Narra Sky
Me despierto como todos los días a las seis de la mañana, estoy acostumbrada a hacerlo y aunque me acueste a las 4:59 am me despertaría a esa hora.
Busco un short deportivo en mi vestidor después de lavar mis dientes y un top deportivo, me pongo unas zapatillas y amarro mi cabello en una coleta alta. Soy atlética, desde pequeña, en mi antigua casa tenía mi gimnasio personal en un pequeño espacio, aquí tendré que prepararlo y como no pienso arruinar mi rutina matutina voy a salir a trotar en las calles del residencial, así conozco el lugar.
Bajo las escaleras y abro la puerta principal, me pongo los cascos y enciendo el reproductor de música – A partir de hoy de David Bisbal y Sebastián Yatra - Empieza a sonar y al salir del gran portón n***o inicio mi recorrido.
Se preguntaran ¿Qué dirá mi padre cuando se levante y no me encuentre en casa? Sencillo, no dirá nada, ni siquiera lo notará ¿Por qué? Porque le importa una mierda lo que haga o deje de hacer.
Vislumbro las grandes y lujosas casas, una más lujosa que la otra. Autos de lujo y pienso en el mío, tenía un Audi hermoso en Madrid ¿Que tendré ahora? Conociendo a mi padre seguro que querrá comprarme uno más lujoso aún solo para tenerme contenta.
En mi distracción choco con algo fuerte que me hace tambalearme, recupero el equilibrio y miro lo que me ha chocado.
- ¿Necesitas lentes? ¿O un perro? Acaso estas ciego. - Digo al ver a un rubio ojiazul parado frente a mí mirándome con el ceño fruncido.
- No eres de por aquí ¿Cierto? - Dice mirándome con su antigua expresión.
« ¿Lo insulto y así es cómo reacciona? ¿Qué le pasa a este chico?»
- Claro que no, porque por lo visto la gente de por aquí tiene problemas de visión - Respondo dando un bufido.
- ¡Oye! fuiste tú la que chocó conmigo y solo te pregunté porque no te había visto antes, no tienes por qué ponerte así - Dijo cruzando los brazos y mirándome con aires de superioridad.
Doy la vuelta para volver a mi casa y no tener que responder a eso, pero sostiene mi brazo y me gira hacia él nuevamente.
- Merezco una disculpa por lo menos – Dice con prepotencia. Suelto una carcajada y después lo miro seria.
- Por lo visto tendrás que comprarte un paracaídas para que no te golpees fuerte al caer, estas subiendo muy alto. - Respondo mirándolo fijamente a los ojos. Entrecierra los ojos y me dice:
- ¿Me estas retando? - Sonrío de lado.
- ¿Tú qué crees? - Me suelto de su agarre y me cruzo de brazos también.
- La gente de aquí seremos ciegos, pero al menos tenemos educación - Siento la vena de mi cien latir.
« Me está haciendo enojar este tipo»
- Si a educación le llamas: no tener cerebro, entonces sí - Iba a responderme cuando alguien llama y lo interrumpe.
- ¡¡DYLAN!! - El chico rubio (que al parecer se llama Dylan) gira y luego vuelve a poner su atención en mí. Era una mujer rubia quien lo llamaba, parecía de unos casi 40 años.
Sonrío y me voy trotando sin esperar lo que iba a decirme. Tampoco es como que me interese en lo más mínimo.
Los rayos del sol empezaban a molestar cuando llegué casa, abrí la puerta y entré, como esperaba mi padre no estaba, se había ido a trabajar. Fui hasta la cocina y busqué algo para desayunar, en el refrigerador solo había leche «iugh» jugo de naranja y carne frita. Tomé la jarra de jugo y lo eché en un vaso, un poco de cereal y ya tenía mi desayuno.
Analicé la cocina y era enorme, como todo en la casa, recuerdan que dije que limpiaría sola la casa, pues ahora que analizo bien no creo que pueda hacerlo, esta casa es más grande que la que tenía en Madrid. La cocina tiene lo esencial: un refrigerador que está ubicada al final de la encimera donde están todos los utensilios, tiene una despensa que cubre casi toda la parte superior de la pared, la isla en medio del espacio, el lavaplatos y todo lo que hay en una cocina.
