Los gritos de los alumnos no se hicieron esperar, gritaban la palabra pelea en coros. Kate se subió encima de mi y empezó a tirar de mi cabello, ella estaba hecha una furia y no es para menos. Tiré de su cabello también y pataleé, Kate cree que se la voy a poner fácil pero no, no, señores. Esta chica aún no me conoce. La tomo del cuello y la tiro a un lado de mi, aprovecho para reincorporarme y subirme encima de ella. Le di una bofetada, ella me respondió con un tirón de cabello, le di otra bofetada en su otra mejilla y...
—¡V, basta, está bien! —las manos de Rich me sujetan de la cintura y me obligan a quitarme de encima de Kate. Forcejeo con él ya que quiero terminar lo que la idiota esa empezó. —Shh tranquila, te vas a meter a problemas y por Kate no vale la pena —susurró Rich en mi oído, sus brazos estaban alrededor de mi cintura, reteniéndome.
La amiga odiosa de Kate, Lina, la ayudó a ponerse de pie. Kate llora del coraje, quiere venir otra vez a mi pero otro chico la detiene.
—Ven —me dice Rich, encaminándome hacia una aula vacía, estando allí, me suelta y cierra la puerta. Estoy enojada, ¿Quién se cree que es la estupida de Kate? ¡La odio! Camino de un lado a otro en el aula mientras Rich me observa. —Esto llegará a oídos de la directora —dice—. Ella no es tan paciente que digamos, puede que te suspendan.
—Me vale si me suspenden, así no tendré que ver la cara de estos idiotas por un tiempo —espeté—. ¡Odio a Kate! Es una estupida, mira que abofetearme —paso la mano por mi cabello, todavía estoy un poco alterada—. Ojalá y se muriera —susurré más para mi misma, pero en el fondo sabía que eso no era lo que quería. Cuando estamos enojados solemos decir cosas sin sentido, cosas que en realidad no sentimos.
—Tranquila, ella tendrá lo que merece —Rich se acerca a mi y pone sus manos en mis hombros, haciendo que lo mire—. Kate no volverá a hacerte daño, eso te lo prometo —sonríe de lado.
Frunzo mi ceño sin entender, pero no le hago mucho caso.
—Las odio a ellas tres, son unas malditas plásticas —me dejo caer en una silla de brazos cruzados. Rich se inclina frente a mi. —En especial a la tal Lina —añadí, quería ver la reacción de Rich. Tal vez la defienda o algo así, quería saber qué fue lo que ella hizo con él. O ¿en realidad quería saberlo?
—Así son las personas —dice—. Son crueles —su cara no me dice nada, ni un remordimiento o enojo hacia mi.
Quiero. Saber. Quiero. Saber.
—Lina dijo algo —solté de pronto. Ya me estaba empezando a calmar un poco. Rich frunció el ceño y se puso de pie, dándome la espalda.
—¿Ah si? ¿Qué dijo? —cuestionó, mirándome. Parecía nervioso y de pronto lo sentí vulnerable.
—Tú y ella... —empecé diciendo— ¿ustedes salen juntos o algo así? —quise saber—. Digo, si es así no hay problema, en serio, es sólo que me gustaría saberlo, ya sabes, para no tomarme tantas confianzas contigo. No quiero que me tachen de roba novios y no es que yo sea roba novios es sólo que no me gustaría estar tanto tiempo con alguien que tiene novia y...
—V, calma, respira un poco —Rich se inclina hacia mi y roza sus dedos con mi pelo—. Lina y yo no somos nada. Ella es sólo una compañera de clases. Pero ¿qué fue exactamente lo que dijo?
—Pues que hicieron algo, no sé qué —miré para otro lado, menos a él. Ósea, ¿estoy haciendo una escena de celos? ¿Es en serio, Venus? Si Rich y tú no son nada. Olvídalo, ¿esta bien? Olvídalo.
Rich se puso tenso, alejándose un poco de mi.
Eso me hace saber que en realidad sí hicieron algo, y algo dentro de mi se remueve. No quiero más problemas, y si Rich quiere estar con ella, pues que esté. Me pongo de pie y me dirijo a la puerta.
—¿Te vas? —inquiere detrás de mi.
—Tengo cosas que hacer —respondí un tanto seria. Me había molestado mucho este asunto.
—V, espera...
Antes de tocar el pomo de la puerta, ésta es abierta por Hasley.
—Venus, aquí estás, la directora te está esperando en su oficina —me dice—. Kate también está allí.
Bien, lo único que me faltaba.
—¿V? —no quiero hablar con Rich ahora.
