Capítulo 3

3620 Words
Diez años después… “Y ahora hablemos de la flamante Olivia Willes quien al parecer vuelve a destrozar el corazón de otro pretendiente, y uno muy bueno cabe decir. Después de una relación de dos años y una propuesta de matrimonio, a dos meses de su boda, esta autora recibió la noticia de la separación de la pareja. Según fuentes confiables, la señorita no estaba segura de pasar el resto de su vida con el italiano Stefan Risso. Lamentamos tremendamente la noticia pero admitamos queridos lectores, que no hay hombre que le dure a la señorita Willes. Con este ya suman cuatro decepciones amorosas. Y esta autora se pregunta ¿Qué debe tener un hombre para complacer a Olivia Willes?” Cierro la revista furiosa. Desde que se filtró la noticia de mi separación, las revistas de chismes, blogs, programas de televisión e internet me están masacrando adjudicándome la culpa de todo. ¿Acaso tengo la culpa de que Stefan me engañara con todas sus modelos?¿O de que una de ellas esté embarazada de su hijo?¿Soy culpable de salir con idiotas que terminaron defraudándome de la peor manera?¿Tengo la culpa de que me engañen como a una idiota? Me encantaría preguntarle a todos los chismosos esto. Tal vez, algún reportero o autor con dos neuronas tenga una explicación razonable para mis relaciones fallidas. Llevo cuatro relaciones que creí iban a ser las indicadas pero una tras otra resultaron ser la misma mierda de siempre. ¿Cuándo encontraré al hombre indicado? Estoy cansada de buscar. El golpe en la puerta de mi oficina me obliga a salir de mis pensamientos. -Adelante- digo molesta. Mi mejor amiga entra sonriendo con la revista que acabo de leer en la mano. -¿Adivina que tengo?- pregunta acercándose. Levanto la revista de mi escritorio y ella bufa sentándose frente a mí. -Mierda, quería ser la primera en mostrarte la noticia. -Mi asistente me la entregó ni bien llegué a la oficina para prepararme. -Si sabes que hay unas treinta personas de la prensa afuera ¿no? -Lo sé- suspiro cansada- ya estoy harta de que estén pendientes de hasta cuando respiro. ¿Cuándo van a dejarme en paz? Cada persona que lea este artículo pensará que soy una bruja insoportable y malcriada que ningún hombre soportaría. -Bueno, no diría ningún hombre…- la fulmino con la mirada. -No empieces, hoy no estoy de humor. Me señala con su mano recién arreglada a juzgar por sus uñas. -¿Sabes por qué concuerdo con esta autora? Giro mis ojos. -A ver ¿Por qué? -Porque tiene razón en que hay algo que te detiene de formar una relación duradera con los hombres. Aunque los últimos dos fueron idiotas, pero los primeros estaban bastante bien. ¿Y sabes qué es? -No lo digas. -Sigues enamorada de Daniel. -Te dije que no lo dijeras -bufo- Ya pasaron diez años de eso, por supuesto que no sigo enamorada de él. -Já, ¿crees que soy tonta? Se levanta y se acerca hasta quedar parada a un metro de mí. -Llevas enamorada de ese hombre desde que ambos eran niños y después de lo que pasó el día de tu fiesta le has cerrado tu corazón a cualquiera que intente entrar en él. -No es eso. -¡Claro que sí! -Jamás debí decirte nada. -Le gruño. -Me lo habrías terminado confesando tarde o temprano. Soy muy insistente- suspira -Es tu único Oli, deberías buscarlo. -¿Estás loca? Hace años que no lo veo y ya no estoy enamorada de él. -Si claro. Te conozco demasiado para creer eso. Sigues loquita por él. ¿Crees que no sé que guardas en un libro de recortes cada noticia que sale de él? La miro sorprendida. Jamás le dije a nadie eso y guardo cada recorte muy bien en mi departamento para que nadie pueda encontrarlo. -No sé de que hablas- miento. Suelta una carcajada. -¿Recuerdas tu último cumpleaños? La verdad no mucho, cenamos con mi familia y después nos fuimos de fiesta con mi grupo de amigas. Hasta ahí es mi último recuerdo de esa noche. Lo próximo que viene a mi mente es la resaca con la que desperté al día siguiente. -No mucho. -Bueno, después de llevarte a tu casa porque no podías ni