En el reloj de pared indica que son las siete de la mañana, coloco lo que usé en el lavaplatos y decido ponerme a buscar algo con que empezar a limpiar, encuentro todo lo que necesito y vuelvo a encender el reproductor colocando los cascos otra vez en mis oídos, una canción que no recuerdo el nombre empieza a sonar.
«No recuerdo el nombre porque tengo más de seis mil canciones en mi mp4»
Empiezo la limpieza, ya que si no se lo había mencionado antes soy una enferma con eso y el orden, otra cosa que heredé de mi mamá, además de su cabello y sus ojos.
Esparzo agua y detergentes de limpieza por toda la casa mientras desinfecto todo a mí alrededor, paso una toalla húmeda por los muebles y las ventanas de cristal. Voy a la piscina y descargo toda el agua en lo que termino de barrer toda la basura del patio, al terminar la piscina está completamente vacía, la limpio con desinfectante y vuelvo a llenarla. A las nueve de la mañana ya he terminado mi labor.
Apago mi mp4 y lo dejo en una de las mesitas de la sala de estar, inhalo el aroma a flores que inunda el aire y cierro los ojos recordando a mi madre.
Flashback
- Hoy tenemos labor de limpieza aquí en casa. - Dijo mamá con una sonrisa en el rostro, era una fanática de la limpieza.
- Siiiii - Chillé dando saltitos, siempre me ha gustado limpiar al igual que a mi madre.
- Tierra trágame - Suplicó Esther haciendo un puchero.
- Deja de quejarte Esther, solo será un rato que pasaremos juntas las tres limpiando y divirtiéndonos. Limpiar también es divertido y luego de terminar nos iremos al parque a comer helado y jugar en los columpios - Le dijo nuestra madre y nos tocó la nariz a las dos a lo que reímos.
Como había prometido Sara nos divertimos limpiando y más cuando puso música a todo volumen y empezamos a hacer bailes locos y a cantar hacia ningún público.
Después de terminar nos dimos un baño y fuimos a comer helado y a jugar al parque, Esther y yo reíamos como si no hubiera nada más que hacer en el mundo hasta que llegó la hora de volver a casa.
Nuestro padre llegó de mal humor y nos reprendió por haber movido algunas cosas de su despacho, mamá nos mandó a nuestro cuarto y volvieron a discutir.
Fin de flashback
Abrí los ojos y la nostalgia me invadió, pero no iba a dejar que fluyera, el timbre de la casa sonó y me dirigí a la cocina donde se encontraba el mando interno para abrir el portón, por la cámara divisé a un chico de cabello castaño, una gorra que no le cubría bien y una camisa con unos vaqueros. Fruncí el ceño y presioné el botón del micrófono.
- ¿Qué se lo ofrece? - Pregunté. El chico miró hacia la cámara y habló.
- ¿Sky Thompson? - Respondí un "si" y prosiguió hablando - Vengo por un mandato de su padre, le traje su auto y me dijo que no lo espere para cenar. Levanté una ceja, era obvio que mi padre lo había mandado aunque le abría preguntado si no me hubiese dicho eso.
«No confío en todo el mundo»
- Ya me lo esperaba, entre el auto - Respondí presionando el botón de desbloqueo de la puerta.
Salí a recibir mi nuevo auto y diría que me sorprendí al ver un auto blanco en frente de mí pero no fue así, ya había encargado este auto en Madrid días antes de mudarme y supongo que mi papá hizo los trámites para que lo mandaran aquí.
El chico sale del auto con las llaves en mano y se acerca, es ahí cuando noto sus ojos que son de un color azul, me sonríe y le devuelvo el gesto.
- Creo que no esperaba su auto a estas horas - Dice recorriéndome con la mirada, no lo hace de una forma pervertida sino graciosa y es ahí cuando recuerdo que aún tengo la ropa deportiva.
