-Te has despertado temprano el día de hoy – dijo Valery, saliendo de su habitación. La mujer tenía el pelo revuelto, los ojos adormilados y bostezaba con pereza, contrario a Georgia, quien para ese momento de la mañana ya estaba perfectamente arreglada, vestida y lista para un nuevo día de trabajo. -Buenos días para ti también – Georgia sonrío a su amiga y puso frente a ella una taza de café caliente humeante. Valery frunció el ceño, era extraño que Georgia tuviera aquella actitud tan positiva, en vista de los últimos acontecimientos. -Puedo preguntar, ¿Por qué estás despierta tan temprano? – cuestionó con curiosidad, al tiempo en que daba un sorbo a su café, que estaba más cargado de lo normal. -Tu tía fue muy paciente al haberme dado una segunda oportunidad, no quiero que piense