caminar de lo borracha que estabas, me dijiste, mientras te metías en la cama, sobre los recortes y que todavía seguías enojada con él. La miré sorprendida por su confesión. -¿Te dije eso? ¿Por qué nunca me lo contaste? -Por qué no recordabas nada de lo que hablaste y sabía que no era algo que me hubieses confesado si no estuvieras alcoholizada. -No más alcohol en las fiestas para mí- murmuro. Ahora definitivamente Lucía insistiría en molestarme con eso. -No quiero seguir hablando de Daniel. Es pasado y debo dejarlo allí. Abro mi computadora y busco algo de trabajo con lo que entretenerme. No quiero seguir pensando en nada relacionado con Daniel. Me abandonó y lo odio por ello. Le confesé mi amor y realmente tenía la esperanza de que me correspondiera, sabía que él sentía lo mismo. Pero sus miedos a lo que dirán eran más fuertes que cualquier sentimiento. Lucía parece notar la indirecta y la incomodidad en mi cara por lo que vuelve a sentarse en los sillones frente a mi escritorio suspirando. -¿Qué harás esta tarde?- pregunta. -Mamá insistió en que fuera a cenar con ella y mi padre. Al parecer quieren darnos a mis hermanos y a mí una noticia importante así que no puedo faltar. -Agg, quería salir a algún lado. Llevo una semana deprimente. -Puedes pedirle a Noah que te acompañe- sugiero sabiendo la reacción que tendrá. Lucía y Noah tuvieron un romance hace cinco años aproximadamente. Siempre se han atraído pero ninguno tuvo el valor antes de dar el primer paso. De hecho, comenzaron a salir porque mis hermanos orquestaron una cita que no pudieron rechazar. Desde esa cita todo fueron corazones y bombones para ambos, hasta que a Noah le ofrecieron un trabajo en Ámsterdam y todo se vino abajo. Lucía no quería tener una relación a distancia porque según ella, nunca terminan bien. Pero tampoco quería irse a una ciudad donde no tendría ninguna familia o amigo además de Noah. Mi primo no quería perder esa oportunidad que le serviría para ser reconocido, aún así no estaba seguro de dejar a Lucía. Finalmente, después de peleas, arreglos, llanto y más peleas, Lucía decidió cortar la relación y mi primo se fue con el corazón roto a otro país. Hasta hace un par de meses. Terminó su carrera y volvió sin decirle nada a nadie. Por eso Lucía está que trina. -Ni siquiera lo nombres- dice. -Ahora que está aquí para quedarse definitivamente podrían arreglar lo suyo. Sé que todavía sigues enamorada de él- la golpeo con las misma palabras que ella a mí. -Ni loca ¿Sabes que salió en una cita con Maddy?- pregunta. Sí sabía, en mi familia no son buenos ocultando secretos. En el instante que mi tía Alice se enteró corrió a contarle la noticia a mamá y ella por su puesto me puso al tanto. Pensé que no sería prudente decirle a Lucía sobre eso, sabía que iba a enloquecer como lo está haciendo. Eso me demuestra que todavía lo quiere. Se sienta recta y comienza a despotricar sobre Maddy y Noah -Es increíble que ella, mi amiga, sabiendo de lo nuestro aceptara salir con él. Las amigas no hacen eso. Y él….agg tiene el rostro de pedirle una cita a ella sabiendo que me iba a enterar en algún momento. -Está soltero, puede salir con quien quiera- le recuerdo. Entrecierra sus ojos y frunce sus labios. -¿Entonces te parecería bien que Daniel saliera conmigo?- pregunta. Dejo de teclear en la computadora y la fulmino con la mirada. -Eso creí- se responde satisfecha. -Por qué no mejor cambiamos de tema. Es obvio que a ninguna de las dos nos va bien en el amor. Tal vez deberíamos resignarnos a estar solteras toda la vida. Lucía me mira horrorizada. -¿Estás loca? No quiero ser una solterona el resto de mi vida, quiero un compañero que me ame y quiera por lo que soy. Me apoye y hasta me encubra ocultando el cuerpo si cometo asesinato. Suelto una carcajada por sus ocurrencias. -No tienes arreglo. -Lo sé. ¿Qué te parece si almorzamos y nos despejamos un poco? -Tengo trabajo que terminar. Desde que terminamos de filmar el documental de vida salvaje en áfrica