Capítulo 2

2199 Words
   Mi graduación. - ¡Nos graduamos! – Grito y rodeo a mis amigas riendo y saltando emocionada. Mis padres se acercan con orgullo en sus miradas y me rodean en un abrazo. - Estamos muy orgullosos hija. Mi pequeñita ya es toda una adulta. No me abandones -Bromea papá Suelto una carcajada y algunas lágrimas de paso. Mis hermanos corren hacia mí como los salvajes que son y me levantan en el aire. - ¡NOOO! – Grito, intentando sujetar mi bata. Tengo un vestido con vuelos e intento sujetarlo para que nada se vea mientras les grito a los neandertales, pero es como si hablara con una pared. Ambos, aunque son menores me rebasan una cabeza de altura y el doble de cuerpo. Todos musculosos y guapos son la perdición de las chicas de su curso y ellos lo saben. Cada semana aparecen con una nueva tonta que cae en sus encantos. Después de unas diez lanzadas comienzo a marearme y me bajan cuando papá los regaña. - ¡Mi hermanita la graduada! – Dicen ambos. Me río y los abrazo por el cuello. - Los quiero enanos. – Tiro de sus orejas y ellos se quejan como niños haciéndome cosquillas para que los suelte. Mi nana, junto a mis tíos se acercan y me felicitan. Mi tía Alice después de besos, bromas, chistes malos y abrazos me aparta un poco y extiende su mano entregándome un sobre. - ¿Qué es esto? – Miro el sobre, pero ella no me deja abrirlo. - Cuando llegues a casa. – Me guiña y se acerca a hablar con mamá. Guardo el sobre en mi toga y voy con mis amigas. - Las voy a extrañar chicas. – Digo abrazándolas. Todas elegimos carreras diferentes por lo que vamos a estar en diferentes universidades. - Prometan que nos veremos seguido. – Dice Cami. Es la más sensible del grupo y siempre fue muy apegada a todas. - Prometemos intentarlo. – Dice Mandy. Mandy se volvió una gran amiga, aunque sigue siendo una metiche en todo. Pero bueno, parece que no puede evitarlo. - Chicas dejen de lloriquear, todas tenemos celulares con WhatsApp y computadoras con cámaras– Dice Lucía. - Ella siempre tan cariñosa. – Digo riendo. -Aun así, será difícil no tenerlas cerca. Nos damos un último abrazo y todas se van con sus familias menos Lucía que se queda junto a mí. - ¿Vacaciones juntas? – Dice. - Absolutamente. – Reímos y nos abrazamos muy fuerte. Lucía es mi mejor amiga y realmente la voy a extrañar muchísimo. Hacemos todo juntas y a partir de ahora empezar de nuevo en otro lado y sola va a ser difícil. - Te quiero boba. - Y yo a ti. – Nos decimos adiós y la veo correr hacia sus padres que la abrazan fuerte. - ¿Estás bien? – Me giro hacia mamá y asiento. - La voy a extrañar. - Cariño. – Rodea mis hombros y me atrae. – Solo serán unos años de universidad y siempre pueden verse en las vacaciones. Volvemos con el grupo y papá nos dice que tiene una sorpresa preparada en casa por lo que todos subimos a los coches y nos ponemos en camino. Mamá es conocida por organizar eventos bastante concurridos. Al principio no era así, pero con el paso de los años y las reuniones que papá debía organizar se ha vuelto una profesional en eventos de gran tamaño. Tanto que ahora tiene su propia empresa de organización de eventos. Dice que desde que dejamos de ser sus bebés tiene que entretenerse con algo y organizar le encanta. Cuando llegamos a la entrada de casa veo un montón de globos rodeando la puerta y un cartel gigante de recién graduada colgando sobre la puerta. - ¿Qué hiciste mami? -  Pregunto sorprendida. No parece la pequeña fiesta que prometió.  - Una no tan pequeña fiesta para mi nena. – Mis hermanos me levantan y me llevan corriendo a casa como si estuviera en un trono. - Me van a tirar. – Digo riendo, pero ni caso. Atravesamos el pasillo y salimos al jardín trasero. - ¡Sorpresa! – Gritan todos saliendo de sus escondites. Todas mis amigas con sus familias chillan y me emociono. - Ahhh no llores. – Dice mis salvajes. - Los quiero chicos. – Besuqueo sus mejillas y ellos se alejan limpiándose. - Nada de besos. – Dice Alex limpiando su mejilla. Saludo a todos los invitados antes de ir a mi habitación para cambiarme de ropa por algo más cómodo. Lo primero que vuela es el vestido que llevé a la graduación por insistencia de mi madre. Era su sueño verme con mucha clase así que eligió algo que yo jamás en mi vida hubiera escogido. Muy incómodo y hermoso. Ella siempre eligió la belleza sobre la comodidad al momento de vestirse y yo todo lo contrario. -Mmm… Miro las opciones en mi vestidor y me decido por un vestido de seda rosa sencillo, con un lazo que entrecruza el pecho. Sin volados ni botones complicados. Me miro en el espejo y termino el look con un par de sandalias bajas de piel en vez de los tacones que tenía y un simple collar con una flor blanca de oro que papá me regaló por mi cumpleaños 16. Estoy saliendo de mi cuarto cuando recuerdo el sobre que me dio tía Alice. Vuelvo a buscarlo y salgo abriendo el sobre cuando me choco con una pared y caigo de culo al suelo. -Auch… - Mi vestido se levantó y mis bragas están a la vista. Me cubro rápidamente y me levanto molesta. - Oye, ten más… -comienzo regañando, pero me detengo al ver que no se trata de alguno de mis hermanos. Me paralizo momentáneamente al ver a Daniel frente a mí. Mi corazón comienza a palpitar aceleradamente y mi estómago a revolotear.  – Perdón, no estaba mirando por donde iba. -Dice. Su voz se ha agravado tanto que mi piel se eriza al oírla. Desde mi cumpleaños dieciséis y ese incómodo momento que pasé no lo he visto más que un par de veces. En el cumpleaños de mis tíos y solo unos minutos porque me evitaba como la peste, terminando encerrado en su habitación hasta el final de la velada. Intenté hablar con él muchas veces, incluso le envié mensajes de texto y correos electrónicos, pero no contestó ninguno.  Tampoco ayudó mucho que mi tía Julia lo presionara para averiguar hasta el último detalle. -No esperaba verte aquí. -Le digo algo molesta. -Considerando que es mi fiesta y obviamente no te interesa nada de mí.  No dice nada durante unos segundos. Solo me mira con esos ojos intensos que atravesaban los muros de cualquiera. Es mucho más alto que la última vez. Mucho más que mis hermanos. Su cuerpo está más formado, lleno de músculos que claramente se marcan en su camiseta negra y sus jeans oscuros. -Felicidades por tu graduación. -Dice. -Gracias. - Digo confundida. Él sigue mirándome fijamente y comienza a ponerme muy nerviosa- ¿Por qué estás aquí? -Vine a felicitarte. Suelto una carcajada falsa. -Daniel, hace una década te olvidaste por completo de mí sin una explicación. Eras mi mejor amigo y me dejaste de lado como si no fuera nada para ti. Me dolió mucho tu abandono. Así que me cuesta creer que el motivo de tu visita sea felicitarme. -Pues así es. -Dice sin más. No demuestra ninguna emoción, lo dice como si no lo sintiera y sé que es por su trastorno, pero aun así me enfurece. Lo rodeo para volver a la fiesta, no pienso decirle otra palabra, pero al pasar a su lado me sostiene el brazo deteniéndome. -Espera. -No, no pienso cruzar una palabra más contigo. -Intento soltarme, pero él solo me acerca a su cuerpo y me obliga a retroceder a mi dormitorio. Cierra la puerta con su pie antes de girarse y trancar la puerta - ¿Qué haces? - Me suelta despacio observando mi dormitorio. Lo he cambiado desde la última vez que estuvo aquí. Mis paredes tienen un tono durazno pastel, una cama con dosel en una esquina, el escritorio a un lado y las puertas del baño y vestidor en frente. Mi habitación de niña rodeada de animales fue dejada de lado. Se acerca curioso a la pizarra junto a mi escritorio observando las fotos en ella.  