La felicidad de mi suegro ha terminado en una celebración familiar en uno de los mejores restaurantes de la ciudad. Es inevitable que algunas personas nos miren y es que ni Silas ha dejado de ser quien es, ni Yanna ha dejado de ser la diseñadora famosa que muchos admiran. Puede que nosotros estemos tratando de dejar todo aquello atrás, pero eso no quita que la admiren y que incluso algunas jóvenes se han acercado a la mesa para pedirle una foto y ella, con la amabilidad que la caracteriza no se ha negado.
—Hija, ¿de verdad quieres dejar todo lo que has construido? —le pregunta mi suegro.
—Papá, ya lo hemos hablado con Pierre… necesito cambiar mi vida. No sé si vaya a dejar el mundo de la moda para siempre, pero por ahora quiero alejarme de esta ciudad, tener una vida tranquila donde este