teníamos muchísimo trabajo de edición. Siempre me gustaron los animales, aunque después de probar la carrera de bióloga entendí que el contacto directo con los animales no era lo mío. Sin embargo, las fotografías y filmaciones si, así que terminé cambiando mi rumbo y terminé como documentalista y fotógrafa natural. Es algo que amo, he viajado por el mundo y poco a poco me convertí en una de las documentalistas más solicitadas por diferentes cadenas y compañías. Mi último trabajo de un documental acerca de los felinos africanos con el cual pasé cinco meses en áfrica filmando y fotografiando fue maravilloso. Los majestuosos animales me hechizaron, pero no todo es perfecto. Llegó el momento de editar meses de filmaciones y es un trabajo duro que llevará semanas. Me paso medio año viajando y los otros seis meses encerrada en una oficina para terminar de editar mis trabajos. -Vamos, nos merecemos un buen descanso. Desde que volviste vives encerrada, además debemos darle en la cara a todos los chismosos. Salir con la frente en alto y dejar a todos con la boca abierta. Olivia Willes no baja la cabeza ante nada. Pensé por un momento en eso. No es justo el tener que esconderme por algo que ni siquiera fue mi culpa. Debía salir con la frente en alto y darles de que hablar a todos esos chismosos. -Tienes razón. No les voy a dar el gusto a nadie. Me retoco el maquillaje y después de asegurarme que estoy perfecta salgo de la oficina con la frente en alto. ------------------------------------------------------------------------------- Estaciono mi coche junto al de mi padre y suspiro viendo los vehículos de mi tía Alice y Julia. Seguramente vieron la noticia y creen que necesito un poco de tiempo de chicas. Me las imagino cuchicheando en la cocina sobre mí. Ahora entiendo porque mi madre quería que viniera. Si hubiera sabido que esto era una especie de reunión de consuelo hubiera inventado cualquier excusa. Salgo del coche suspirando y me acerco a casa abriendo con mi llave. -Llegué- digo en alto esperando una respuesta de saludo. La sala está completamente vacía aunque hay un par de chaquetas en el armario así que en casa están. Camino por el pasillo y oigo murmullo del salón familiar. Es raro que mamá se reúna allí con mis tías pero supongo que como es “una ocasión especial” prefirió un lugar más familiar. Voy hacia allí mientras busco en mi bolso el celular y sonrío al oír la voz de Alice. -Me alegro tanto- escucho decir a mi tía. -¿Qué tanto cuchichean señor… -comienzo a decir mientras entro a la sala pero me detengo al notan la escena frente a mí. Cada recuerdo vuelve a mí y el tiempo parece detenerse. Mi corazón empieza a palpitar como loco y mi estómago a revolverse. No debería estar aquí. Se supone que está en Suiza investigando sobre la diabetes. Mamá al verme parada sin reaccionar se acerca y me abraza. -Cariño- dice con lástima acercándose. Me rodea con sus brazos y la dejo aún mirando al hombre frente a mí. -Qué bueno que ya llegaste- comenta feliz. Toma mi bolso y me empuja para que reaccione. Eso me saca de mi estado y me acerco a saludar a todos. Primero a mi padre y hermanos, que están bromeando como siempre, y a mis tíos antes de acercarme a él. Siento todo moverse en cámara lenta a medida que me acerco. La idea de que todos han parado de hablar para vernos se fija en mi mente, aunque sé que todos siguen conversando como si nada. . Ni siquiera sé cómo saludarlo, la timidez, enojo y sentimientos en los que no quiero ahondar me invaden. -Hola Daniel- Susurro. Él me mira sin mover un solo gesto. Está muy diferente a la última vez que lo vi. Tiene una barba espesa y bien recortada que lo hacen parecer más viejo de lo que es en realidad. Y sus ojos, los mismos ojos de mi tía pero ahora enmarcados por un par de gafas negras. Labios gruesos pero fruncidos y una expresión en la que nadie podría adivinar sus pensamientos. Bajo la vista a su cuerpo y mi garganta se seca un poco al observar sus músculos enmarcados por una camisa celeste levantada en sus brazos. Sus gruesos brazos. -Olivia -dice obligándome a volver a la realidad -¿Cómo estás?