I. Dolores del alma

1214 Words
Emilia- Romaña Italia   A veces me pesaba bastante el haberme casado tan joven, admito que siempre me había visto al lado de un hombre que me amara por como era y fuese mi amor verdadero. Pero eso no sucedió, a penas cumplí la mayoría de edad me enamoré perdidamente del que creía que era mi media naranja. Conocí a Giovanni en el instituto, e inmediatamente que más que enamorada de él, me emocionaba verlo feliz, minimizar mi felicidad para que él fuese feliz, de solo pensar en esto no me reconocía, a decir verdad. Yo parecía su perrita faldera, él me decía «vamos» yo lo hacía así no quisiese ir, lo obedecía en todo porque lo amaba y odiaba el hecho de pensar que él dejaría de hacerlo. Mis padres estaban más que felices de nuestra relación, él era el hijo de un importante político, mientras yo era un don nadie, algo que siempre me lo echaba en cara Giovanni en todas nuestras discusiones. Recuerdo como si fuese ayer, el día cuando lo encontré en la cama con una chica, él estaba teniendo sexo con aquella peli negra dejándome sin aire, sentía como si me hubiesen clavado un cuchillo afilado en el pecho. Corrí. Me prometí alejarme de él y dejarlo. Pero mi mamá me convenció de perdonarlo, y aún más cuando llevaba flores de diferentes…, Lo más doloroso fue como mis padres me obligaron a actuar como si no hubiese pasado nada frente a mis “suegro”, sin saber que esa misma noche me comprometerían con él. Me negué miles de veces, hasta noté un gran cambio en Giovanni que me hizo cambiar de opinión, y creer que perdonarlo era la mejor decisión. Que equivocada estaba. Cuando por fin acepte, y mis padres saltaban de una pierna feliz, Giovanni desapareció por semanas hasta el día de nuestra boda. Según sus padres se había ido de viaje con sus amigos, pero no contaban con que yo todos los días los veía. Me dolió en el alma no tenerlo a mi lado en ese momento tan importante de mi vida, así que puse todo mi dolor en las clases, había sido la mejor en todas las áreas, me veía en el cuadro de honor y gané una beca para estudiar un lo que quisiese: Administración de empresas. El día de mi boda fue un día triste, ni siquiera pude tener una luna de miel decente, la primera noche, me entregué por primera vez a Giovanni creyendo que me iba a hacer el amor, pero en ese momento entendí que no se podía “hacer el amor” cuando no sientes “amor” por esa persona. Lo peor de todo no fue eso, fue el hecho de que no estuviese durante la luna de miel y enterarme cuando revisé su celular que todas las semanas antes de nuestra boda estaba en las Bahamas con una de sus conquistas, cuando a mi jamás me ha llevado fuera de Italia. «—¡Ya me tienes harto con lo mismo! No estuve con nadie amor, sé que me he portado como un cabrón últimamente, pero estoy cambiando por ti, porque eres lo más importante para mí. Eres la que más me conoce y te tengo un gran cariño —¿cariño? Él solo sentía cariño por mí mientras yo lo amaba con locura…—, Nunca te alejes de mi amor, sino, voy a morir sin ti. Agache mi mirada, para sentir como sus frías manos tomaban mi barbilla alzándola para después estampar sus labios contra los míos»   Que tonta era… ¿Cómo no pude notar que él no me amaba?, de hecho, nunca me amo. Pero eso no fue lo peor que él me hizo, lo peor vino aquel día que me canse de sus desplantes, de que llegara con olor a colonia de mujer, maquillaje en su cuerpo y borracho… Y yo, en la casa esperándolo preocupada, pensando lo peor. Esa misma noche tuvimos una fuerte pelea, tan fuerte que termino con él golpeándome hasta el punto de matarme. Cuatro costillas rotas, labio roto, moretones en todo el cuerpo, y… sin saber, perdí a mi bebé que ni sabía que estaba allí. Fue tan desastroso el trauma en mi matriz que quedo casi inservible, noche… Debido a los golpes... los médicos me dijeron que no creen que pueda llegar a quedarme embarazada... Nunca. Aquello se volvió lo más doloroso para mí, porque crecí con el concepto de ser madre, tener un gran esposo lleno de valores y principios, y ser feliz. Pero creo que nada de lo que quisiese en mi vida lo iba a tener, ni pude tener un esposo bueno y lleno de valores, ni podría tener hijos. Gracias a una fundación de mujeres que sufren o sufrieron de violencia intrafamiliar me ayudaron a demandar a mi esposo, ahora exesposo, para que nos divorciáramos y pagara sus crímenes. No solo eran sus golpes. Sus mentiras. Lo falso que era su amor.   Si no, las veces que me había obligado a hacerlo, las veces que me había follado a pesar de que muchas veces le dije que parara, diciendo que era mi tarea como esposa, tener las piernas abiertas para cuando mi infiel esposo quisiese. Pocas horas después de la demanda, Giovanni fue arrestado de inmediato, sin embargo, su familia contrató un abogado que utilizó todo lo que pudo en su defensa como que él no tenía antecedentes, e hizo todo lo posible para que los medios no se enteraran de toda esa mierda.   Alessandra, mi abogada se reunió aquel día conmigo. Lo recuerdo como si fuera ayer. —Como dijimos nena, son gente muy poderosa y dan cabida a perder su estúpida reputación… la fiscalía nos ofreció un trato. —¿cómo? —pregunté indignada. —En el trato, él se declara culpable, te dan una indemnización de 50.000 dólares y por 14 años un pago mensual para que puedas vivir como lo hacías casada con él, para que te sostengas y sigas con tu vida, obviamente el divorcio, sirve 16 meses de prisión. Aunque odie lo que te voy a decir, no creo que obtengan mucho más que eso si van a juicio. Y aparte en el juicio, será expuesto todo... Aly, será más expuesta públicamente al igual que las conversaciones,  la gente opinando de tus problemas, la prensa sobre ti y todo eso. Igual es decisión de ustedes lo que quieran hacer. Me eché a reír. Pero tenía que aceptarlo, acepté el trato porque quería terminarlo todo ya. Quería dejarlo atrás, quería empezar a trabajar en borrar esa parte de mi vida, esa noche. Quería sanar, no quería tener más nada que ver con aquel idiota e intente no aceptar el dinero, pero Giovanni se negó a ello. Unas veces mandaba a mi madre a hablar conmigo para que lo perdonara, me enviaba cartas, ramos, comida todo desde la cárcel, aunque a la mitad de su condena por buen comportamiento dejaron que completara su condena desde la cárcel. En ese momento fue cuando decidí que no tenía necesidad de sufrir más y decidí tomar el primer avión a Miami, y dejar todo atrás. Esperando que en algún lado estuviese mi felicidad.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD