingida que no notan.
― ¿Como? ― pregunta confundida.
― Trai - ción ― digo poniendo énfasis en cada sílaba de la palabra.
Ella me ve triste con una expresión de perdóname, pero no tengo tiempo para esto.
¿Que amiga es capaz de dejar te secuestren cuatro hombres? Theo se libra por no estar acá pero lo llegó a ver y querré matarlo como lo deseo ahora mismo con Tamara, no entiendo como puedo estar viva aún.
Regresando al punto, yo no dejaría se llevarán a mi amiga y no hacer nada, porque no se lo que le puede pasar con quien sea que este por secuestrarla, es inaceptable.
― ¿Me dejaran ir? ― pregunto con un inevitable mohín hacia los que me secuestraron, y ellos me ven serios, tensos y niegan con la cabeza al mismo tiempo ― ya que no me van a dejar ir por el momento ¿son hermanos? ― pregunto al verlos tan parecidos ― juraría que son cuatrillizos ― digo desconcertada.
― Es que lo somos, somos hermanos ― responde Adam con una sonrisa divertida.
Si cree que me confundiran, están mal, claro que no querido. Mientras proceso el que no me dejaran ir, el idiota de ayer habla.
― Alfas deseo hablar con ustedes.
Ellos asienten con la cabeza.
― Entonces ¿Peyton y yo podemos ir a la cocina? ― pregunta Tamara con emoción en la voz.
― Si se porta bien, no piensa una huida o algo parecido a tirarse del segundo nivel, no habrá problema ― habla Andrew haciendo que un escalofrío me recorra la piel.
Se sacude el hombro mojado por mi, seguramente Austin también está mojado, yo estoy escurriendo, siento la ropa pegada y el cabello está pegado a mis lados.
¿Era el segundo nivel? Juro que vi estaba casi en un cuarto piso, en parte se que cuando estás en un momento muy estresante se pueden imaginar cosas que no son.
― No soy una niña para que me digas si me porto mal o bien ― digo rodando los ojos.
― En realidad... ― lo deja a medias una voz chillona que irrumpe de forma abrupta.
Sus tacones se oyen en el piso, aún caminar sincronizado.
― ¡Mis amores! ¡no saben lo que me paso ayer! ¡por culpa de una desgraciada... ― se queda a medias la maldita voz de Dorina.
No hace falta ser adivino para saber que se refiere a Tamara, estaré molesta con Tam pero es mi mejor amiga y de ella nadie le habla así ante mi presencia.
Grita frustrada haciendo una mueca de irritación cuando me ve.
― ¿Qué hace la maldita huérfana acá? ― pregunta señalandome.
Yo sonrió falsamente sin sentirme ofendida, Siempre me ha causado gracia que las personas crean me pueden herir con sus comentarios de mal gusto.
Mis captores nos ven confundidos entre irritados, la miro con una sonrisa natural, que me hace ver relajada y disfrutando la escena divertida que ella provoca siempre, no entiendo como es que aún sigue apareciendo así sea por minutos en mi vida.
― Maldita y huérfana ¿No tienes algo mejor para insultar? ― le digo dulcemente ― No me afecta, se que lo soy ― digo con falso pesar para regresar a mi sonrisa ― pero no voy aceptar que le digas desgraciada a mi mejor ― advierto ahora con una mirada gélida.
No se que hace acá, por mi puede quedarse pero yo necesito deshacerme de todo esto, de los captores y de ella, mi paciencia está a su límite, no se que pensar, sólo que si no hubiera salido de Canadá, todo estaría bien.
― ¡¿Y quien me lo va prohibir?! ¿tu? ― interroga Dorina furiosa.
― No grites así así que nosostros a comparación tuya si escuchamos ¿Puedes dejar de hacer tu drama y destilar tu veneno? ― digo llevando mis manos a mis oídos.
― ¡¿Dejarán que está perra me hable así?! -- grita desesperta a mis captores que la ven molestos.
― yo digo que... Peyton y yo vamos a la cocina ― habla Tamara.
