Capítulo 1. El nuevo profesor

1400 Words
Parte 1 No era fácil volver, es decir, Mariana sabía que en el salón de clases no estaba esperándola un león con el debía luchar por su propia vida, no, pero, aun así, cada centímetro de su ser temblaba. Delante de ella caminaba la señorita Olivia, una mujer excepcional si alguien se lo preguntaba, ella era la psicóloga escolar y últimamente era la única persona que sabia como sacarla del fango en que se habia convertido su vida. —La verdad esperaba tener una excusa para hablar con el nuevo profesor—rompió el silencio mientras giraba para ver a Mariana de reojo, quizás para averiguar si no se había arrepentido de regresar, cuando Mariana se dio cuenta, lo único que hizo fue sonreírle, aunque luego de unos segundos, recapacito lo que habia dicho. —¿Cuál nuevo profesor?—cuestiono mientras su corazón latia desenfrenado, no le gustaban los cambios, aunque después de un mes de ausencia, era de suponerse que algo como eso debía pasar. —¡Oh, lo siento!—sonrió con cierta confidencia—se trata del profesor Sallow, el nuevo profesor de derecho penal internacional, de hecho llego poco tiempo de que tu…—hizo una pausa tal vez para evitar decir lo que le había pasado. —¿Después de mi crisis?—completo su oración, lo hizo de tal forma para que sonara como si ya no le importara, aunque en realidad aún era difícil asimilar lo que le pasaba cada vez que se sentía frustrada. —Si, eso—hizo una pausa para suspirar—pero no te preocupes, también le pediré algunas clases adicionales para ti para que te regularices. —¿También?—cuestiono algo desconcertada, no sabia a lo que se refería. —¡Oh!, el profesor John también acepto darte un par de clases adicionales, después de todo eres la mejor alumna a pesar de todo—reconoció, aunque tener el mejor promedio de su clase no era fácil, no con sus crisis atacándola en momentos inesperados. Volví a suspirar, porque aparentemente en esa ocasión no podría simplemente excusarse y hacer trabajos adicionales como en ocasiones anteriores. —¿Solo serán esas materias?—se digno a preguntar mientras avanzaban por el pasillo, estaban muy cerca. —Hable con los demás profesores, llegamos a un acuerdo y solo te descontaran el punto del examen que no hiciste el mes pasado, pero aun así, debes recuperarlo—le recomendó y esa noticia le lleno de alegría y paz el cuerpo, un nueve no sonaba nada mal, es decir, se habia esforzado mucho antes de su crisis y ahí estaba el resultado de tanto esfuerzo; sin embargo, aun estaban esas dos materias. —¿Y los otros dos profesores porque deben darme clases adicionales?—se atrevió a cuestionar pues no le parecía del todo justo cuando en la universidad no habia nadie mejor que ella en cuanto al promedio se refería. —El profesor John dijo que impartió temas complejos por lo que quería repasarlos contigo y el profesor Sallow, en realidad no te conoce y su materia es técnicamente nueva, por lo que creo que lo mejor es que tengas un par de clases más, solo para que te adentres un poco más en el tema y estes a la par de tus compañeros. Trago saliva, ninguna de las dos ideas le gustaba del todo, es decir, conocía perfectamente al profesor John y estaba segura que cualquier tema que él ya hubiese dado en clase, ella lo entendería fácilmente sin necesidad de tener que pasar tiempo con él, pero el profesor Sallow… —Bueno, ya estamos aquí—dijo la señorita Olivia mientras se arreglaba el cabello y cualquier arruga en su ropa antes de llamar a la puerta. *** —¿Si?—pronuncio y en ese momento la puerta se abrió, se trataba de la psicóloga escolar, una mujer delgada y atractiva, de cabello castaño y algo rizado, entre otras palabras atractiva. —Disculpe que lo moleste, profesor—pronuncio aquella hermosa mujer dedicándole una sonrisa al hombre mas atractivo de la universidad—¿Podría permitirle la entrada a su clase a esta alumna, por favor? Sebastián frunció levemente el ceño, pero asintió creyendo que se trataba de una nueva alumna. De pronto, a un lado de la psicóloga apareció una chica o quizás la palabra correcta era una mujer, probablemente estaba dentro del rango de su edad. Tenia el cabello corto, era pelinegra y vestía una falda blanca larga y algo ajustada a las curvas de su cuerpo, además de una blusa rosa, zapatos de tacón alto y una gabardina de un tono más bajo que su blusa, se veía encantadora, pero Sebastián trato de no parecer sorprendido, únicamente la siguió con la mirada. Ella camino hacia atrás de la primera fila, hasta llegar a la ultima mesa desocupada donde tomo asiento y cuando ella levanto la vista, Sebastián diviso a su nueva víctima, la chica era una belleza singular, su piel era ligeramente bronceada, su maquillaje no estaba sobrecargado, lo cual lo hacia apto para las políticas de la universidad, era entre otras palabras, una belleza local. —¿Puedo hablar con usted un momento?—dijo de pronto la psicóloga y Sebastián se vio obligado a desviar la mirada hacia la psicóloga escolar para después salir del aula y cerrar la puerta. —¿Qué puedo hacer por usted?—pronuncio con un acento bastante marcado, aun se estaba acostumbrando al idioma. Hablaba, tres idiomas además de su lengua materna, dos de ellos de forma muy fluida, los cuales eran el francés y el alemán, pero el español era una lengua bastante compleja, sobre todo porque hablarlo con parlantes nativos era muy diferente qué practicarlo. —La alumna que acaba de entrar a su clase necesita algunas clases adicionales para ponerse al día—le explico la psicóloga algo avergonzada por pedirle que se quedara un par de horas más después de su horario laboral. —Si acaba de ingresar al curso no veo la necesidad de clases adicionales, con un par de trabajos extras bastaran—dijo Sebastián en un intento de evitar quedarse, aunque interiormente estaba reflexionado la idea. —Ella no es nueva, profesor Sallow. Ella tuvo que ausentarse un mes por problemas personales, así que es por esa razón que le pido que le ayude a regularizarse—Sebastián asintió con la cabeza y con una expresión seria en su rostro aceptando darle clases, sin embargo, interiormente sentía una extraña emoción, era como si el destino se la pusiera en bandeja de plata. —En ese caso, será un placer ayudarle a regular sus estudios—dijo mientras dirigía su mirada por la ventana para observarla. Camila, quien estaba a tan solo dos filas de ella, habia caído bajo sus redes en tan solo dos semanas, así que dedujo que esa chica, quien lucia algo triste y aislada, sería mucho más fácil de conquistar. —Por supuesto no sera por mucho tiempo, yo deduzco tan solo una semana—propuso la psicóloga sabiendo de quien estaban hablando, algo que Sebastián desconocía, que ella era una estudiante dedicada y quien tenía el mejor promedio de toda la universidad, de hecho, gracias a su esfuerzo se había ganado una beca con la cual le facilitaba su desorganizada vida. Él sonrió, al ver como la psicóloga le sonreía, era claro que estaba coqueteandole, pero si Sebastián tenía reglas qué le impedía tener algún problema en el trabajo, era precisamente evitar tener algún tipo de relación con alguna colega. —No se preocupe, yo hablaré con ella para agendar los días y la hora de estudios—propuso porque sus días desde que había llegado a la ciudad, estaban técnicamente llenos y si había hecho espacio para algo que no fuera el trabajo, eso había sido para follar con Camila. —Le agradezco mucho, profesor Sallow—dijo la señorita Olivia inclinando levemente la mirada hacia abajo. Sebastián tenía la facilidad de causar qué las mujeres, se ruborizaran luego de una sonrisa y Sebastián había estado sonriendo luego de escuchar qué tendría algunas horas a solas con esa estudiante. —No se preocupe, no es ningún problema. Ahora si me disculpa, debo volver a mi clase—expresó mientras se acomodaba la corbata verde esmeralda y volvía al interior de su aula.
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