A la mañana siguiente el canto de los gallos me hizo despertarme, sentía algo pesado a mi alrededor. Recordé que había dormido con mi jefe. Lluvia ya no se escuchaba sino todo lo contrario, había sol, el cielo se veía despejado. Bostecé, cubriéndome la mano con la boca y salí de la cama en dirección a la ventana. Estaba todo hecho un desastre, algunos árboles caídos, habían lagunas de lodo, ciertas cosas en el suelo tiradas, etc. Había sido una tormenta muy fuerte así que era más que obvio que los daños sean mayores. Solo esperaba que mis padres y mi abuelo estuvieran bien. Nick se removió en la cama. —Buenos días —me dice. —Buenos días —me giré, dirigiéndome a la puerta— Tengo que revisar ciertas cosas. La verdad es que no tengo idea de a qué hora vengan mis padres. ¿A que hora te irás