Adam McGregor
Veo como Dorina ve con odio a nuestra mate, algo que creo nos confunde a los cuatro, a mis hermanos y a mi, Tamara interviene como si temiera de lo que nuestra mate y Dorina son capaces pero mi muy hermosa mate no se queda callada, no claro que no, ella tenía que hablar ¿porque no me sorprende?, en un susurro casi inaudible lo dice hacia Dorina.
― Zorra ― dice molesta.
Con la ultima palabra mi mate se da la vuelta al igual que Tamara para dirigirse al la cocina, mi madre siempre dice, no intervengas en discusiones de mujeres a menos que sea necesario, el punto es que nunca dijo cuando sería el momento necesario para que alguien intervenga en una discusión entre mujeres, siempre nos lo dijo a los cuatro pero no especificó el momento, veo a Dorina indignada la mueca de furia que hace antes de abrir la boca.
― Seré Zorra pero no una asesina, estupidita, por mi culpa no están muertos mis padres ni Lance, donde pasas dejas aún muerto ¿Si lo sabes? ¿No? ― le dice con odio y resentimiento poniéndonos tensos.
Creo que cuando mamá hablaba de intervenir se refería a esto, camino hacia Peyton junto a Andrew mientras Axel y Austin miran a Dorina amenazantes, Martín sólo mira a Tamara.
Andrew mira con disgusto a Dorina, sus expresiones son duras.
Todos sabemos que Dorina no es una persona de agradó para Andrew.
Siento un pinchazo de dolor que se que esta sintiendo nuestra mate, pero hay algo que no se si me sorprende o me preocupa de ella, se da la vuelta hacia Dorina con un aura relajada que no es nada a lo que siente en su interior, su interior es una tormenta andante, lo sé, siendo mates sentimos lo que el otro siente, pero ella sentirá lo que yo siento y siente mis hermanos cuando la marquemos, se acerca a paso lento pero amenazador hacia Dorina ignorando quienes estén presentes, lo veo por su actitud, veo que Tamara intenta agarrarla pero se le zafa, yo lo intento con delicadeza pero me evade, al igual que a Andrew, con una gran sonrisa de superioridad le habla a Dorina, sus ojos brillan, posiblemente en lágrimas contenidas.
― ¿Recuerdas lo que te dije la ultima vez si volvías a decir eso? ― dice amable haciendo a todos los presentes estremecer.
Para ser humana tiene una gran aura de fuerza y poder, se siente que es de autoestima, orgullo y confianza así misma. Dorina sonríe y ríe con poca gracia.
― Yo no te tengo miedo huérfana ― dice con aires de grandeza intentando que Peyton retroceda, pero veo que no le afecta en nada a nuestra mate.
― Peyton ― llamo pero soy ignorado.
― Dorina retirate, hace tiempo no eres bienvenida ― habla Austin.
― ¿Cómo puedes decirme eso? ¡Deberías defenderme! Y no le tengo miedo a una perra de la calle ― se indigna.
Tenso la mandíbula molesto.
― Pero si yo no intentó que me temas ― dice Peyton con el ceño fruncido ― sólo quiero que veas como yo si cumplo mi palabra...
Camina hacia Dorina llegando en tres pasos. Ofreciendole una bofetada que dejó desorbitada a Dorina, dejándose ir hacia el lado izquierdo, cuando está apunto de caer nuestra mate la agarra del cabello arrastrándola hacia la cubeta que dejó Victoria, la señora que se encarga de la limpieza de la casa, cuando llega enfrente de la cubeta sumerge con fuerza la cabeza de Dorina.
Dorina intentando salir del agarre con fuerza. Todo parece estar en cámara lenta.
― ¡Ayuda! ¡¡Me ahogo!! ¡Déjame Maldita! ¡Esto quema! ¡Me arde! ― grita.
― Lo sé.
Peyton aprieta más su agarre mientras tensa la mandíbula no la deja salir, me acerco a ella lentamente.
― ¡Si se acercan le irá peor! ― nos advierte a Austin y a mi.
