Vínculo: Tirando del hilo

4. Emma contra el mundo

Emma se tardó más de una hora introduciendo esta nueva realidad a Paola; era también nuevo para ella, tal vez no tenía la magnitud de la ignorancia en el tema como Paola, pero si podía comprender a grandes rasgos lo que su amiga estaba pasando. Por un momento incluso pensó en que había cometido un error al dejarla enterarse de tanto, pero no podía dejarla fuera de esto, mantenerla en la ignorancia sería más peligroso comparado a lo que estaba haciendo.

— Así que... — Se calló, quería acomodar sus ideas. Trató de retomar segundos después. — Eso quiere decir... — Y volvió a callar, miró directamente al vampiro, Thiago no era de aquellos que daban una impresión fuerte; a pesar de todos los años que había vivido sus gestos no eran secos, fríos... Él tenía gestos que cualquier chico de veinte con una vida regular podría tener, su mirada no era sombría, por el contrario, parecía algo juguetona, con un toque de esperanza. Algo que muchos habían perdido. — Entonces, ¿ahora estamos a favor de ellos? — A punto con la cabeza a Thiago. — ¿En contra de nuestros amigos? — Paola más que desorientada parecía tener pesar, eran sus amigos.

— Eso aún no lo sé, Pao. — La abrazó de lado. — Es lo que menos quiero, pero si te puedo asegurar que voy a ir contra toda la familia Lautner hasta saber la raíz de todo esto, y si el resto esta con ellos nada puedo hacer.

— Nos va a dividir. — Eso era muy cierto.

— Es lo más probable, pero no puedo hacer otra cosa. — Paola asintió, no se estaba quejando, estaría con Emma sin dudar, dónde sea, contra quien sea. — Por eso necesitaba ponerte al tanto, sé que ha sido muy apresurado, y lo siento, pero no podías estar a ciegas cuando todo nuestro circulo esta metido en este mundo. — Paola se percató de algo, Emma se dio cuenta. — Es lo más probable. — Volvió a repetir leyéndole la mente. — Se conocían de mucho antes, ¿recuerdas? — Paola tragó en seco.

— Él también es... — Se refería a su novio. Buscó en los ojos de Thiago la respuesta. — Tú lo sabes todo, ¿no es así?

— No está en mí revelar los secretos ajenos. — Técnicamente no había revelado nada que no se supiera ya. Paola rodó los ojos. — Debes preguntárselo directamente, una recomendación.

Paola removió todos esos posibles escenarios de su cabeza, necesitaba enfocarse.

— Olvidemos eso por este momento. — Se concentró, y volvió a Emma. — ¿Por qué no has llamado a tus padres? Todo está comenzando a ser un alboroto por tu casa.

— No sé si deba regresar ahora mismo, Thiago me va a ayudar a entrenar, — Paola volvió a mirarlo mal— y, realmente, no quiero ver ni por error a Lautner, — Emma tenía ganas de llorar, había pronunciado tantas veces su nombre en tan poco tiempo que era imposible que no le afectase— solo... ¿Crees que mamá este complacida por unos días si le envío un video? — Propuso.

— No estoy segura, Emm...— Y ahí mientras iban coordinando, llegó una visita inesperada.

Thiago tenía la mirada puesta en el ingreso, las chicas ni siquiera se habían percatado de su llegada, ¿cómo lo harían? La hermana de Thiago era lo suficientemente silenciosa, sobretodo para los oídos de un humano.

Sonrió.

— ¡Bueno, bueno! — Aplaudió al aire, haciéndose sonar. Las chicas siguieron el sonido de su voz hasta encontrarla. — ¿Qué tenemos aquí? — Miro a su hermano. — ¿Premio doble?

Las chicas se encontraban totalmente desconcertadas, por sus palabras, por su aspecto y por esos ojos literalmente oscuros. Las pupilas de los vampiros solían tornarse de un n***o profundo, como si de un agujero n***o se tratase, cuando estaban a punto de alimentarse; sin embargo, Isabelle, la hermana de Thiago, lo estaba haciendo con la única intensión de causar una mala impresión en las chicas.

— ¿Quién es... ? — Emma no pudo terminar su pregunta pues Thiago se había puesto como una pared, entre ellas y su hermana. — ¿Thiago? — Emma quiso ver, pero Thiago hizo un ademán de negación con la cabeza.

— Es mi hermana. — Habló, segundos más tarde. Seguía dándoles la espalda a las rubias, sostenía una postura protectora. — No le agrada los humanos.