—Me tengo que ir —me giro a él, intento sonreír pero no me sale, me volteo y miro a Hasley—. Vamos —las dos salimos del aula dejando a Rich atrás.
En la dirección, la directora nos da un sermón sobre las peleas en la universidad, que los conflictos son fuera de ella y que investigarían bien lo del cabello verde de Kate. Es imposible que descubran que sea yo, pero por si las dudas, me tendré que cuidar. La directora nos dice que no nos suspenderá pero sí nos dejará castigadas. Los castigos aquí son en la sala de detención de tres a diez de la noche. Solas allí, esperando, aburridas. Me encogí de hombros ya que no tenía algo mejor que hacer y salí de la dirección.
Afuera estaba Rich sentando en una banca, esperándome. En cuanto me vio se puso de pie.
—¿Qué pasó? ¿Te suspendieron? —no luce preocupado. ¿Será que quería que sí me suspendieran? Wow.
Aún sigo enojada con él. Aunque no debería, ya sé, pero es lo que siento y no soy capaz de ocultar lo que siento.
—No, sólo nos quedaremos castigadas hasta las diez de la noche —respondí aún seria. Y Rich lo notó, bajó la mirada un tanto desanimado y luego me volteó a ver.
—¿Estás enojada conmigo? —inquiere.
—No —niego casual— ¿porqué debería?
—Es sólo que... —empezó a decir, pero otra voz lo interrumpió.
—Venus, te traje tu bolso —es Hasley—, vamos, te llevaré a la sala de detención —me dice.
Tomo mi bolso y me lo cuelgo en un hombro.
—Nos vemos, Rich —medio le sonreí. Hasley y yo empezamos a caminar por los pasillos solitarios.
—Rich parecía un tanto triste —comenta Hasley.
—No importa.
—¿Pasó algo entre ustedes? Porque déjame decirte que a Rich se le nota que está interesado en ti. Jamás, pero jamás, lo había visto así con una chica. Hasta ahora contigo. Se nota que es bien sensible el pobre, claro, sólo contigo porque con los demás es tan intimidante. Hasta a mi me da miedo.
¿Es que acaso nunca ha tenido novia? Eso sí no lo creo, alguien tan atractivo como él. Bueno, lo que sea, Rich y sus relaciones amorosas no son de mi incumbencia.
—Tal vez no te das cuenta, pero creo que pasó algo entre Lina y él —le conté, no sé porqué lo hice, supongo que Hasley se ha ganando un poco de mi confianza.
—¿Rich con Lina? Eso sí no te lo creo. De Lina sí, pero de él no. Lina siempre ha estado detrás de él pero Rich siempre la ignoraba, la última vez se quedaron solos en la sala de detención, te digo porque allí hay cámaras. Yo lo vi todo, —se detiene en seco así que también lo hago—. Te voy a contar, y no es que me guste estar de chismosa ni nada de eso, pero ya que te veo tan afligida con ese asunto te contaré.
Asentí sin entender muy bien.
—Lina se acercó a Rich, se le insinuó y toda la cosa, pero Rich sólo la miraba con su cara inexpresiva y enojada. Parecía estar conteniéndose para no decirle sus verdades. Lina lo intentó besar y él se apartó, tomó sus cosas y salió del aula de castigos. Por cierto, tendré que ver eso ya que no terminó sus horas —se queda pensativa.
—¿Cuándo exactamente pasó eso? —quise saber. Ya me estaba empezando a calmar un poco. Saber que Rich no hizo nada con ella me alivia y ni siquiera sabía porqué. Pero ahora sé que Lina es una mentirosa y me las va a pagar. ¿Qué? No es bueno que ande diciendo esas cosas por ahí de Rich. Mi amigo.
Sonrío y respiro con tranquilidad.
—Un día antes de que vinieras —dice—. Bueno, aquí está el aula de castigos —señala una puerta tras de ella—. Nos vemos mañana ya que hoy no se va a poder. Son las tres, eso hora de irnos. —duda en decirme algo más—. No te asustes si cuando sales está todo oscuro y solitario. Sólo hay un hombre que cuida todo este edificio y nadie más.
—Está bien, Hasley, nos vemos después. —Si no la detengo no va a para de hablar.
—Bien —sonríe con pesar—. Nos vemos —se da media vuelta y se aleja.
Respiro profundo y entro al aula, adentro sólo está Kate, un chico en la última fila y nadie más. Pero están las cámaras, por eso no pueden huir ya que no hay maestros aquí.
Cierro la puerta tras de mi y me siento en la última fila, a dos sillas del otro chico. Ese chico es cabello n***o, usa unos pantalones cafés y una chaqueta negra de cuero. Ha de ser uno de esos motociclistas. Kate está mirándose en el espejo y llorando en silencio. Su cabello ahora está recogido y tiene un sombrero puesto. Así no se ve su vergüenza.