Estoy atónito, Axel y Martin intentan ayudarla pero no saben como mientras Peyton mantiene su agarre firme en ella y nos analiza de reojo.
Eh visto peleas pero no de este tipo.
― Dile a tu amiga que la suelte ― ordena Martín autoritario a Tamara, ella se encoje de hombros tímidamente o intimidada.
― ¿No creen que Dorina al ser mujer loba tiene más fuerza que Peyton? Osea ella puede sola y siendo sincera yo ni loca me meto inmedio de esa pela ― nos dice cómo si fuera obvio en un susurro para que nuestra mate no oiga lo de mujer loba y nosotros la vemos confundido ― Joder, si ustedes temen de la reacción de mi amiga ¿Qué esperan de mi que se como es cuando está molesta? Me puede lastimar.
Debería creerle pero puedo decir que Tamara se siente satisfecha con lo que Peyton le está haciendo a Dorina, no siente empatía por la mujer que seguramente tendrá herido el rostro un largo tiempo.
Me toma por sorpresa cuando mamá entra a la sala con una gran y hermosa sonrisa antes de dejar caer su bolso y mirarnos a todos, luego a Peyton de nuevo.
― ¿Qué paso? ― nos pregunta caminando casi corriendo hacia Peyton y Dorina.
― Es complicado ― respondo.
Andrew sólo procura que Dorina no ataque a Peyton.
― Peyton quería sueltala ― ordena mi madre con su voz imponente de luna ― ¡Peyton!
¿Mi madre conoce a Peyton?
― ¡No! ― responde Peyton con enojo.
― ¡Hagan algo! ― nos ordena ― ¡CIELO! ― grita para que venga nuestro padre y entra a la sala preocupado pero cuando ve la escena sólo ve confundido.
― ¿Que pasó está vez? Joder, ya están grandes para estar peleando así.
Axel McGregor
Veo a mi padre confundido cerca de mi madre y sin esperar respuesta sobre su pregunta se acerca a mi mate y la agarra de la cintura elavandola para que suelte a Dorina y lo logra pero no de la manera que esperábamos.
Peyton esta tirando patadas con las extensiones de Dorina en su mano y si que le quito un buen mecho de extinción yo creo que ahí tiene dos mechos de extensiones.
Nunca creí que fuera tan salvaje, trato de ignorar lo ansioso que está mi lobo por marcarla, el es animal, yo soy el hombre, su lado humano, debo estar sereno.
― ¡Suelteme! ¡Déjeme terminar con ella! ― dice molesta a mi padre a un alejandola de Dorina y cargandola de la cintura.
Andrew se acerca a papá y es él ahora quien la tiene agarrada apricionandola a su pecho con fuerza para que no se pueda soltar.
Mi mate me encanta, me importa poco compartirla con mis hermanos media vez sea nuestra.
Andrew McGregor
Tengo a mi mate entre mis brazos forcejeando, nunca creí que fuera tan... De alto voltaje y que odiara tanto a Dorina y menos que la conociera y tambien me da curiosidad lo de mis padres.
Dorina esta tirada en Brazos de Martín, frunzo el entre cejo, su mate es Tamara, el le dice cosas dulces a Dorina... mi mama se acerca a mi mate y hace a que mi mate la vea. Mi mirada se divide entre Martín con Dorina, Tamara y ahora Peyton.
― Basta ― dice viéndola dulce pero autoritaria ― ¿O quieres que te durmamos? -- ante eso mi mate la ve mal y se tranquiliza.
Me llama la atención como se comporta mi mate con mi madre y mi madre con ella.
Luego de unos minutos de tranquilidad de mi mate en mis brazos y sollozos de Dorina, veo que mi mate la ve con indiferencia, pero no un sentimiento propio, veo que su mirada esta sólo en tres personas y es en Tamara, Martin y Dorina, su mirada va cargada de molestia e indiferencia hacia Martin y a Dorina, como si acabará de recordar algo.