— En especial tú. — Añadió Isabelle, mirando a Emma. La rubía, a pesar de no poder verla, entendió que se refería a ella. — No tienes una idea de cuando te desprecio. — Confesó abiertamente.

Paola comenzó a sentirse nerviosa, estaba cayendo en las habilidades de Isabelle Kane, eso y toda la situación ayudaba a que ese molesto sentimiento creciese. Emma la tomó de la mano para hacerla saber que no estaba sola, no había porqué tener miedo, pero ¿era esa realmente la situación?

— No tienen de que preocuparse, mi hermana ha prometido no tocarlas. — Aclaró, Thiago.

Al escuchar ese comentario, Isabella soltó una risilla burlona.

— Prometí no tocar a tu protegida. — Aclaró. — No dijimos nada acerca de sus seres queridos. — Ahora su mirada se posaba en Paola. — En su mejor amiga, por ejemplo.

— ¿Cómo...? — Paola quiso preguntar, pero al segundo se respondió ella misma. — Es un vampiro.

Thiago no estuvo para nada de acuerdo con la actitud que su hermana estaba tomando, le pareció hasta ofensivo lo que estaba tratando de transmitir. En realidad, Isabelle no solía hacer daño a los humanos que no se metiesen con ella, no era una santa paloma y tampoco se limitaba a la sangre animal, pero se podría decir que tenía ciertas reglas, principios que guiaban su día a día.

— Issie... — La llamó.

Ni siquiera esperó a que le respondiera, con tener su mirada puesta en él le bastó para sacarla de la sala. En un preciso segundo habían desalojado la sala y ahora se encontraban en el patio frente a la puerta principal, justo donde las muchachas podían verlos pero no oírlos. Se quedaron quietas sin saber qué hacer o decir.

Las muchachas algo confundidas, y también resueltas se quedaron viendo el espectáculo de dos vampiros discutiendo pasivamente, no agresiones ni gestos sobrenaturales, solo dos hermanos discutiendo. Entonces, pudieron concluir que realmente la vampiresa no les iba a hacer daño, solo quiso hacerles pasar un momento desagradable.

Emma rememoró las palabras tan duras con las que Isabelle se refirió a ella y las conectó con el odio con la que Anna De La Rosa había hablado, era como si ambas supiesen algo de ella que ella misma no sabía. Otra enemiga sin razón aparente, no por favor. Pensó.

Al otro lado los hermanos Kane seguían en una fuerte discusión:

— Issie no puedes venir aquí nada más a hacer problemas por algo que solo tú recuerdas. — Volvió a repetir como grabador malogrado. — Ya lo habíamos hablado.

— ¿Qué ¨solo yo recuerdo¨? — Negó con la cabeza. — ¿Es que a ti te falla la memoria?

— Sabes a lo que me refiero. — Ella lo empujó dándole golpes pequeños en el pecho.

— ¿Por qué no puedes estar de lado mío? ¡Soy tu hermana! — Le gritó. — Quiero matarla y tú eres lo único que se interpone en mi camino.

— No vamos a regresar a lo mismo, Isabelle, ya hablamos de esto. — Le advirtió. — No vas a tocar a Emma ni a nadie de su familia.

No es que Isabelle le tuviese miedo a su hermano, o que Thiago fuera más fuerte que ella, porque no lo era. Lo que la detenía era el amor que sentía por el único familiar que estuvo con ella toda su vida, y eso era demasiado. A veces el amor podía ser más influyente que el poder o cualquier otra cosa.

— Al menos hazme el gran favor de no mantenerla en esta casa. — Le pidió. — No puedes pedirme que viva con ella y no la asesine.

Thiago estuvo de acuerdo con ella, era demasiado esfuerzo y él entendía en líneas generales el resentimiento de su hermana. La abrazó.

— Gracias. — Expresó cortito.

— Idiota. — Respondió ella.

Lo era, y ambos lo sabían, ella más que él. Porque cuando uno comete el peor error de su vida, puede ver la verdad frente a sus ojos pero no entenderla como el resto lo hace.

— No hace falta que lo digas. — Era Emma, había salido de la casa tomada de la mano de su mejor amiga. — Es evidente que estamos de sobra. — Ese tiempo le había bastado a Emma para entender que sus pleitos amorosos no eran tan importantes si es que iba a interponerse entre dos hermanos. — Creo que es tiempo de regresar a casa.