Pongo mis codos en la paletilla del pupitre y descanso mi barbilla en ellos. Esto será muuuy aburrido. Y eso que apenas son las tres. Bostezo y espero.
•
9:59.
Sólo un minuto. Sólo un minuto.
—¡Por Dios, ya era hora! No soporto estar en el mismo lugar que gente irrelevante —dice Kate, tomando sus cosas. Sé que lo dijo por mi.
Se piensa ir.
—¿A dónde vas? Aún falta un minuto —le digo.
Ella ríe.
—Me voy porque quiero —se pone su pequeña mochila y camina a la puerta—. Adiós, tortolitos. Raw, hacen bonita pareja —nos dice al chico y a mi. El chico y yo nos miramos frunciendo el ceño y luego la miramos a ella como si estuviera completamente loca. Es que está loca.
Kate cierra la puerta cuando se va y nos deja solos.
Bueno, si esa ya se fue ¿porqué yo no? Le doy una última mirada al chico: está escribiendo algo en su cuaderno. Tal vez sea su diario. O tal vez son poemas.
—¿Porqué nosotros nos quedamos si ella se fue? Deberíamos hacer lo mismo. —comenté.
—No quiero volver aquí mañana —dice—. Ella sí lo hará. Hay reglas, nombre de planeta, si te sales aunque sea un minuto antes vuelves al siguiente día a pasar otro día aquí. Hay que esperar a que la alarma del reloj suene.
Tiene sentido. Me gustará ver la cara de Kate mañana cuando le digan que tiene que volver. Mañana será un buen día, eso lo sé. ¿Y cómo fue que me dijo? ¿Nombre de planeta?
—Entiendo, pues que bien por ella —me pongo de pie. Sinceramente ya no siento mi trasero de estar tantas horas sentada. —¿Y cómo te llamas? Ya que me dijiste nombre de planeta quiero saber tu nombre para ver qué apodo ponerte.
Sube la mirada y me mira elevando una ceja.
—¿En serio? —inquirió. Asentí. Él rió—. Josh. Mi nombre es Josh.
Abro la boca del asombro y me río.
—Josh. Así se llamaba mi Crush. Bueno, se llama porque aún no se ha muerto. Pero como él está en Estados Unidos y yo aquí pues es lógico que diga se llamaba, ya que ya no es más mi Crush por eso...
—Ya entendí, entendí —me paró en seco. Sí, a veces puedo hablar demasiado.
Josh, el tocayo de mi ex crush, se pone de pie y guarda sus cosas, segundos después el reloj sonó. Era hora de irnos. Tomo mi mochila y me la cuelgo en mi hombro.
—Bien, nos vamos.
Los dos empezamos a caminar a la puerta, la abro y salgo. Josh la cierra después. En los pasillos hace frío, y estaban muy oscuros.
—Bueno, nombre de planeta, pasaré por la biblioteca, nos vemos mañana —me dice.
Me entra el pánico.
—¿Qué? ¿Te vas? Es que... está muy oscuro —susurré.
—Eres una chica valiente, tú puedes —elevó su puño mientras se alejaba, dándome ánimos. Josh se perdió en una esquina. Miré con miedo para todos lados, todo estaba oscuro, sólo habían unas cuantas luces parpadeantes en unos lugares.
Me armé de valor y empecé a caminar en busca de la salida. De por sí está Josh y el vigilante por ahí cerca. O eso espero. Subo las escaleras, paso por mi aula, bajo las escaleras hasta llegar al pasillo que me lleva a la salida. Respiro tranquila al ver la puerta tan cerca. Apresuro el paso y las atravieso.
Estando afuera, noté que no había ni un coche estacionado. Solo una moto a lo lejos, supuse que era la de Josh. La universidad no tenía casas ni otros edificios a los lados, era sola, así que no hay taxis ni más gente transitando por ahí cerca. Del otro lado de la carretera sólo había bosque, en realidad, estaba rodeada de bosque. Saqué mi celular para llamar a Kyle, pero no había cobertura.
Mierda.
¿Y ahora cómo vuelvo a casa?
Cuando levanto la vista y doy un paso me quedo de piedra, congelada en el mismo lugar, mirando a alguien del otro lado de la carretera. Trago grueso, sintiendo como mi piel se eriza y un miedo horrible se apodera de mi, ya que del otro lado de la carretera hay alguien de pie, va todo vestido de n***o y utiliza un pasamontañas. Y me está mirando, fijamente.
¿Quién es ese hombre y cómo voy a hacer para salir viva de aquí?