― Agradece que Andrew me tiene agarrada sino te desfiguró la cara y no por lo que dijiste hace unos minutos ― amenaza indiferente hacia Dorina dejándonos a todos tensos.
Sonrió al saber que mi mate sabe en brazos de quien está y no me confundio con mis hermanos.
― Ya calmenla, creo está repasando los límites ― expresa molesto Martin y lo veo mal, con molestia por sus palabras.
― De nuestra mate no hable Martín, guarda bien tus palabras sino quieres sentir las consecuencias ― advierto con seriedad.
El se queda atónito al igual que mi madre, mi padre, Dorina y un poco Tamara.
― Dorina si que ade ser buena en lo que hace para que tu ¿Martin? Brinques por ella ¿no? ― expresa Peyton con asco y molestia hacia los dos.
Ambos miran a Peyton ofendidos y ella molesta, intentando eliminarlos de manera literal de la tierra.
Veo que Tamara esta conteniendo las lágrimas en silencio y mi mate le da una mirada de lo siento, entre una advertencia para que no se atreva a derramar alguna lágrima, me llama la atención como se pueden comunicar con la mirada.
― Mejor que tú seguro lo soy ― contrataca Dorina molesta.
Mi mate le sonríe divertida, como si Dorina fuera un chiste y todo lo que dice también, mi ceño se frunce teniendo una idea de clara de lo que están hablando y porque Martín socorre a Dorina y Tamara tiene ganas de llorar, nosostros dejamos de ser los protagonistas para ser los espectadores de la pelea entre estos cuatro.
No se como sentirme al saber que Peyton está en esto, mi madre me da una mirada para que aleje a Peyton de la situación, no lo considero una de las mejores ideas ni la más prudente.
Tamara se limpia las lágrimas sonriendo de lado.
― Estoy segura que mi amiga es suficientemente buena en la que hace como para los que se acuestan con ella no te den ni la mirada cuando te les ofreces ― expresa sonriente.
Peyton suelta un jadeo de sorpresa al mismo tiempo que Dorina mata con la mirada a ambas, algo me dice que hablan de hombres en especial, Peyton le da una mirada de negación a Tamara, no se definir a la hija de los Coulter en este momento, no estoy seguro este pensando en lo que dice.
― Mejor no me ayudes ― pide Peyton entre dientes a Tamará
Tenso la mandíbula pensando en las palabras de Tamara, a ningún hombre lobo le gusta o llama la atención de la idea de otro hombre tocando a su mate y menos cuando se refiere a más de uno.
Mi lobo se impacienta notandose molesto y posesivo, intenta tomar control de mi cuerpo y no soy el único en mal estado, tenso la mandíbula sintiendo mis colmillos salir.
Dorina ve ofendida a Peyton.
― Espera un minuto... porque, que yo sepa ninguno de los que se han estado con ella han estado contigo nunca... te rechazan... ― dice con una risa seca ― ¿Y Sabes porque? Porque no son idiotas como Martín, ellos no necesitan de una perra porque no son perros como él.
Mi mate suelta un grito de dolor y la veo preocupado entre molesto, sintiendo todo se distorsiona. Le doy una mirada para que se exprese. Tamara mira a Martín con lágrimas menos ojos mientras Peyton me clava las uñas a mi.
― Idiota me estas lastimado ¡me vas a matar! no tengo la misma fuerza y resistencia que tu -― dice con dificultad.
Se que soy yo quien la está lastimando y no estoy seguro de que sea lo más consiente de mi en este momento, ella ya estuvo con otros hombres. Veo que mis hermanos están igual y mi madre se interpone cuando doy el primer paso con ella. Mi lobo comienza a querer tomar posesión de mi cuerpo...
― Déjala ― exige mi madre.
― Madre no interfieras en esto ― advierte Austin soltando un gruñido.
― Ella no sabe nada de nuestra especie ― nos advierte mi padre autoritario.
Ellos saben lo que le haremos. Mi mate nos ve raro y la ignoro concentrandome en los dos problemas frente a mi.