Desde hace muchos años tengo allí fotos de mis amigos, incluidas las suyas, aunque para él solo sea un punto y aparte. Era mi mejor amigo en la infancia y realmente no quería eliminarlo por completo de mi vida. - ¿Por qué conservas nuestras fotos? -No te preocupes, las quitaré en cuanto te vayas. - Contesto. Se gira y me mira. -No quiero que las quites. -Debería hacerlo, ya no eres mi amigo ¿no? Es un desperdicio de espacio tenerlas allí. - ¡No! -Grita. -Daniel, realmente no entiendo que es lo que quieres así que por favor intenta aclararme esto. -Yo tampoco entiendo. -Se acerca y me rodea el rostro con sus manos atrayéndome hacia su boca. Siento mi corazón parar por un segundo al sentir sus labios sobre los míos besándome como si estuviera muriendo de sed y yo fuera la única botella de agua cerca.  No reacciono por un par de segundos hasta que me atrapa más cerca pegándome a su cuerpo. Rodeo su cuello con mis brazos y lo atraigo. Es mi primer beso por lo que me cuesta seguir el ritmo, pero es perfecto. Su lengua se fuerza en mi boca como una intrusa haciéndome gemir. Me besa como si estuviera desesperado por mi boca y es el paraíso. El mejor primer beso que he podido imaginar. Gime en mi boca y se separa poco a poco besando la comisura de mis labios, mi mandíbula y mi nariz antes de apoyar su frente en la mía. -Oli… - Susurra. Mis ojos se abren lentamente y lo miran aún embobada por el beso que acabo de recibir. Pero todos los años anteriores aparecen en mi mente y me alejo. - ¿Qué acaba de pasar? -Me pregunto. -Nos besamos. - Dice como si nada. - ¡Me besaste! -Recrimino. -Si. Lo dice como si fuera obvio. - ¿Por qué lo hiciste? -Porque quería. -Se acerca y me sujeta la cintura acercándome. - Oli siempre… Golpean la puerta y Daniel me suelta alejándome como si le quemara. Me quedo unos segundos sin comprender hasta que vuelven a golpear. -Abre. - Dice. Corro a la puerta y la destrabo antes de abrir. Mi tía Alice está del otro lado mirando sorprendida a Daniel. -No quise interrumpir. -Tranquila tía, Daniel solo vino a felicitarme por mi graduación. - Digo rápidamente. Alice mira mi rostro unos segundos antes de asentir. -Claro, solo quería saber si abriste mi regalo. - Oh cierto. -No, pero enseguida lo abro y… -Oh no te preocupes. Tómate tu tiempo, tengo que ir a ayudar con algo en la cocina. -Dice apresuradamente. Se da la vuelta y prácticamente sale corriendo por el pasillo. -Mierda. - Susurro.  Me giro y voy a buscar el sobre a medio abrir ignorando a Daniel. Lo abro y mi boca se desencaja al ver de que se trata. Tía Alice me regaló un departamento ¡UN DEPARTAMENTO Y EN EL CENTRO DE LA CUIDAD!  -Dios mío -susurro impresionada.  -¿Qué pasa?  -Alice me acaba de regalar un departamento.  -Vaya felicidades  No puedo creer lo que mi tía acaba de obsequiarme. Mis padres van a enloquecer.  Daniel parece sentirse ignorado porque se gira hacia la puerta.  -Debería irme. -Dice alejándose. Eso me hace reaccionar y me apresuro a detenerlo con una mano en el pecho. -No antes de que me digas por qué. -Oli. - ¡Dímelo, necesito que lo digas! ¿Por qué me besaste?-Lo empujo haciéndolo retroceder.  Él no se inmuta, lo vuelvo a hacer hasta que cae sentado en mi cama. Me detengo frente a él y apoyo mis manos en sus hombros. -Dímelo. - Susurro. -Sabes por qué. -Contesta mirando mi cuello. -Dímelo. -¡Olivia! -Escucho el grito lejano de papá. Ya he demorado bastante en prepararme y los invitados están esperando. -Dímelo o me iré Daniel. -Vuelvo a insistir. -¡OLIVIA APRESÚRATE! -Ahora mi madre se une al llamado. -Me voy a estudiar al extranjero -Suelta y me alejo como si me hubieran apuñalado el corazón. -No viniste para felicitarme, me besaste porque no volveré a verte.  -Si vine a felicitarte, estoy muy orgulloso de tí.  Suspiro derrotada. -Te diré algo. Te amo Daniel, siempre lo he hecho y sé que tú también me amas porque ese beso no fue uno de amistad. Me amas. Pero al parecer por tus palabras nunca va a funcionar ¿verdad? Espero a que diga algo o asienta, pero solo suspira. -Adiós Daniel. -Cierro mis ojos intentando detener la humedad en mis ojos. Apoyo mi frente en la suya y abro mis ojos fijando mi mirada en la suya. Suspiro y me alejo acariciando su rostro por última vez con mi mano. 
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