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El jefe quiere mi virginidad 2

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Blurb

Elizabeth Hills pasa por un mal momento, la salud de su padre es crítica y su vida amorosa era un desastre. Estaba pasando por una mala racha. Se fue a Tennessee a visitar a su familia y cuidar a su padre, ahora que no estaba más con Nicholas Miller se sentía vacía y traicionada. Le habían roto su corazón. No le quedó más remedio que bloquearlo se sus redes sociales para no verlo más. Además de que tendría que buscar un nuevo trabajo para pagarse la carrera. Pero Nicholas no planea dejarla ir y menos dejarla sola. Se va en busca de Elizabeth para que pueda perdonarlo y también para protegerla porque Nate estaba buscando venganza y no descansara hasta conseguirla.

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1
—¿Qué coincidencias las que hemos tenido últimamente no lo crees, Beth,?—volvió a hundirse en el agua, tenía pena si desde ahí me estaba mirando. —Pues... si, la verdad jamás pensé encontrarte por acá y menos en esta laguna—coloqué mi antebrazo tratando de tapar mis pechos y con la otra mano mi parte púbica. —Acepto que nunca había hecho esto, pero se siente bien, se siente bastante relajante—se hundía y salía en reiteradas ocasiones, su cabello al mojarsele le tapaba la cara, pero al sacudirlo se miraba sexy. —Me sorprendes un poco ya que creí que sólo te gustaba entrar a los jacuzzi o baños de espuma—asentí con mis manos en el mismo lugar. —Lo sé, todos creen lo mismo y es una imagen la cual tengo que cuidar, pero también tengo mi lado sencillo, ese no se lo muestro a nadie excepto a ti—sacudió su pelo de un lado a otro salpicándome—es algo que me hace verme vulnerable ante ellos...—se puso un poco pensativo. —¿A quienes ellos?—fruncí el ceño analizándolo. —No, nada—sonrió—más bien dime ¿Cómo tuviste el valor de tomar a tu caballo y venir hasta acá? Porque veo que eres un poco miedosa. —Para tú información—lo señalé con mi dedo indicie—no soy ninguna miedosa, las cosas que tú puedes hacer yo también las puedo hacer o crees que solo por ser un chica ¿no puedo hacerlo?—lo fulminé con la mirada, no me gustaba que ningún hombre me menospreciara solo por ser una mujer, todos tenemos las mismas capacidades y odiaba que alguien de la nada me dijera esas cosas—y bueno, a este lugar venía con mi abuelo desde cuando era pequeña, siempre veníamos a caballo, claro, en uno solo. Este es el lugar donde he pasado mi infancia, Nicholas. —Te envidio—se le notó un poco pensativo—mi infancia fue muy diferente—miró hacia el cielo. —Claro—rodé mis ojos—ya me imagino, lleno de lujos a tu alrededor y mucho dinero, la típica vida de un niño rico que nace en cuna de oro, ¿no es así? —Exacto, pero te equivocas, viví entre lujos, pero no disfruté de lo que tú si, todo este ambiente que te rodea es hermoso, la naturaleza y la gente con la que te criaste son muy diferentes a lo que yo viví—negó con su cabeza, creo que estaba recordando ciertas cosas de su infancia—cuando se es rico también hay un costo y ese es el de siempre estar a la altura de todo, eso fue lo qué pasó conmigo, mis padres me exigieron tanto que me convertí en el hombre que soy hoy en día, un hombre que tiene dos rostros, pero es algo que ya no puede remediarse. Lo escuchaba y me parecía tan sorprendente que mi jefe, el sujeto que parecía de piedra me estuviera contando esto, pero si lo hacía es porque me tenía mucha confianza, además me daba un poco de nostalgia las cosas que me estaba contando, quizás tenía razón, fue una infancia que él no decidió tener, al menos yo me siento bien con lo poco que tengo. —Entiendo, Nicholas, lo siento por ti y por las cosas que tuviste que pasar—me acerqué a él actuando por impulso para intentar consolarlo, pero al instante frené en seco. ¿Qué demonios haces, Beth? Recuerda que ambos están desnudos—a veces nosotros no elegimos el futuro que nos toca vivir. —Así es, oye, Beth, una pregunta...—Oleba con sus manos a su alrededor. —¿Dime?—aún tenía mis manos en el mismo lugar. —¿por qué te comportas así?—señaló en direccion a mis pechos. —¿a qué te refieres con comportarme así?—eché un vistazo hacía abajo cerciorándose que todo estaba bien —si, pude ver cómo pusiste la cara al verme desnudo e igual he visto como todo este tiempo te la has pasado tapándote—empezó a reír. —¿y? Claro no, para ti debe de ser normal el desvestirte ante cualquier mujer, pero para mi no—observe hacia unos árboles tratando de distraerme.—deberías de estar agradecido que te invite a entrar, aunque pensándolo bien no sé por qué lo hice. Poco a poco, Nicholas empezó a nadar hacia mi dirección como un lobo acechando a su presa, así me sentía yo en ese momento, impotente de actuar con este hombre, una serie de deseos se apoderaban de mi, puedo jurar que cuando él se acercaba a mi, con mi dedo índice que tenía en mi vagina probé algo viscoso en medio del agua. ¡maldita sea! Lo que faltaba, estaba húmeda, Nicholas, se hundió sin darme visión alguna de donde saldría, de pronto como por arte de magia apareció frente a mi a tan solo centímetros. En ese instante mi corazón estallaría de nervios. —creo tener la respuesta de ¿por qué quisiste que yo también entrara al algua?