― Yo sabia que de algún lugar se me hacían conocidos estos imbéciles ― Peyton habla entre dientes molesta ― lo que no me contó doctora era que sus hijos son unos maniáticos, locos, descerebrados...― expresa con un tono peculiar.
― Por favor no sigas en este momento ― pide mi madre viéndonos para saber si estamos igual de molestos o más.
Y la realidad es que ahora estamos mucho más tensos y molestos que antes, no puedo tener un control preciso de mi lobo.
― Doctora debió de darle primero psicología a su hijos antes que antes mi ― dice Peyton molesta.
Eso fue la último, la cargo en mi hombro y nos dirigimos a una de nuestra habitaciónes, la de mis hermanos y mía, ellos tras de mi y lo último que oímos de la sala es un grito de Tamara.
― ¡Lo siento! No pensé en ellos... ― las disculpas de Tamara quedan atrás.
― ¿Qué es lo que harán ahora? ― pregunta Peyton nerviosa moviéndose en mi hombro inquieta y temerosa.
Creo que el grito de Tamara la alertó.
― Marcar lo que es nuestro lo que no puede estar con ningún otro hombre que no sea nosotros ― expresa Austin con voz fría.
― ¡Yo nunca e hecho nada malo! ― exclama con la voz en un hilo que me remueve el corazón ― yo lo... ― se queda callada de golpe como si recordará todo lo malo.
Peyton Aragón
Iba a suplicar por mi vida pero luego recordé tantas cosas malas que he hecho que me arrepentí, pero tengo miedo.
¿Me tocarán? ¿Me mataran? ¿Abusaran de mi? Deseo pensar que voy a sufrir, deseo decir que tengo miedo y pienso en esto pero...
A cambio me encuentro ansiosa de lo que sea que está por pasar, no tengo ese miedo que alguna vez me advirtieron y no estoy segura de mi cordura al no sentir miedo.
Trago mi orgullo y prefiero preguntar que hice.
― ¿Que hice? ― pregunto casi en un sollozo.
Siento como se lo piensan un momento y me hacen una pregunta super estúpida que me molesta.
― ¿Eres virgen? ― pregunta Adam entre dientes.
― ¿Cara de que me viste? ¿de monja? ― pregunto irónica.
― Sólo responde ― ordena Andrew propinandome una dura nalgada.
Jadeo de sorpresa, pero ahora me siento incómoda, estoy con el vestido de ayer, aún y eso me hace sentir rara.
Abren la puerta de una habitación.
― ¡No soy virgen! ¡¿Quien a los veintiuno es virgen?! ― probablemente un 5% de la población femenina pero la mayoría no ― ¡Ustedes tampoco lo son!
Siento como me avienta a una cama sin importar rebotó en ella.
― Gran error al dejar que te desvirgaran cariño ― expresa Andrew con un tono de voz demasiado ronco que no creo sea sólo el.
― Ustedes no son vírgenes maldi...
Me callo observando como los ojos de los cuatro cambio a un dorado intenso y sus colmillos crecen, dejando la punto de sus colmillos como aguja, solo hago una cosa gritar y gritar cuando se acercan a mi.
― ¡Ayuda! ¡Por favor ayuda! ¡Están poseídos! ― suplico al más haya mientras me alejo con los ojos cerrados, alguien me toma del tobillo acariciando mi piel me estremezco.
― Desearía darte un cariño previo pero se que no lo permitiras mi luna, esto dolerá un poco.
Sus palabras recién acaban cuando siento el pinchazo, un grito desgarrador de dolor me abandona, duele como el infierno, no lo proceso cuando llega el otro, luego el otro y otro, un grito ahogado quedó en mi garganga cuando siento todo pesar en mi cuerpo, aprieto mis piernas alrededor de uno sintiendo mis pezones duros jadeo, una neblina se instala en mis ojos y mente... Son segundos los que pasa cuando la excitación y placer se extiende desde la parte de mi cuello por todo mi cuerpo, gimo sintiendo uno de ellos sobre mi, lame mi cuello. Me acuestan con delicadeza.
― Nuestra