- pregunta. Esa pregunta me sienta como un balde de agua helada. ¿Cómo estoy? ¿Después de declararle mi amor y no verlo por diez años es lo único que se le ocurre preguntar? ¿Qué demonios? -¿Cómo estoy?- respondo sarcástica pero en voz baja para no llamar la atención de mi familia-¿Enserio? ¿Solo eso? Asiente como si nada. Como si fuera una simple conocida. Mierda, estoy volviendo a caer en lo mismo. Lucía tenía razón y por más que quiera negarlo aún siento algo por este idiota. Aunque es obvio que él no siente lo mismo, todavía duele su indiferencia como hace diez años. Demasiado. Me doy la vuelta y agarro mi bolso. -¿Hija? -Pregunta mamá al ver mi expresión. -Perdón mamá debo irme. Surgió un problema en el trabajo- miento. Tengo que largarme ahora mismo antes de hacer algo de lo que me arrepienta. -Pero acabas de llegar. Ni siquiera te dijimos la sorpresa y… -De verdad me tengo que ir, es una emergencia. Después te llamo. Ella se levanta y se acerca pero acelero el paso y camino por el pasillo hacia la salida alejándome lo más rápido que puedo. Escucho sus pisadas detrás de mí pero no quiero hablar con nadie en este momento. Solo necesito llegar a mi coche, volver a mi casa y llamar a Lucía. Desactivo la alarma del coche y entro tirando el bolso en el asiento del pasajero. Enciendo el motor y un golpe en mi ventana me asusta. Daniel está parado frente a mí haciendo señas para que baje el vidrio. Niego con la cabeza y él golpea el vidrio insistiendo, vuelvo a negar y miro hacia atrás para retroceder. En dos segundos rodea el coche y abre la puerta del pasajero, entra y cierra con más fuerza de la necesaria. -¿Qué haces?- pregunto. -¿Yo? ¿Qué haces tú saliendo como si hubieras visto a un fantasma? Dejaste a todo el mundo descolocado. -Por favor bájate- suplico mirando hacia adelante y apoyando las manos en el volante como si eso me diera seguridad. -No. -¡BAJATE! –Grito -¡AHORA! -No me voy a bajar Oli. Lo miro furiosa. -No. Me. Llames. Así- digo entre dientes. -Te llamaré como quiera. ¿Qué es lo que te pasa? Suelto una risa sarcástica. -¿Qué me pasa? ¿QUÉ ME PASA?- el volumen de mi voz se eleva y siento que ya no puedo controlar mi cuerpo de la furia. Respiro hondo un par de veces y suspiro calmándome. -Por favor sal de mi coche. No estoy bajo control ahora mismo. -Ya te dije que no me voy a bajar- responde. Por el rabillo del ojo veo a mi tía Julia observándonos junto a mi madre y Alice desde la entrada y murmurar. -No están mirando Daniel, por favor. Necesito que te vayas. Todo está bien ¿sí? De verdad- digo sin mirarlo porque si lo hago perderé el control- Surgió algo importante y debo irme. -No te creo. -No me importa. -Escucha Oliv… -Bájate ahora. Nos están mirado Daniel, van a comenzar a especular y no quiero… Mi madre le dice algo a Julia y comienza a caminar hacia mi coche. No puedo lidiar con eso ahora mismo, por lo que mi cuerpo responde dando marcha atrás al auto y saliendo a la calle. Es obvio que la escenita dejó la duda en ella y no tengo ganas de explicar nada en este momento. -Supongo que iré contigo- dice y se recuesta en el asiento. -Gracias a ti tendré que soportar la interrogación de mi madre más tarde. -Si te hubieras quedado… -¿Por qué volviste? ¿Estás de vacaciones? ¿Suiza no era tan interesante como creías? Pensaba que estabas por llegar a la cura de la diabetes. -No es una cura, sino una alternativa más saludable para las personas y menos dolorosa. Siento sus ojos en mí y el vello de mi nuca se eriza. -Terminé la investigación y decidí volver a casa. Me río por dentro por esa contestación tan idiota. -¿Decidiste volver aquí después de irte como si nada durante diez años? Si claro. -No me crees. Me encojo de hombros. -Lo que crea o no ya no importa ¿verdad? Dicho esto Daniel se mantiene en silencio durante varios minutos. -Me estoy quedando con mis padres por ahora. Asiento y me desvío en dirección a la casa de Julia. Él se recuesta en el asiento y suspira. Aprieta sus manos y mirando de costado noto como comienza a pellizcar su muñeca. -No te lastimes- rezongo estirando mi mano para tomar una de las suyas. -¿Aún me quieres?