—su tono de voz había cambiado. Se escuchaba en modo seductor—es porque querías tenerme cerca de ti, Beth—se acercaba más y más, su pecho ya casi estaba chocando con los míos. En ese momento entré en un estado de excitación sin ni siquiera tocarnos, estaba hechizada por el, no me podía mover, pero solo deseaba una cosa... ¡tenerlo de la misma forma! Nicholas Miller era un ángel, pero a la vez era el mismísimo demonio, podría sentir que él estaba poseyéndome, había una fuerte atracción en ese momento que hasta la temperatura del agua sentía como cambiaba. Trague grueso por lo que se avecinaba, él quería devorarme y yo... solo quería que él lo hiciera. Colocó sus manos en mi cuello, esas manos que irradiaban fuego, con solo su tacto me quemaba la piel de pasión, pero al instante que él se acercó más sentí algo muy sólido que recorría mi rodilla dirigiéndose a mi vagina, estaba segura que, él, no tenía tres manos para hacerlo, reaccioné en segundos llevando mi mano a detener el curso de eso que recorría mi pierna y si querer lo tomé, era muy, peor muy duro. —¡Basta!—le ordené, con mi cara muy seria. —¿Cómo que basta?—frunció el ceño intentando seguir. —he dicho que ¡basta! Nicholas Miller, no sé qué estarás pensando en hacer todo esto, pero estás equivocado—coloque mis manos en su pecho empujándolo hacia atrás.—no sé a qué estás acostumbrado con tus otras chicas que has conquistado o si las mujeres babean por ti o si también eres mi jefe, pero conmigo no aplica—Sali del agua, su cara se había inmutado al ver mi reacción. —pero, Beth—intentó detenerme tomándome del brazo—lo siento mucho. —no, suéltame—me liberé—¿sabes?—gire a su dirección—todo estaba marchando bien e incluso estabas ganándote mi confianza, aún más por lo qué hiciste ayer, creí que eras un tipo diferente a los que conozco, pero no, eres parte del montón, el hecho que yo te diera permiso de entrar al agua estando desnuda no quería decir que tenias el derecho de hacer lo que acabas de hacer, como siempre ustedes los hombres se toman las cosas por otro lado—seguí mi curso saliendo del agua—ah, y por favor tápate los ojos, al menos espero que eso si cumplas. Terminé de vestirme, busqué una piedra para subir a Fugaz saliendo de inmediato, estaba muy enojada de lo que había pasado. —Beth, espera por favor—Nicholas me seguia con su caballo.—necesitamos hablar. —no tengo nada que hablar contigo—lo mire encima de mi hombro—ya lo que te tenía que decir lo dije anteriormente—golpee con mis talones los costados a Fugaz para que empezara a correr. —por favor, Beth, lamento lo que hice, es en serio—también acelero el paso de su caballo—no sigamos así, te juro que la he pasado bien estos días que he estado acá y mas contigo. —pues eso lo hubieras pensado desde antes ¿no lo crees?—una vez más acelere el paso de mi caballo, este empezó a correr de una forma en la cual yo no estaba teniendo el control. —¿Qué haces?—me gritó, la distancia entre nosotros era cada vez más, Fugaz se había vuelto loco—toma fuerte las correas y no te sueltes por nada del mundo—me indicó, pero había un punto en donde estaba sola. Fugaz, comenzó a correr sobre un camino en donde la superficie era dispareja, temia por mi vida, intenté dominarlo, pero este no me hacía caso. —fugaz, pequeño, por favor hazme caso—mis lagrimas empezaron a salir junto con la desesperación. Solo podía sentir el sube y baja encima de su lomo, giré hacia atrás, pero ya no miraba más a Nicholas, Fugaz era tan rápido que lo había dejado perdido. En un momento cambio la trayectoria dirigiéndose hacia el bosque denso, ahí habían ramas las cuales podría chocar. ¡maldita sea! No era justo que me pasara esto a mi, pero como sacado de una película de acción vi el pelaje blanco del caballo de Nicholas saliendo entre matones. Dirigiéndose donde mi. —Beth, necesito que hagamos algo—su caballo empezó a emparejarse con fugaz. —¿Qué se supone que podemos hacer ante esta situación?—me aferre al pelaje del caballo. —no hay otra solución más que saltes a mi caballo—su caballo corría de forma paralela al mío. —¿Qué?—me espante con tal idea—¿estás loco o qué? No tengo la valentía suficiente para hacer eso y ¿si me caigo? —hace un momento en la Laguna dijiste que no te subestimara ¿no? Esta vez no lo hago, yo confío en ti y quiero que por esta vez confíes en mi ¿ok?—sus ojos esta vez me transmitían seguridad, ademas no tenía otra opción de lo contrario me iría peor.— a la cuenta de tres saltas y yo te tomaré. Uno Dos Tres Salté, en ese instante todo había parecido detenerse, miraba mi alrededor en cámara lenta y mis ojos se ponían sobre el rostro de Nicholas Miller, me sentía salvada por él y así era, como un héroe sin capa ni espada me había rescatado, su cabello alborotado en cámara lenta lo hacía verse tan hermoso y esos ojos que brillaban aún más con los rayos del sol chocando en su rostro me hacia vibrar en sus brazos. Cerré mis ojos de la satisfacción.

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