«Torpe, Sky, torpe»
Tomo las llaves que me extiende y le sonrío con un poco de rubor en mis mejillas.
- Claramente, llegaste en un momento que no lo esperaba, pero igual está bien - Digo encogiéndome de hombros.
- Connor Lewis - Dice tendiéndome la mano con una sonrisa en su rostro.
« ¿Este chico solo sabe sonreír?»
- No me presentaré, pues ya sabes quién soy - Me vuelvo a encoger de hombros y tomo su mano.
- Espero verte de nuevo, Sky - Se da media vuelta y camina hacia el portón, pero se encuentra con el mismo cerrado. Suelto una carcajada al ver su cara al voltearse, se rasca la nuca y me acerco a la puerta negra, presiono un botón desde el mando que tenía en mi bolsillo y me despido con un "hasta luego" que el responde con un "eso espero" y se retira.
Paso las yemas de mis dedos por el auto observándolo con atención.
«Cambiaría todo esto por tenerla de nuevo»
Sacudo mi cabeza para alejar los pensamientos y entro a la casa, subo las escaleras corriendo y decido darme un baño para ir a comprar algo para la cocina.
Conecto mi reproductor a la toma corriente y me despojo de la ropa. Al salir me visto con una falda negra, un top n***o que me llega más arriba del ombligo y una chaqueta negra con unos zapatos de tacón.
Seco mi cabello que cae lacio por mi espalda y me maquilló un poco. Mi móvil suena y lo pongo en altavoz.
-¿Si? - Respondo sin mirar el identificador.
- ¡¿COMO SE TE OCURRE IRTE SIN SIQUIERA DESPEDIRTE?! - El grito de Danna me hace soltar el labial.
Les dije que no tenía amigos y era cierto, pero ella y Anderson, su hermano, son lo más cercano a un amigo, han soportado mi mala actitud y mi sarcasmo durante mucho tiempo.
- Creo que esperabas demasiado de mí, Danna - Escucho un bufido de su parte y sonrió de lado, es tan típico en ella estar bufando.
- Es cierto, pero escribir un mensaje diciendo "me voy a Seattle" no es tan difícil, solo son 4 palabras, 13 letras y 1 despedida. No es tan difícil - Ruedo los ojos y me siento en la cama.
- Vale, tienes razón lo haré ahora - Digo, sabiendo lo que me va a decir.
- Sky Teresa Thompson Claymore, ahora no estoy dispuesta a aceptar tu despedida - Dice mi nombre completo porque sabe que eso me enoja.
- ¿Estás hablando con, Sky? - La voz de Anderson me hace sonreír, sé que se va a poner a molestarla. - ¡Holaaaaaa! Sky te extraño, con todo y bromas pesadas y tu increíble sentido del humor - Ruedo los ojos y bufo.
- Cuando vas a entender que no bromeo, soy cruel. - Él nunca ha entendido que soy cruel y no graciosa.
- Si, como quieras decir, para mi seguirás siendo graciosa - Dice y me lo imagino encogiéndose de hombros.
- Eso es porque para ti todo es gracioso, pero ella es mala o ya olvidas el día que le hecho polvo extra picante al agua de las duchas de la escuela - Le dice Danna. Recordar ese día me hace reír, fue tan gracioso ver a todas las piojosas del equipo de porristas rascarse el cuerpo.
- Eso fue divertido admítelo Dan - Le dice su hermano.
- Bueno chicos siempre es un placer hablar con ustedes, pero ahora tengo que ir a hacer unas compras, bye. - Cuelgo la llamada antes de que puedan decir algo más.
Tomo las llaves de mi nuevo auto y mi bolso con las tarjetas de crédito. Bajo las escaleras y entro el mando de la puerta en mi pequeño bolso también, coloco un beanie n***o en mi cabeza y subo al auto. Tengo que admitir que mi bebé es muy cómodo.
Pongo en Google Maps el lugar donde quiero ir y mi móvil me indica el camino hasta el centro comercial.