Vimos el ballet entre risas y comentarios graciosos, como una pareja normal. Me sentía bien, nunca había hecho esto… bueno, nunca de esta manera, pero con Ariana me gustaba, me siento bien y me estaba divirtiendo, ayudaba olvidarme de toda la mierda que tengo por delante. —Madre mía, esas chicas deben dejar una fortuna en pedicura —comentó Ariana anonadada, viendo a las bailarinas hacer un relevé. Disfrutamos mucho el momento y luego cenamos una deliciosa comida, le conté Ariana de cuando era pequeños; por lo menos de mis años buenos, luego ya fui un auténtico grano en el culo para mis padres. Verla reír era una maravilla y cuando la miraba, sentía una sensación potente y devastadora recorrer mi pecho. Sentía muchas cosas por ella y cada minuto a su lado me daba cuenta de eso, ambos

