II. Majster

1289 Words
b**m: Bondage, Disciplina, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo. Este es un juego absolutamente consensuado, por lo cual, cada uno decide qué y cuánto. Sin duda cualquier persona es completamente diferente y los umbrales del dolor y límites corresponden a cada uno de nosotros. Es b**m, no tortura. J. Dhanko. Miami- Florida Actualidad.   Llevaba ya dos años viviendo aquí en los estados unidos, gracias a todo el asqueroso dinero que me había dado la familia de Giovanni había estudiado una carrera en una de las mejores universidades de Nueva York, y con mi dinero funde mi empresa de ropa interior y lencería, me gustaría decir que me va de maravilla, que soy como Victoria Secret, pero no. Últimamente mi empresa no estaba en sus mejores momentos y odiaba el hecho de tener que utilizar ese asqueroso dinero.             A decir verdad, había tenido muchos inconvenientes, día tras día trataba de seguir adelante, dejar atrás mi pasado gris y renacer como el ave fénix que renacía del fuego, al principio seguía hablando con mis padres, en especial con mi madre, creí que ella ya había pasado página y me quería como su hija, pero solo me hablaba para darle información a Giovanni para tener indicios de donde me encontraba y que lo perdonara. Con mucho dolor, deje de hablar con mis padres, deje de tener r************* , cambie de número para empezar con nueva vida.             —¿Y si buscamos algún inverso o socio para intentar salvar la empresa? —me pregunta Marie, mi secretaria. —Lo intenté, pero a nadie le interesa una empresa que literalmente esta a punto de cerrar, es mejor que empieces a buscar un nuevo trabajo —digo desanimada, tomando una copa de vino tinto. —¿¡En serio te vas a rendir tan fácil!? —me grita molesta Marie caminando de un lado a otro mi oficina—, ¡Tenemos que hacer algo! Trabajaste mucho por abrir esto, con tu propio dinero, ¿vas a echar a perder todo ese tiempo y esfuerzo? —¡Claro que no! ¿pero qué más puedo hacer? —pregunto molesta dándole otro trago a la copa. —¡Buscar alguna forma! Un socio, inversor, un sugar Daddy de 80 años que te deje la herencia y este a punto de morir. —¡Puaj! Asco —exclamo haciendo como si estuviese a punto de vomitar. —¡Siento más tristeza que tú de que cierre la empresa! —¡¿Cómo puedes decir eso!? Yo soy realista Marie, no soñadora como tú, no vivo de “milagros”, vivo de la realidad —espeto. —Sí, sí… Yo sé que va a llegar el milagro a tu vida, la vida para todos les sonríe amiga —me dice Marie con su voz chillona que a veces odiaba. —Como sea —digo en un tono indiferente.   •••   Cuando llego a casa, mi tina con espuma y agua caliente es mi única ayuda para mis músculos tensos y el dolor de espalda y nuca que tenía, estaba en esos momentos donde odiaba mi vida, creo que de un modo u otro tenía que entender que jamás iba a ser feliz.             Al final del día entendía más que nunca que siempre me tenía a mí y solo a mí. Que solo iba a recibir amor de mi propia parte; nadie me amaba de verdad. El agua caliente, el vapor y mis respiraciones me ayudan un poco… pero, a decir verdad, estoy a tope de estrés, todo eso de estar a punto de perder lo que con tanto sacrificio había construido me partía el corazón, ¿Qué más podía hacer? Me sentía realmente con las manos atadas, con mucho miedo… Creo que lo mejor que me podía pasa seria morirme, ¿para qué tendría que aguantar tanta desdicha? Sin más, salgo de la ducha y me encamino a fuera de la tina después de abrir el desagüe. Sin siquiera vestirme caigo sobre mi cama y me quedo dormida.   •••   Mis días pasan como siempre, con días con algunas ventas y otros no, aunque no logro disfrutar de ese dinero a causa de las deudas que tenía, no entendía por qué la vida tenía que ser tan injusta conmigo, me sentía tan inútil por el hecho de verme en la obligación de tener que utilizar aquel dinero, pero me negaba a meter ese dinero sucio en mi empresa. —Mira —le doy un periódico a Marie quien mira atenta la computadora—, Empieza a buscar trabajo, lo más probable es que venda esta empresa, con suerte Victoria Secret querría esta pocilga. —¡No digas esas cosas! —alego Marie levantándose de su silla—, ¡Eres tan pesimista! —me dice Marie haciendo una mueca de tristeza. —¡Es ser REALISTA! Los milagros no existen Marie, existe gente con dobles intenciones. —¿Y si…? —¿Quién querría invertir en una empresa de ropa interior sin querer apoderarse de esta o querer algo más conmigo? —¿Por qué te cierras a tener una relación amorosa con alguien Aly? —Da igual. Olvídalo. —digo intentando evadir el tema. En todo este tiempo consideraba a mi Marie como mi amiga, pero no le había contado nada de mi pasado y mucho menos de Giovanni, mis padres o mi trágica vida. Entro a mi oficina y me encierro en ella, acaricio mis cien intentando que el dolor de cabeza disminuya o se vaya por completo, a pesar de que me intentara mostrar indiferente frente a la gente —Marie— esta muerta de estrés, sufría de mucho insomnio, me despertaba a mitad de la noche a llorar… A veces pensaba en las miles de formas en las que podría terminar mi vida. Minutos después, tocan mi puerta y sé que es Marie, quien entra segundos después con un café y una pastilla. ¡¡¡CÓMO TE AMO AHORA MISMO MARIE!!!             —Te ves algo adolorida… —me dice tendiéndome el café y analgésico.             —Estoy bien.            —Como digas, tómate la pastilla y el café, me iré a mi puesto a intentar salvar la empresa, si tú no quieres, pues yo si —suelta sin más saliendo de mi oficina dejándome anonadada. Esta mujer está loca. ¿Por qué se empecinaba en salvar mi empresa? Ella simplemente podía irse a trabajar a otro lugar, podía hacerle la mejor carta de recomendación del mundo.               Cuando llego el momento de salir de la empresa, decido emborracharme, no era que me gustara mucho beber y demás, pero la verdad no conocía muchos locales de ese tipo aquí en Miami, me la pasaba más que todo encerrada en mi casa o en la empresa. Mientras caminaba me encontré con un lugar de tono rojizo y morados llamado: Majster. En la entrada se encuentra una persona de seguridad como de dos metros. —¿Eres nueva por aquí? —me pregunta aquel hombre. —Si… —¿Tienes un amo o domina? O ¿eres una domina? —¿Disculpa? —pregunto confundida. —¿No sabes de lo que hablo verdad? —pregunta, aunque más bien suena como una afirmación. —Toma —me da una gargantilla de color verde—, Póntela en el cuello, puedes entrar, Ten cuidado, al parecer no tienes dueño y cualquiera podría sustituir ese collar en tu cuello por otro como símbolo de pertenencia —me advirtió. Asiento con el ceño fruncido colocándome aquella gargantilla era bastante normal, tenía en la mitad de ella un aro de color plateado y corazones. ¿Qué clase de bar hay aquí en Miami?              
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