—De verdad trataré de llegar temprano hoy, cariño —escucho a Alfonzo por el auricular, sujetando el celular contra mi hombro, mientras doblo algo de ropa. —Ayer dijiste lo mismo, ¿debería creerte? —intento no asesinarlo por teléfono. —Ayer se presentó algo, ya sabes, mi padre y sus asuntos. Pero de verdad hoy quiero pasar tiempo contigo. Necesito pasar tiempo contigo. Yo también. —Ok. Sólo no me falles esta vez. Llevamos dos semanas de casados. Tan sólo dos semanas y… ha llegado a casa temprano un solo día durante ese tiempo. Un solo jodido día. Lo peor es que cuando llega, luego de ducharse, se va a la cama con cara de rayos y bolsas bajo los ojos, besa mi frente, me dice que me ama y se duerme. Como un lirón. Entiendo que esté cansado, y que no es vida para alguien de veinte y p