- suelta sin aviso previo. Realmente no sé qué contestar a eso, creía que era cosa pasada y simplemente quedaba el cariño familiar que sentía de pequeña, pero el verlo nuevamente ha despertado sentimientos en los cuales no quiero indagar por miedo al rechazo. Eso me impulsó a crearle una idea de superación. -¿Por eso me seguiste?- pregunto -¿Para averiguar si todavía era como la chiquilla que te declaró su amor y que tú destrozaste? Asiente. -No -miento- esso está en el pasado. -No parece estar en el pasado considerando tu reacción de hoy y la vida que has llevado hasta ahora. Lo enfrento furiosa por eso. -¿La vida que he llevado hasta ahora? ¿A qué te refieres con eso? -Lo sabes. -Creo que te estás tomando demasiadas libertades conmigo considerando que apenas me conoces. Lo que pasó hace diez años quedó enterrado. Tú tomaste una decisión y eso es todo. ¿Crees que mis relaciones no han funcionado por ti? Debes tenerte en muy alta estima para pensar eso- suspiro cansada -Escucha Daniel, me fui alterada porque he tenido un día de mierda y lo que menos necesitaba hoy era ver tu cara. Tal vez pienses que estoy atrapada en el pasado pero no es así. Era una chiquilla tonta que decidió enamorarse de algo imposible y lo sabes. Creo que en el fondo también lo sabía cuando decidí confesar que te amaba. Aún si todo hubiera sido diferente, jamás hubiera funcionado porque creaste un muro impenetrable a tu alrededor. Preferiste vivir con una coraza basada en el que dirán y pensarán de ti por tu TEA en vez de centrarte en tu felicidad. Se queda callado y vuelve la mirada a la calle. Sigo conduciendo hasta detenerme frente a la casa de Julia. Apago el coche y me recuesto en el asiento. -Eso es todo lo que tengo para decirte. Bájate y déjame volver a mi…- comienzo pero no termino. Daniel sujeta mi rostro y atrae hacia sus labios tomándome desprevenida. Intento separarme de su boca pero rodea mi cuello con su mano manteniéndome allí, y sé que debería alejarme pero algo en mi interior me empuja a no hacerlo. La necesidad dentro de mí aparece y desprendo mi cinturón para poder acercarme aún más. Levanto mis brazos y rodeo sus hombros atrayéndolo aún más, pegando su pecho al mío y profundizando el beso como si estuviera muriendo y solo eso pudiera salvarme. Por falta de aire me separo momentáneamente y apoyo mi frente en la suya con la respiración agitada. -Daniel- susurro. Vuelve a besarme pero con delicadeza, disfrutando el momento, bajando poco a poco por mi mandíbula y cuello donde se detiene y levanta la cabeza para mirarme a los ojos. -Me besaste- susurro observando sus ojos. Él sonríe por primera vez y mi corazoncito palpita como loco dando vueltas de carnero en mi pecho. ¿Qué estoy haciendo? Me cuestiono. -Lo hice- sujeta mi mano y besa mis nudillos- Algo que debería haber hecho estos diez años. -¿Qué?- pregunto mientras proceso sus palabras aunque no entiendo. -Buenas noches nena- abre la puerta y sale del coche alejándose. -¡Espera!- grito. Él se voltea y espera. -No entiendo nada- confieso. -Ya lo entenderás. Ve a descansar, mañana hablaremos. Entra en casa de su madre y me quedo mirando la puerta unos cuantos minutos procesando todo lo que acaba de pasar. ¿Qué carajos? Este día fue de locos. Primero la noticia, después Lucía y su interrogación sobre Daniel, y en casa de mi madre a quien menos esperaba ver es a él. Enloquezco, me voy, me sigue y lo recrimino para terminar besándonos y finalmente irse dejándome aún más confundida. Definitivamente necesito ver un terapeuta cuanto antes. Arranco el motor y me dirijo a mi apartamento. En cuanto llegue llamaré a Lucía. Hay algo aquí que no cuadra en este puzzle.
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